jueves, 3 de febrero de 2011

ME COMIO UN OBRERO

 Una noche llegó a mi casa un amigo el cual tenía una fama de mujeriego increíble. Le llamaremos el obrero, por cosas de la vida trabaja en construcciones por lo que tiene un cuerpo bien formado por el duro trabajo. Había llegado junto a otros amigos a pedirme les permitiera dormir en mi casa por que al día siguiente tenían que viajar a la capital para un tratamiento de litrotipscias (romper piedras del riñón por medio de ultrasonido.)
Como estaban salidos de un club nocturno de strippers de chicas. Les dije que se podían quedar a dormir pero que no había mucho espacio pues tenía en mi casa unos ahijados que estaban de pasada. Acomodé a unos de los que acompañaban al obrero en unos colchones en el piso de la sala y se fueron a dormir inmediatamente por lo cansado que estaban. Mis ahijados como viajaban de regreso a su país estaban dormidos profundamente en los cuartos de la casa. El obrero y yo hablamos un rato y le dije que le dejaría dormir en el futón que yo dormiría en el piso pues él era visita. Él me dijo que no tenía mal dormir y que podíamos dormir en el futón los dos. Yo le dije que tampoco tenía mal dormir.
Nos fuimos a dormir juntos como yo ronco un poco le advertí que se podía despertar. Me dijo que tenía un dormir profundo, nos acostamos en pantalones cortos, yo sin nada debajo y él con un slip bikini. A media noche me volteé y sin querer tropecé con su cuerpo fornido por el rudo trabajo, parecía que había golpeado la pared de lo duro que era. Volví a quedarme dormido y escuché alguien hablar, era él que tenía una pesadilla. Hubo un silencio y él se volteó hacía mis espaldas sentía su respiración sobre mi cuello. Eso me excitó un poco intenté alejarme un poco sin caerme del futón pero él volvió, se acercó a mi su respiración y su aliento a cerveza me tenía loco y cada vez más caliente.
Opté por acomodarme mirando hacia arriba con las manos a mis ambos lados. Como estaba tan cerca rocé sin proponérmelo su polla que era dura pero no erecta aún. Al no ver reacción de su parte me invadió un deseo de agarrarle la polla. Pero tenía miedo que alguien pudiera vernos o que él se disgustara. Él se volteó hacia mí dejando su polla entre su cuerpo y el mío. Yo con mucho cuidado, con el corazón bien acelerado, quemándome de placer al ver que su polla se estaba parando me acomodé de frente a él.
Comenzando una estrategia de avanzada conquistando terreno paso a paso para ver cuan lejos podía llegar. Comencé por sobarle suavemente la polla con la yema de los dedos. Al ver que no reaccionaba; procedí al próximo paso; levanté su pantalón corto y metí mi mano suavemente ganando centímetro por centímetro. Su polla comenzaba a reaccionar a mis avances y se ponía dura. Volví a intentar otra avanzada y metí mis manos por su slip tocando su polla dura suavemente hasta las pelotas, que tenía bien afeitadas. Mi corazón quería reventar, esperaba que en cualquier momento él diera un grito de rechazo. Tenía un volcán de cosas que pasaban por mi mente si él llegaba a gritar molesto.
Él se acomodó en el futón quedando su aliento y boca de frente a la mía. Volví a tener un reto ante mí, mi mano dentro de su slip, su polla dura y ahora su boca. Saqué mi mano del slip y comencé a pasarle la mano por su cabeza rapada fue cuando él abrió los ojos y sin decir palabra volvió a meter mi mano hasta su polla apretándola contra ella. Fue en ese momento que mis temores desaparecieron. Sabía que podía arriesgar más pero con la seguridad de no chuparle la polla. Era de unos19cm. No muy gorda pero apetitosa su glande tenía una ligera curvatura que parecía apuntar al cielo.
Al ver que la miraba con curiosidad me dijo que esa era su arma secreta con las mujeres que las ponía a gritar. Me confesó que nunca había tenido relaciones con un hombre. Mientras yo continuaba chupando tremendo ejemplar. En un descuido lo agarré por las nalgas duras bien formadas y apetecibles. Él me dijo que no le gustaba que las tocasen. Yo continué con mi labor de comerme aquel pedazo rico que tenía en mi boca. Él comenzó a gemir de placer porque yo se lo chupaba, desde arriba hasta abajo suavemente en ocasiones intentaba llegar hasta las pelotas. Lo repetí por varias ocasiones. Entonces le dije que me gustaría que me lo metiera pero suavemente.
Él accedió y comenzó a entrar, y sacar cada vez metía un poco más. Una vez que logró tenerla toda dentro de mí, su ritmo comenzó a aumentar y con el se escuchaban las pelotas cuando golpeaban mis nalgas; él gemía y aumentaba el ritmo; me mordía las orejas y decía que era la primera leche que echaba a un hombre, qué rico sentía. Yo no podía dar crédito a lo que escuchaba de aquel mujeriego. De momento le sentí flaquear de rodillas y al instante un chorro de leche llenó mi interior; era caliente después llegaron dos chorros más, dejándose caer su muscular cuerpo sobre mi espalda.
No podía creer que tenía un hombre en mis espaldas. Menos uno de tal reputación. De unas 160 libras de peso bien distribuidas. Le pedí que si podía abrazarlo por las espaldas. Se rió y me dijo, recuerda que soy hombre y no me gusta que me penetren. Yo estuve de acuerdo. Comencé por abrazarlo y besarle el cuello, sobar su cabeza rapada, tocar todo su cuerpo con mis ojos cerrados para grabarlo en mi memoria. Mientras lo besaba mi polla que goteaba leche por que no había sido pajeada, tocó su espalda sin querer él sintió el liquido y me dijo no quiero me penetres no me gusta.
Yo me disculpé y continué besándole, en una volteó su cara dándole un beso en la boca y fue cuando por primera vez el chupó la lengua de un hombre, con temor al principio pero luego con pasión. Su polla se volvió a parar. Pero yo me quedé en su espalda pero agarrándole la polla y pajeándosela mientras, la mía quería reventar. En un descuido él se pegó a mi cuerpo quedando mi polla sobre sus nalgas. Se quedó quieto y me asusté creía que discutiría conmigo, pero agarró mi mano y continuo pajeándose, entonces comencé a rozar mi polla sin circuncidar por sobre las duras nalgas del obrero.
Quería morirme fue cuando le dije que me correría y él dijo échala sobre mis nalgas que quiero saber que se siente. Como tenía rato si sacar la leche salió un chorro que se corrió hasta su ano y se asustó por que creía lo había penetrado. Pero al darse cuenta del charco de leche en el piso se rió y dijo ahorra me bañaré. Limpié el piso del baño y salimos. Por suerte nadie se dio cuenta.
Ese fue un día inolvidable para mí pues solo pude repetir con él una vez más antes que se casase.

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