viernes, 29 de julio de 2011

EL MEJOR SEXO 2

La primera vez que hable de mi amigo Berni, como un objeto de deseo y lujuria, me sentí demasiado excitado, principalmente porque nunca antes le había contado a alguien lo que paso con él. Pero lo que paso con él en la primera parte no fue el final de nuestra ‘’relación de amigos’’, sino que continuo tiempo después de sucedido lo que sucedió.
Todo comenzó un miércoles por la mañana, como era de esperarse y como ya sabrán, me levante muy tarde, y nuevamente todo me había salido mal, el agua de la ducha salía helada, el café instantáneo era todo lo contrario, el autobús se me paso, para cuando llegue a la escuela era tarde, muy, muy tarde.
Por consiguiente tuve que soportar risa tras risa y burla tras burla de mis compañeros, pero como siempre o casi siempre llegaba tarde, ya me había acostumbrado y a cierto punto eso me agradaba, ja, ja.
Al salir del colegio, luego de una larga y decadente jornada estudiantil, llene de libros mi mochila, y también de fotos de mi amado y me fui a mi casa. En el trayecto me fui acordando de los buenos momentos que habíamos pasado aquélla tarde en mi casa, mientras hacíamos el amor en el sofá como animales salvajes, y a la vez profesábamos nuestro amor, o por lo menos eso me pasaba a mí. Realmente nunca le dije a nadie que teníamos el record del mundo en querernos, y algo mas, pero la cosa es que extrañaba a esa persona que no solo me quito la virginidad en el sillón de forma totalmente brusca, sino que era dueño de mi corazón.
Casi siempre hablábamos por E-mails, pero por alguna rara razón, situación y/o circunstancia había algo que no nos permitía seguir hablando y teníamos que irnos, cuando no era un problema económico, académico, familiar, político, etc. Nuestro principal obstáculo actual a vencer, era la distancia, porque entre Córdoba y Buenos Aires hay 317 Km. y realmente era un trayecto largo y costoso. Pero surgió la situación perfecta que me permitiría volver a ver a mi amor, mi tío estaba muy enfermo en Buenos Aires y mi padre iba a ir solo, razón por la cual me ofrecí a acompañarlo. En realidad con mi tío no nos llevábamos del todo bien, o sea, que para mí era lo mismo que viviera o que se muriera, además con 97 años que no esperara ser Matusalén de un día para otro.
Emprendimos viaje, pues, y en el camino mientras mi padre se preocupaba por SU tío yo me preocupaba por MI amor del alma al cual hacia mas de un año que no veía, ni sentía un contacto físico ni nada que se le pareciera, en ese tiempo había tenido mucho sexo pero como él, ninguno.
Al llegar al hotel mi padre corrió a su habitación a cambiarse para salir luego donde mi tío, y yo, como siempre con la simpatía típica de mi persona y el sarcasmo correspondiente a la situación a enfrentar, durante el día: el viejo cascarrabias; durante la noche: que tan duro íbamos a gozar sexualmente mi Berni y yo.
Dentro de poco iba a sentir su piel rozando con mi piel y sofocándome con sus demás elementos, pero tendría que esperar a que mi padre se fuera, pese a que estábamos en habitaciones separadas, mi padre era un pesado que a cada rato quería saber que, como, cuanto y con quien estaba, o sea, no íbamos a llegar ni a un beso que el viejo ya estaría cerca nuestro.
Cuando se fue, fui a su habitación y me lleve a la mía su notebook, me metí en Internet y trate de localizar a mi amante, tuve una suerte increíble, porque justo lo encontré minutos antes de irse.
Lo primero que le pregunte era en que lugar se encontraba, que quería encontrarme con él, se rió, ya que pensaba que yo estaba en Córdoba, le dije que tenia una sorpresa para él, que tenia que ir a la habitación 134 del hotel Sheraton esa misma noche, él lo dudo, pero con cierta incertidumbre fue.
Golpeo la puerta, yo lo miraba por el ojillo de las mismas, y lo notaba como desalentado, como si lo hubiera echo ir en vano, cuando abrí la puerta se llevo la sorpresa de su vida, su cara era difícil de describir, la verdad que nunca se lo habría visto venir. El no sabia como reaccionar, por suerte yo si, como intentando abrazarlo, lo empuje dentro de la habitación y lo tire sobre la cama. Él me preguntaba que hacia en Buenos Aires e intentaba que mantuviéramos una conversación, yo tenia otra idea fija en mi cabeza, le sacaba como podía la ropa y quería eso, eso que hacia un año nadie me lo hacia como él.
Salvajemente lo empuje contra la cama, una vez ambos desnudos me monte en su pija y comenzamos a sentirnos vivos nuevamente, no te das una idea como necesitaba ese mástil partiendo mi cueva. Estábamos tan calientes que cada vez lo hacíamos más rápido y con más fuerza, era prácticamente una masacre sexual, se gozaba como nunca, pero había que estar ahí. Me puse en cuatro y me dio como nunca en su vida, las sabanas pasaron de un azul marino a un blanco barniz en menos de 10 minutos, y cada vez era más.
Lo mame, me mamo, nos mamamos durante largo rato, lo que más le excito era que antes de chupársela le dije que no pararía hasta dejarlo seco por completo. Ambos estamos embadurnados en el semen ajeno, nos frotábamos como nunca lo hicimos, la cama se movía con tal intensidad que en una ocasión casi se desarma, pero no fue impedimento para nuestra lujuria, ya que continuamos nuestro encuentro en el baño. Él se sentó en el inodoro y yo lo mame de arriba a abajo. Hasta que nos metimos a la ducha caliente, el agua que rozaba mis nalgas dilataban aun más mi rojo, dolorido y alegre culo que pedía mas y más pese a la brusquedad del asunto.
Agotados de tanto sacudirnos mutuamente, nos duchamos, nos vestimos y salimos a dar una vuelta por el lugar, en el camino me pregunto que hacia allí y a que había venido, le explique todo con lujo de detalle y que le extrañaba mas de lo normal. Además se justificaba por la manera con que habíamos garchado en la habitación.
Le único que pude responder a todas y cada una de sus preguntas fue un simple TE EXTRAÑABA MUCHÍSIMO.
Al día siguiente fue casi parecido a lo acontecido la noche anterior, lo cite de nuevo en mi habitación para ‘’charlar’’ y la verdad es que charlar era lo que menos hacíamos en cada uno de nuestros encuentros.
El sábado me invito a comer a su casa con su familia, ya que yo estaba solo y mi padre estaba con el viejo choto de mi tío, ni bien me lo propuso acepte. Su familia era de lo más agradable, simpáticos, muy amables en todo lo que hacían, trataban de hacerme sentir cómodo, pero en el único lugar en que yo me sentía cómodo era estando encima de mi amigo.
Después de comer, charlamos de esto y de lo otro, hasta entrada la noche. Fue cuando entro su hermana, y le dijo si podría cuidarle su departamento por dos días, ya que ella y su marido tendrían que salir de la ciudad por X razones. Momento que alegro a ambos en lo más profundo del ser, por lo menos él se ofrecería a cuidarle la casa, ella podría salir tranquila de la ciudad y yo obtendría nuevamente mi querida gasolina semi espesa.
Ya en el ascensor estábamos cachondos, esperando con ansias el tan esperado momento en que nuestros cuerpos se ubicasen uno dentro del otro y en un baile de sagaces movimientos pélvicos encontráramos la posición que nos hiciera gritar como cerdos desesperados por hacer chanchadas y embarrarnos en la fragancia a hombre que el otro emanaba, o sea en castellano: estábamos tan calientes que no aguantábamos mas, él necesitaba desenfundar su pija y yo necesitaba que me dejara el culo como un embudo.
No podía ni embocar la llave en la ranura de lo nervioso que estaba, tal vez la impaciencia de estar gozando como niños pequeños, tal vez la idea de volver por 19ª vez a tener sexo en una semana, o simplemente la idea de lamer el cuerpo ardiente del otro, que se yo... lo único que se es que la llave no entraba y yo necesitaba que me entraran.
Cuando por fin dio con la ranura, de la puerta desgraciadamente, entramos a toda carrera al living, parecía lucha libre, porque literalmente me levanto en el aire y me tiro contra el sofá, se me lanzo al mejor estilo salto del tigre, pero era una fiera en celo deseosa de poder reproducirse con su acompañante, el caso es que me arranco la camisa de un tirón y mis boxers quedaron para la miseria, técnicamente en el olvido, volaron por los aires y no los vi mas.
Me llevo en hombros hasta la cama y allí mismo me devoro con toda glotonería la pija, cada cabeceada me hacia ver mas y más cerca las estrellas, era un sexo cósmico desde un departamento de dos ambientes, pero el ambiente estaba demasiado agitado ese momento. Voluntariamente se puso como un perrito que quería sentir encima suyo a su dueño, dándole matraca loca hasta el final de la noche, que parecía nunca mas terminar, o por lo menos ninguno de los dos quería acabarse.
Le revente, prácticamente, esas hermosas nalgas atléticas que me pedían con inmenso rigor que no me detuviera en la actividad que realizaba y le diera y le diera, y él quería y quería, y yo le daba y le daba. Era un intercambio sexual en el cual ambos obteníamos algún beneficio, pero él recibió mi "Peneficio". La cama por poco no se convirtió en un montón de tablas suspendidas que sostenían un colchón con resortes que facilitaban mi entrada en el cuerpo de mi amor, o más bien, de mi victima sexual, que parecía morir con cada gemido y yo desaparecer con cada cogida.
En algún momento tendríamos que parar, pero ninguno quiso que eso sucediera, y lo que comenzó como una simple revolcada, termino 7 horas después que el cansancio y la satisfacción de ambos al notar tanto en las sabanas como en el cuerpo del otro que realmente habíamos logrado nuestro cometido y realmente la pasamos mas que bien, la pasamos bomba, sobre todo yo, que pude pasarme por entremedio de esas hermosas nalgas redonditas y respingonas que parecían destruidas. Aniquiladas de tanto frenetismo y desenfreno carnal, en ese momento podría haber escrito una nueva versión del Kamasutra con 780 posiciones nuevas, descubiertas en ese momento.
Simples suspiros y miradas de alegría se observaban en la habitación, no teníamos aliento, siquiera, para dirigirnos la palabra, pero con nuestras miradas de feliz cumpleaños y las sonrisas de oreja a oreja se comprendía perfectamente que el objetivo de una noche inolvidable se había cumplido. A la mañana siguiente, o debería decir: al mediodía siguiente, ya que habíamos amanecido como a eso de las 2 de la tarde, nos miramos con simples e inocentes miradas de amor, como se ve una pareja de enamorados después de haber pasado la noche mas maravillosa de sus vidas, un beso en la boca fue la forma de decir, buenos días.
Me dijo que me quedara en la cama, que me traería una sorpresa, pensé: me la va a volver a dar, yo me quede como me dijo, ni bien lo vi levantarse completamente desnudo y ver su hermoso culito se me paro una especie de músculo que se encuentra entre mis piernas con dos grandes bolas acompañándolo. Me lo quería coger nuevamente, pero decidí quedarme en la cama y esperar mi sorpresa, pero mientras esperaba me clave una paja mañanera, como para despertar a quienes todavía sigan dormidos, aparentemente no eran muchos los dormilones.
De repente entro en la habitación y me descubrió haciendo mis ejercicios manuales, y me quede con una gran satisfacción, porque justo cuando acabe lo que había empezado hacia 5 minutos, note en sus manos una charola con café, jugo y tostadas, me había traído el desayuno a la cama. Lo dejo en la mesa de luz y se sentó en la cama, justo en el momento en que dejo la bandeja lo empuje hacia atrás y comencé a besarlo desenfrenadamente.
- ¿Te gusta el desayuno que te prepare? –dijo con toda dulzura, lo que respondí fue que el era mi desayuno que me comería ya mismo, como seguía desnudo reavive la flama sexual que perduraba.
Le unte la mermelada en su marcado abdomen y comencé a deslizar mi lengua por ella, y en ocasiones seguía mas abajo de lo debido, lo que hacia a mi amigo arrancársele gemidos de felicidad, con grandes sonrisas recibía mis lamidas y mimos. Al culminar, o sea, 1 hora después, echamos la sabana a la lavar con bastante blanqueador, porque tenía una enorme marcha blanca que la atravesaba de punta a punta. No podíamos creer al ver el producto de tan ardiente encuentro, hasta nos reíamos y bromeábamos al respecto.
La semana continuo así hasta aquel fatídico jueves 20 de enero de 2005, día en que tendría que volver a mi ciudad con mi familia y la verdad que no me era fácil desprenderme de mi amado y menos después de lo que habíamos pasado.
Me invito a desayunar para recordar los buenos momentos, quedamos en encontrarnos justo ahí, yo salí antes porque yo estaba en el departamento y él estaba en la Universidad, le deje al portero la llave y partí rumbo al café, con mi enorme bolso de viaje, ya que tiempo después partiría para mi ciudad. Llegue y no lo vi, decidí esperarlo un tiempo por si algo había sucedido. Espere 10, 15, 20, 30, 50 minutos y no venia. 1 Hora, hora y media y no llego, y mi pasaje tenia hora para dentro de 40 minutos, así que decidí irme, en vista de que no había llegado.
En el camino me sentí súper mal, pensando en por que haría algo así, y justo ahora, me sentí decepcionado, herido, era un fuerte golpe a mis sentimientos prácticamente rotos.
Al llegar a la terminar de colectivos mire alrededor por si el venia, no vino. Cuando estaba subiendo escuché un grito muy lejano con mi nombre, pero no le di importancia.
Me senté y cerré la cortina por tanto sol. El colectivo partió y desde la autopista pude ver a mi amor que había venido a toda carrera a verme partir y por tanto transito se había demorado mas de lo debido.
Su cara de desilusión era casi parecida a la mía de tristeza, el silencio se apodero de Buenos Aires por unos instantes, luego de ese momento nos pusimos en contacto, él me explico lo que le había sucedido y yo lo perdone, porque al fin y al cabo de eso se trata el verdadero amor.
Volvimos a ser un amor a distancia, pero ahora mas unidos que nunca, y desde entonces recuerdo con mucha alegría a la persona que más ame en la vida.

martes, 26 de julio de 2011

EL MEJOR SEXO

Esta es una historia real, y fue tan importante que marco un antes y un después en mi vida, tal vez haya sido porque fue con la persona que más he amado en mi vida.
Todo ocurrió el jueves por la mañana en el plano habitual de mis mañanas, es decir, me levante tarde, iba tarde al cole, el agua de la ducha salía helada, se me quemo el desayuno y se me paso el colectivo, o sea, todo me había salido mal, casi todo.
Hace ya un tiempo largo estaba, charlando con un amigo que vive en la capital del país, hacia muchísimo tiempo que no nos veíamos y habían pasado muchas cosas entre nosotros, cosas fuertes, que con el paso del tiempo habían quedado atrás y éramos casi como hermanos, nos contábamos absolutamente todo.
Al salir de una larga y agotadora rutina de colegio me fui directamente y sin escalas al ciber a charlar con mi amigo, me lleno de emoción el saber que estaba del otro lado pero más aun cuando me dijo que vendría a visitarme en las vacaciones de invierno.
En mi rostro se presento una sonrisa pocas veces vista, una alegría indescriptible abarrotaba mi cuerpo como apoderándose de mí, esperando ese gran momento en que nos encontramos frente a frente.
Su nombre es Berni y es de Buenos Aires, es el ser más maravilloso y encantador que he llegado a conocer, además de ser inteligente, gracioso, simpático y hermoso, tanto por dentro como por fuera.
Como para las vacaciones faltaban solo 12 días organice su estadía desde su llegada hasta la partida, pasando por una serie de recorridos y fiestas que me tome la molestia de añadir también.
Los días pasaron volando, la noche anterior a su llegada me llamo y me dio las ultimas instrucciones antes de que llegara a la ciudad. Esa fue una larga noche y no dormí bien pensando que en unas horas estaría junto al amor de mi vida.
Su avión llegaría al mediodía y de la emoción que tenia me levante a las 6, me bañe, desayune, me probé ropa del armario hasta encontrar la adecuada, y partí con destino al aeropuerto.
Espere un rato largo y no venia, hasta que sentí una mano en mi hombro, era él. Pero no lo reconocí al instante sino hasta que me dijo quien era, estaba totalmente cambiado. Bronceado, con el cuerpo mas trabajado, en si, estaba diferente de cómo lo recordaba.
Subimos a un taxi que nos llevo hasta el hotel en que se alojaría en la ciudad, amplio, luminoso, bien ubicado, pero bastante caro. Dejo sus valijas y emprendimos un recorrido por la ciudad, mientras tanto charlábamos y nos poníamos al día de los hechos más transcendentales vividos por ambos, me llenaba de felicidad tenerlo cerca mío nuevamente, no podía creer que fuera cierto lo que estaba pasando.
Desde las 3 de la tarde a las 10 de la noche no hicimos mas que hablar, hablar y seguir hablando. Le propuse salir a bailar a un nuevo boliche en las afueras de la ciudad, se cambio al instante y como a las 12 pase a buscarlo por el hotel.
El lugar se llamaba ‘’La cueva del Oso’’ y fue lo que menos vi, pero vi varios chicos muy monos y uno que otro burro dotado en el baño, jeje, la música era excelente, la fiesta muy animada, y lo mejor era que todos en el lugar eran gays!!!!
Bailamos toda la noche y también tomamos, al terminar la fiesta nos fuimos al hotel porque Berni ya estaba cansado y yo había obtenido mas teléfonos y proposiciones que en mis mejores noches de reventón.
Ni bien llegamos me invito a pasar y yo acepte, al cruzar la puerta me dijo: - Me divertí muchísimo esta noche, solo falta algo para completarla, al finalizar esa frase me dio un beso que me llego hasta el alma y un poco más allá. Entramos a la habitación entre besos y abrazos, caricias y gestos, manos y labios ocupados en el cuerpo del otro, básicamente estábamos mas caliente que un volcán y más excitados que un hombre con sobredosis de viagra.
Llegamos adentro con una única dirección: la cama. Podríamos decir que no nos sacamos la ropa, nos la arrancamos mutuamente, era una típica escena de canibalismo en la cual alguno de los dos se terminaría comiendo el trozo de carne ajeno.
Lo tire sobre la cama y me apodere de su cuerpo como si fuese sola y únicamente mío y de nadie mas, por 5 largas horas fue completamente mío. Comencé por besarlo en la boca y fui bajando hasta llegar a su rígido y estático miembro que despertó de una manera increíble, parecía un reloj de sol anunciando la hora de un esperado momento, el sexual.
Lo agarre y comencé por mamarlo de arriba abajo como si fuera mi manjar, la frutilla del postre, la frutilla estaba en la punta pero yo quería la crema blanca, sus gemidos no se hicieron esperar y me dieron la señal de que estaba logrando mi cometido, hacerlo disfrutar de una noche espectacular.
Parecíamos poseídos, mentes, sexo, patas encontradas en la misma habitación, yo montaba y montaba su pene como si fuera mi transporte para salir de la oscuridad, ya que estaba viendo las estrellas y por poco el universo completo.
La escena comenzaba a tomar calor y el aire se nos hacia escaso, se manifestaba por los gemidos y la forma de jadear de ambos y el clímax pocas veces alcanzado a tal nivel que nos fusionábamos en uno solo, en una persona con dos mentes y un mismo fin: el deseo sexual cada mas avanzado de ambos.
Berni empezaba a tomar confianza y de a poco empezaba a demostrar algunos rasgos de frenetismo sexual, la metía mas fuerte, más rápido, me abría las nalgas de palmo a palmo como una flor en primavera.
Lo mame, me mamo, nos mamamos durante largo rato, hasta que no termine de hacerme gárgaras con su leche y blanquearme los dientes no me detuve, fue tan rico, era como tener un río de yogurt en la boca. Estábamos tan calientes que cada vez lo hacíamos más rápido y con más fuerza, era prácticamente una masacre sexual, se gozaba como nunca, pero había que estar ahí. Eran las 5 horas más increíbles de mi vida.
Rápidamente la noche quedo atrás y el amanecer comenzaba a asomarse como un nuevo invitado. Mientras yo me duchaba mi amado seguía durmiendo placidamente luego de una larga faena que trajo como resultado una colosal y enorme mancha en la sabana y en nuestros cuerpos.
Al salir del baño lo desperté con un beso que libero a mi príncipe de su estado de bello durmiente. Se fue a duchar y luego de eso fuimos a un café a desayunar. Mientras tomábamos el café y comíamos charlábamos sobre lo que había pasado la noche anterior Entre risas, insinuaciones, comentarios y sonrisas recordábamos lo que hace 7 horas habíamos hecho con total desenfreno y lujuria demostrado en contadas ocasiones lo que sentíamos el uno por el otro.
Por la tarde fuimos a dar una vuelta por la ciudad completamente que lo que habíamos vivos fue una fiel prueba de amor y confianza ciega en el otro, el compartir esa cama fue mas que una simple relación intima para mi, fue una expresión de contención.
Cenamos en un bellísimo restaurante y fuimos al lago del parque a dar una romántica caminata, nada podía arruinarlo salvo un fenómeno climático, la lluvia.
Volvimos al hotel completamente empapados pero riendo muchísimo sobre los temas de los que hablamos, y al estar frente a la puerta que nos llevaría al interior de la habitación me dio un beso profundo que casi me desarma.
Esta vez estábamos mas apasionados que antes y mas ansiosos que nunca, me sentía en las nubes al poder volver a realizar mi anhelado deseo y me sentaba en su miembro por querer volar por las nubes del deseo, no es lo mismo. Volvimos a la rutina habitual, el abajo y yo arriba, era ya un clásico, clásico que no me molestaría repetirlo miles o millones de veces si fuera necesario pero esta vez hubo cambio de roles, él fue el pasivo y yo su dueño por unas horas.
Yo estaba totalmente sacado, estaba cogiéndomelo como nunca antes se lo había hecho a nadie, ambos comenzamos a disfrutar del momento, él sentía como mi verga golpeaba en el interior de su cuerpo en un frenesí de placer, yo me sentía devorado por su ano, que todo mi cuerpo se encaminaba a ese hoyo que me incitaba a ser demacrado. El deseo era mutuo, y el placer impostergable.
Lleve sus piernas hasta mis hombros, abrí sus nalgas y comencé a darle toda mi sexualidad, la cara de placer de ambos era inexplicable, en esa noche pasamos por demasiadas posiciones buscando el verdadero éxtasis. Voluntariamente se puso como un perrito que quería sentir encima suyo a su dueño, dándole matraca loca hasta el final de la noche, que parecía nunca mas terminar, o por lo menos ninguno de los dos quería acabarse sin antes recordar lo vivo hasta el momento, le di todo lo que me pidió y hasta mas.
Me largue de cabeza a esa cabeza, le mamaba cada rasgo de su verga lechera, que emanaba sin cesar un sinfín de leche hirviendo. Al pajearlos sentí como si ordeñara a un toro de 28 cm., lo pajee con fuerza y sin piedad.
Me pajeo, me coló 3 dedos en el culo y me volcó toda su rabia, nuevamente, en mi culo, mi culo chorreaba 2 litros de rabia blanca, y semi - espesa, lo acosté mirando arriba y me le subí encima, mientras yo lo cabalgaba, él disfrutaba del paseo y gritaba como una vieja loca de sexo - mas, mas, cabalga mas, que la garcha no se me acaba - decía gimiendo y pidiendo mas de mi participación, que aparentemente funcionaba en su miembro.
No había mucho para explicar, le di todo de repente y aun más, pero lo que más nos gustaba era la sensación de ambas satisfacciones encontradas, tuvimos mas de 13 acabadas y eran pocas para todo lo que queríamos hacer, hacernos el amor era demasiado romántico y cogernos como perros era demasiado vulgar, digamos que lo que ambos buscábamos era satisfacer el deseo oculto en el corazón de ambos.
Me sacudía la cola de una forma tal que mi cuerpo pedía más y mas, y mi mente pedía clemencia y piedad, la podía sentir hasta la capa mas interior de mi ano, como si por poco y mas no me atravesaba de punta a punta. Sentía como sus huevos chocaban contra mis nalgas y como su pija no paraba de tomar dimensiones increíbles, su cabeza estaba roja como una cereza y sus huevos hirviendo como una pava ebuyendo agua caliente, y de ahí a la ducha.
Esperaba que me la pusiera con su pija juguetona, que escarbaba en mi cola como un perro en un jardín, me sacudía con fuerza y calentura dignas de un guerreo romano, tirabamos el jabon a propósito y competíamos a ver quien tenia mas gemidos.
A la mañana siguiente mientras él dormía mande traer el desayuno, era delicioso, para cambiar un poco la manera de empezar el día lo desperté de una manera particular. Como estaba desplomado sobre la cama completamente desnudo me le subí encima y comenzaba a frotarme a su cuerpo, su ‘’amigo’’ fue el primero en despertarse y ponerse rígido y luego él con una sonrisa en la cara, le gustaba y se le notaba.
Me pregunto que hora era, intento levantarse pero yo se lo impedía y lo obligaba a ser mi esclavo sexual durante otro momento mas, no eran ni las 10 de la mañana y ya estábamos cogiendo de nuevo. Le unte la mermelada en su abdomen y comencé a lamerlo, voluntariamente se puso un poco en la cabeza de su pija y la lamí tanto que continué , aun, cuando no había más dulce, me abrió las nalgas y me puso crema batida, me lo chupo hasta el fondo.
Se puso en cuatro y le entre como a la sidra en navidad, y su pan dulce estaba embadurnado de leche de toro en celo, su cola goteaba por donde la vieras, y su cara, me inspiraba a no detenerme hasta dejarle un río de leche en el ano.
Esa tarde tendría que volver a su ciudad, así que lo hicimos 5 veces antes de irse, a las 23 hrs. partiría su avión, así que lo hicimos lo suficiente para que me recordara a mi, a mi ciudad, al hotel, mi culo, mi boca, mi pija y nuestros deseos sexuales vueltos realidad.
Lo acompañe al aeropuerto y verlo alejarse de mi cuerpo recordaba con anhelo lo que viví junto a mi mejor amigo, que a su vez fue mi mejor amante y me dio EL MEJOR SEXO.

sábado, 23 de julio de 2011

USANDO MI BOCA

La imagen de un pene, siempre me impacto, la verdad es que me gustan muchos los penes, pese a tener novias con las cuales casi siempre tengo sexo, pero un día al ver una película gay, en una escena en donde un chico le chupa el pene a otro, y viéndolo como disfrutaba comiéndoselo hasta sacarle el semen, despertó mi curiosidad.
Pues resulta que siempre me juntaba con tres amigos, Joaquín, Luis y Mario, los tres hacíamos pachangas, nos llevábamos chicas, las compartíamos en nuestras noches de juerga.
Una noche que nos encontrábamos de campamento, por la noche sacamos unas botellas y empezamos a hacer apuestas de quien era el mas atrevido de los tres, hicimos cuanta tonterías y seguíamos empatados, Mario se metió de noche a la laguna a nadar desnudo por ejemplo; pero no dejábamos de competir en todo, derepente dije voy a hacer algo que los va a dejar sorprendidos, entonces a mi lado sentado se encontraba Mario tiritando de frío por que solo llevaba una toalla a la cintura, entonces me agache hacia él le tome del pene y dirigí mi boca hacia su pija, al probarlo había descubierto que si era rico chupar un pene, demomento no pude mas me lo metí todo en la boca hasta mi garganta, al alzar mi vista vi que Mario disfrutaba lo que estaba haciendo, entonces voltee y vi a losotros dos con los ojos desorbitados viendo lo que hacia, eso sirvió para que me excitara mas.
Lo tome por los testículos con una de mis manos, mientras me metía y sacaba su pene de mi boca, ahí fue la primera vez que probé su liquido preseminal, que laverdad era bastante resbaloso, pero riquísimo, siempre que podía se la apretaba un poco mas para obtener ese liquido tan rico para mi; volví mi mirada a los otros dos y entonces me percate que tenían sus penes paradísimos, y no quitaban lo mirada de la chamba que le estaba haciendo a Mario.
El pene de Mario cada vez sentía que sabia mas rico, y seguí, de momento sentí que se puso durísima, sabia lo que vendría, lo talle con mi mano, y el empezó a eyacular en mi barbilla embarrándome todo el cuello, sentí ese liquido calientito bajando por mi cuello, Mario jadeaba de placer, entonces todo termino, me dirigí al baño y me lave el cuello y algunas salpicadas de semen que tenia en mi barbilla, en mis mejillas y en mi cuello, al regresar todos estaban mudos, pero esa noche me dijeron que yo había sido el mas atrevido de ellos, lo cual me dio mucho gusto, pero no mas de haberme comido el pene de Mario.
Seguimos echando copas, salieron algunos comentarios como de que tenia una boca que parecía aspiradora, que era un come hombres, y que hacia unas chambas o trabajos fabulosos.
Nos fuimos a dormir, el primero en dormirse fue Mario, todos comentaron que después de lo que le había echo estaba cansadísimo; uno a uno nos fuimos durmiendo, hasta que todo quedo en total silencio.
Serian como las 4 de la mañana, me encontraba durmiendo boca arriba, cuando de momento vi a Joaquín que tenia junto a mi mejilla su pene, él se estaba masturbando junto de mi boca, lo único que hice es girar tantito la cabeza, abrir la boca y recibir el pene de Joaquín, él se puso encima de mi mientras se lo seguía chupando, lo tome por las nalgas y lo empujaba para que me penetrara la boca, era delicioso, de vez en cuando me la sacaba de la boca y yo le ensalivaba el pene y de nuevo adentro hasta mi garganta, de momento se puso duro su pene, entonces no me dio tiempo de nada, y empezó a eyacular dentro de mi boca, primero no sabia que hacer, pero cuando tenia toda llena mi boca empece a comerme todo su semen, al principio lo había tomado como desagradable, pero como fui comiendo me gusto mas, no deje escapar una sola gota aunque su eyaculada fue tremenda, me tragué todo y después de haber terminado le deje totalmente limpio el pene, sequecito y sin una gotita de semen.
Él se bajó de encima de mi, pero de momento vi que Luis estaba sentado viéndonos, él se estaba masturbando, entonces le dije que si quería una mamada, me dijoque si, se dirigió hacia mi y se monto encima de mi, lo tome por el pene y lo dirigí a mi boca, después de un rato de estarlo chupando me lo saque de la boca, y me baje a sus testículos, primeramente se los bese, después le pase mi lengua y finalmente me los metí a la boca, esto sin dejarlo de masturbar con mi mano, él ya no podía mas, entonces recordé la comida de semen que me había dado Joaquín y quise comerme todo el semen de Luis; con tanto barullo Mario se despertó, y se sentó a ver lo que sucedía, entonces a Luis se le puso increíblemente dura, y soltó el primer chorro que hábilmente lo cache con mi lengua, para después dejar la cabeza de su pene dentro de mi boca, y recibir todo el semen que de el salía, no saben como me gusto, cada vez mas, lo probaba y siempre quería un poco mas, pero ya estaba demasiado cansado.
Luis se recostó a un lado de mi, entonces le dije que faltaba yo, Luis y Joaquín solo se miraron, entonces Mario dijo, yo te ayudo pero no pienses que te la chupe, entonces le dije que si, y acostado boca arriba abrí mis piernas y Mario se puso entre ellas, entonces se escupió la mano, y empezó a masturbarme durisimamente, era demasiado para mi, de vez en cuando Mario escupía desde lejos mi pene y me lo frotaba con su mano, hasta que no pude mas y eyaculé, Mario solo se hacia un lado esquivando los chorros de semen, y quería irme a lavar pero no pude mas, estaba exhausto, entonces Mario dirigió su mano llena de mi semen a mi boca, y me dijo límpiala, me comí mi propio semen de su mano, hasta no dejar nada de el.
Al otro día, como siempre no comentamos ya nada, y regresamos a nuestra ciudad, a mi me dolía mi mandíbula de tanto tener la boca abierta, pero lo olvidaba cuando recordaba el olor del semen de mis amigos y sobre todo su sabor.

miércoles, 20 de julio de 2011

NOCHE EN EL CALABOZO

Aquella noche yo había salido con el coche de mi padre, un deportivo estupendo que yo procuraba usar cuando él no estaba. Claro que había un problema: yo no tenía carnet de conducir. Me encanta conducir a gran velocidad, así que puse el vehículo a no menos de 180 kilómetros por hora. Así que no fue raro que, poco después, una sirena se situara detrás de mí. Era la policía. Un coche me adelantó a gran velocidad y se situó delante mio, hasta hacerme parar en el arcén de la carretera. Dos policías bajaron rápidamente y me encañonaron. Yo estaba muerto de miedo, aquello me podía costar caro; ya veía las consecuencias: el correccional, con chicos delincuentes que cualquiera sabe qué podrían hacerme, el futuro en entredicho, sin universidad ni posibilidad de estudiar en los centros exclusivos a los que esperaba acudir, ya que mi familia tiene posibles.
El caso es que los policías me sacaron del coche, me colocaron con violencia sobre el capó y me cachearon. Yo llevaba puesto sólo un pantaloncito corto y una camiseta, porque la noche era calurosa, y los policías poco tuvieron que registrar. Sin embargo, el que me registraba creyó percibir algo entre mis piernas, y me ordenó bajarme los pantaloncitos. Lo cierto es que lo que me pasaba era que, con la velocidad tan enorme que había conseguido, se me había puesto una erección de caballo, y tenía todavía el carajo como una piedra, y el poli debió creer que escondía una pistola en el bulto del pantalón. Me bajé el pantalón, como quería, y me quedé con mi pequeños slips que apenas podían contener el nabo que pugnaba por salirse.
Los policías sonrieron y se miraron entre sí. No supe entender qué significaba aquella sonrisa, aunque no tardaría mucho en saberlo. Me ordenaron entrar en su coche, en la parte trasera. Uno de ellos se sentó a mi lado en el vehículo, mientras el otro arrancaba. El policía que estaba a mi lado dijo:
-Bueno chico, creo que es hora de que empieces a pagar tu penitencia.
Y el tío se abrió la bragueta y sacó un pedazo de nabo de no menos de 20 cm. de longitud. Yo me quedé de piedra, no sabía qué quería aquel agente, aunque empezaba a tener alguna idea. El hombre, que tendría como 30 años, me tomó por la cabeza y me obligó a agacharla hasta situarla delante de su polla. Yo me resistí, nunca había hecho una cosa así, a mí me gustaban las mujeres, de hecho tenía una medio novia que ya me la había chupado unas cuantas veces y que me hacía pajas. Pero aquel hombre tenía una fuerza tremenda, y quisiera o no, me vi obligado a tragarme aquel gran cacharro. Me dieron unas arcadas, pero el tío entonces me obligó a metérmela más adentro aún, y la cabeza de aquel glande traspasó limpiamente la campanilla.
-Mira el mamón, se la ha tragado entera, tiene unas tragaderas enormes, tiene que ser un gran puto.
Yo no podía decir que era mi primera vez porque no podía hablar, con aquel gran cacharro encajado hasta la garganta. El tío comenzó a follarme, tomándome del pelo, metiéndome el nabo por la boca, sacándolo, metiéndolo, sacándolo... Cada vez que lo hacía me metía aquel carajo entero, parecía que ya se había aprendido el camino y no volvieron las arcadas, entraba perfectamente en mi orificio bucal. Yo sentía aquel gran pedazo de carne entrarme tan adentro, y realmente sólo podía sentir terror, el pánico del momento, estar siendo violado por un agente de la ley, sin poder hacer nada. De pronto noté algo viscoso y caliente en mi boca, que me llegaba por oleadas, y comprendí que el tío se estaba corriendo dentro de mi. No pude hacer otra cosa más que tragarme aquella marea de leche, mientras el policía gritaba de placer dentro del coche.
Me apartó de un empellón y se guardó la polla, cuando ya no quedó más leche que tragar. Yo me eché a un lado, lloroso, sin saber qué había pasado, aunque tengo que reconocer que aquella situación, lejos de bajarme la hinchazón de mi nabo, me lo había puesto aún más a tope; estaba muy excitado, no sé si por la violencia que había ejercido el agente, o por aquel gran pedazo de carne que me había obligado a chupar, o por el sabor (debo reconocer que estaba muy lejos de disgustarme) de la leche que me había tenido que tragar.
Todo fue correrse el agente de los 30 años cuando el otro, el que conducía el coche, lo aparcó a un lado del arcén.
-Bueno, ahora me toca a mí, tío, no vas a follártelo tú solo...
El que estaba a mi lado se salió del vehículo y fue sustituido por el otro. El primero se puso al volante y el segundo me puso su vergajo, algo más pequeño que el otro (no menos de 18 cm, de todas formas), pero más grueso, frente a la boca. Yo me hice un poco de rogar, entre otras cosas porque seguía muerto de miedo, pero el tío me agarró de los pelos y me hizo sepultar su nabo en mi boca. Aquella era una barrena gordísima, por lo menos medía 6 cm. de diámetro, y tuve serios problemas para alojarlo dentro de mi cavidad bucal, si bien el policía contribuyó decisivamente con un guantazo que me hizo arder la mejilla y apresurarme a meterme aquel vergajo en la boca. El poli debía estar muy caliente, porque se corrió enseguida. Me obligó a tragarme la leche, y ésta me supo aún mejor que la primera; se ve que le iba tomando el gusto...
Cuando llegamos a la comisaría, el primero de los agentes que me había violado me dijo:
-Ahora, chitón sobre lo que ha pasado, o te parto la cara.
Y lo dijo con una determinación tal que lo creí a pies juntillas.
Entramos en la comisaría, había poca gente, sólo algunos polis y unos cuantos delincuentes de poca monta prestando declaración.
El primer policía me llevó hasta una puerta que decía "calabozos", y me introdujo dentro de la estancia. Allí había otro agente, con el que el primero cruzó un guiño, que yo capté porque estaba muerto de miedo.
-Pon a este pipiolo con Mohamed, anda, a ver si se le quitan las ganas de correr con el coche.
Yo no sabía quién era el tal Mohamed, pero me hacía alguna idea. El policía de los calabozos me llevó hasta una estancia con una reja. Allí, tumbado en la litera de abajo, había un negro descomunal, grande como un toro; era Mohamed, claro.
Me hizo entrar en la celda, y el guardia se marchó, no sin antes decirle al negro:
-Preséntale tus "respetos" al chico, Mohamed...
El negro se incorporó, me tomó de los hombros y me arrojó como una muñeca sobre la cama. Yo era incapaz de hacer nada, aparte de que poco podía hacer contra aquella mole de más de 2 metros de altura y complexión fortísima. Con horror vi como se bajaba el pantalón del chándal que llevaba, mostrando, bajo un pequeño slip, una enorme masa que pugnaba por escapar de aquel pequeño habitáculo. Me acercó la pelvis a mi cara y se sacó un nabo de campeonato, negro y potente; el carajo del policía, que me pareció grande, era como de juguete al lado de aquel cacharro impresionante, no menos de 28 cm. de polla, con una cabeza aún más grande, cuyo diámetro no debía medir menos de 7 centímetros. Me agarró por el pelo y dio un fuerte tirón hacia atrás; por el dolor que me produjo, yo abrí la boca, y el negro me encalomó dentro el glande, que apenas si me cabía. Empezó a follarme, y yo creí que me ahogaba. Era demasiado grande aquello, así que decidí que tenía que hacer lo que fuera para salir con bien de aquel trance. Ahuequé la garganta, como había hecho antes con el policía, con la esperanza de que así aquel obús tuviera mejor cabida en mi boquita de piñon y no me partiera los dientes o me desencajara la mandíbula. Afortunadamente, mis tragaderas volvieron a funcionar, y aquel gran pedazo de carne, del que sólo había entrado apenas diez centímetros, penetró otros seis o siete, no sin esfuerzo. Pero afuera quedaban todavía no menos de 10 o 12, y parecía como si tuviera ya un toro dentro de la boca. No sé cómo saqué fuerzas de flaqueza, abrí al máximo mis tragaderas, coincidiendo con una de las emboladas del negro, y el nabo se me encajó, enterito, dentro de la boca, traspasando limpiamente las amígdalas y buscando la garganta. Tenía la nariz ya enterrada en la pelambrera púbica del negro, y con el labio inferior tocaba sus huevos, que iban y venían, conforme el tío me follaba por la boca. De buenas a primeras el negro dio un gran alarido y dentro de mi boca se sucedieron los chorros de semen, uno tras otro, aquello era como el rabo de un caballo corriéndose. Noté que me ahogaba y saqué, como pude, la polla; los últimos trallazos cayeron en la lengua, pero ya sabía que la leche era muy sabrosa, y la de aquel negrazo resultó serlo aún más.
El negro me mantuvo la polla en la lengua hasta que ya no quedó nada, y exhausto como estaba creo que no se dio cuenta de que yo le di un lengüetazo en el ojete del glande, rebuscando alguna gota postrera. Cuando acabó, Mohamed me tiró al suelo y se tumbó en la litera, en la parte de abajo. Curiosamente, se quedó dormido casi instantáneamente.
Yo, con la mandíbula casi desencajada por aquella enorme mole que me había tenido que tragar, me quedé mirando aquel espectáculo: el negro estaba tirado cuan largo era en la litera, con los pantalones del chándal y el minúsculo slip bajados y el nabo, ya morcillón, colgándole, aún enorme, entre las piernas. Tuve entonces que reconocer que no había visto nunca un espectáculo tan fabuloso como aquel, y que el recuerdo de la leche que todavía guardaba en mi paladar, el semen de aquel prodigioso ejemplar de raza negra, era algo que nunca olvidaría. Casi mecánicamente, sin pensarlo dos veces, sin imaginar siquiera qué podía ocurrir si el negro se despertaba, me aproximé a aquel gran nabo que, ya en estado de reposo, medía no menos de 16 o 17 cm., y me metí el glande en la boca, primero con cuidado, pensando que Mohamed podía despertarse, después ya con más confianza, cuando me di cuenta de que el negro había entrado en un sueño profundísimo, tras haber vaciado dentro de mí toda su leche. Ahora que podía saborearlo bien, sin la presión ni la violencia ejercida, me di cuenta hasta qué punto aquella polla era deliciosa, un gran ariete de carne negra, salvo en el glande, donde se tornaba rosácea. Chupeteé con regodeo aquel capullo enorme, y pronto percibí con júbilo que mis esfuerzos estaban teniendo respuesta: aquel cañón de carne se fue llenando, poco a poco, extendiendo sus poderes, empalmándose suave pero perceptiblemente. Lo chupé a lo largo del mástil, y descubrí entonces unos huevos enormes, grandes y negros, que me metí en la boca, uno primero, después el otro, sintiendo un gran placer al sentirlos dentro de mi cavidad bucal. Cuando me cansé de chupetearle los huevos pensé que quizá hubiera algo también sabroso más abajo. Con cuidado, y también con gran esfuerzo, levanté las piernas del gigante, encontrándome con un culo delicioso, firme y musculoso. No me pude aguantar al ver aquella visión y comencé a chupetearle las cachas. Chupando, chupando, llegué hasta la raja que separaba los dos hemisferios del trasero. Estaba tan excitado que pensé que por qué no le chupaba también el agujero del culo, que quizá fuera también una buena experiencia, como había sido tragarme la leche. Levanté un poco más las piernas del negro, le abrí las cachas, y allí estaba, un agujero negro dentro de un culo negro y deliciosamente erótico. Sumergí mi lengua en aquél recóndito hueco, primero con precaución, después ya decididamente, cuando me di cuenta de que sabía a macho, a sudor y a hombre, a ser primitivo, a carne y oscuridad; aquél sabor me fascinó, hasta el punto de que sentí que, dentro de mis pequeños slips, me acababa de correr sin siquiera tocarme. Seguí chupando, metiendo cada vez algo más de mi lengua dentro de aquel agujero caliente y sexual, hasta que enterré mi nariz entre sus dos cachas y la baba me resbalaba ya por la barbilla. Debía tener dentro del orificio del negro no menos de 8 cm., con la lengua totalmente al límite de sus posibilidades elásticas, y me mantuve así, chupeteando, durante un rato, hasta que tuve que retirar la posición porque las mandíbulas ya me dolían.
Miré, ya retirado de mis nuevas posesiones anales, a Mohamed, y comprobé que seguía durmiendo como un lirón. Su monstruoso nabo, tal vez por la acción de mis lengüetazos en zona tan íntima, estaba totalmente erecto, y entonces se me pasó una idea por la cabeza, al tiempo que un escalofrío: y sí...
Me puse manos a la obra, aún pensando que podía ser peligroso lo que había pensado dentro de mi calenturienta mente, en aquella noche en el calabozo que había tomado un giro tan inesperado. Me quité los pantaloncitos cortos y el slip, también la camiseta, y me metí un dedo, previamente untado de saliva, en mi culo. Me costó un poco de trabajo, aunque es cierto que, con la excitación, estaba un poco abierto; lo roté, como supuse que se hacía, y después metí otro dedo más, que me costó algo más de trabajo; el tercero y cuarto dedos también fueron problemáticos, pero una vez que lo conseguí, me di cuenta de que mi agujero anal estaba razonablemente abierto, al menos teniendo en cuenta que hasta entonces yo era totalmente virgen por aquella zona. Tragué saliva y me dispuse a hacer lo que pensaba. Primero le di unos buenos chupetazos al pollón del negro, hasta dejarlo bien ensalivado; después me puse a horcajadas sobre él, colocando el nabo gigantesco apuntando hacia mi agujerito del culo. Coloqué el glande del negro justo en el umbral, y sólo meterme la punta ya me dolió. Pero estaba decidido a hacerlo: me dejé caer lentamente, poco a poco, sobre aquel mástil de carne, y noté cómo mi culo se iba abriendo como en canal mientras aquella barrena, enorme y gordísima, iba perforándome interiormente. El dolor era intensísimo, pero gradualmente el dolor fue siendo sustituido por un placer indescriptible, hasta el punto de que llegó un momento que no supe cuál era el dolor y cuál el placer, hasta ser los dos una sola cosa, una experiencia impresionante. El nabo siguió entrando, poco a poco, en tan reducido espacio, y yo sentí cómo me llenaba totalmente, como aquel mástil de carne y sangre me partía en dos para hacerme sentir, más que nunca, lleno de placer sexual. Por fin conseguí que aquel inacabable rabo terminara de alojarse dentro de mi culo, y cuando me senté sobre el cuerpo del negro, era como si estuviera ensartado en una lanza o en un arpón, sentía una barra caliente, hirviendo, dentro de mi cuerpo; me quedé así un instante, disfrutando de aquel momento inigualable, y después comencé un metisaca, primero despacio, después, lentamente, más acelerado, hasta que el negro, todavía durmiendo, se me corrió dentro; sentí entonces cómo una marea líquida y caliente, espesa y viscosa, dentro de mi cuerpo, y yo mismo me volví a correr también, sin siquiera tocarme el nabo. Llené el pecho del negro de mi semen, y lo rebañé con el dedo, rechupeteándome con mi propia leche, que estaba riquísima. Me salí, poco a poco, del nabo del negro, dejándome el culo ardiendo y con una gran oquedad. Se me ocurrió entonces otra temeridad.
Me coloqué con el culo sobre la boca del negro, y pude disfrutar entonces del espectáculo de ver cómo la leche de Mohamed caía, poco a poco, sobre la boca del negro, que tenía entreabierta; conseguí que el semen cayera entre los dientes, así que el gigantón estaba probando de su propia medicina.
Realmente el sueño del negrazo debía ser a prueba de cañonazos, porque le había mamado la polla y el culo, me había autofollado con su nabo y le había echado leche en la boca, y ni por esas se había despertado (afortunadamente para mí, porque cualquiera sabe qué hubiera hecho si se hubiera dado cuenta).
Me bajé de la litera y miré casualmente hacia la reja del calabozo; cuál no fue mi sorpresa cuando me encontré, mirando entre los barrotes, al policía encargado de aquella zona, al que guiñó el primer policía que me violó.
Cuánto... cuánto tiempo lleva ahí-conseguí articular, sintiendo volver el miedo.
-Todo el tiempo -dijo el policía con una sonrisa pícara.-Bueno, ahora me toca a mí, ¿no? No irás a dejar a papaito sin su ración...
Y me hacía señas con el dedo para que me acercara a él. Yo lo hice, temeroso de lo que pudiera ocurrir, sintiendo todavía el agujero del culo como un colador, desnudo como vine al mundo.
Cuando estuve a su alcance, el policía me tomó de los hombros y me hizo agacharme. Me encontré entonces que, entre las sombras de los barrotes, aparecía una verga bien grande, quizá sobre 24 o 25 cm., y gorda, con una gran cabeza.
-¿No quieres darle un besito a mi muñeco, putito? -Me preguntó el policía.
Yo, cuando vi aquel manjar, no me hice de rogar. Abrí la boca al máximo y me metí aquel gran glande dentro. Era enorme, casi tan grande como el del negro, y el policía dio un golpe de pelvis y me alojó la mitad dentro de la boca.
-Así, así, grandísimo maricón, quiero que me la chupes bien chupada.
Yo obedecía, más por mi placer que por el suyo, y mamaba glotonamente aquel vergajo, que sentía entrar más y más dentro de mi boca; traspasó las amígdalas, camino de la garganta, pero antes de terminar de encajarse totalmente en mi boca, el policía dio un gran grito y se salió casi hasta la entrada, soltándome en plena lengua siete u ocho trallazos de leche riquísima. El policía se echó hacia atrás mientras decía:
-Grandísimo puto, que bien sabes mamarla, como se ve que has chupado miles de pollas, con lo joven que eres...
No sabía el tío que la suya era la cuarta polla que mamaba, y además todas en aquella misma noche.
El policía se retiró, supongo que a los servicios, y yo volví a la litera. Allí seguía Mohamed, con su vergajo al aire, de nuevo en reposo, y no me pude resistir: me metí el glande en la boca y pronto se lo puse a tono. Como tardó más en descerrajar su leche, pude disfrutar un buen rato de chupetearle el nabo a placer. Cuando por fin se corrió, pude gozar de aquella leche, más reposada, más suave, que las otras que ya me había descargado el negrazo. Pero casi al momento de terminar de correrse, el negrazo se despertó y me encontró todavía agarrado por la boca a su polla. Yo me eché a temblar; afortunadamente no parecía darse cuenta de que en su boca tenía cierta cantidad de su propia leche, pero podía hacerme cualquier cosa. Sin embargo, lejos de pegarme, el negrazo se levantó, me tomó del pelo y me puso el nabo sobre mi boca. Yo la abrí, pensando que quería que se la chupara nuevamente, pero cuál no fue mi sorpresa cuando el tío comenzó a mearse dentro de mi boca. Al notar aquel líquido caliente y ácido, hice ademán de cerrar la boca, pero el negro me largó un guantazo tremendo, así que opté por dejar la boca abierta; aquel líquido tan íntimo fue cayendo por mi lengua, por mis encías, por mis dientes, y pronto me di cuenta de que en absoluto tenía un gusto desagradable, sino más bien lo contrario; me excitó aquello muchísimo, hasta el punto de que me empalmé de inmediato y me corrí de gusto, en el suelo, mientras el negro seguía usándome como su water particular. Fue una meada larga y cálida; se ve que había bebido mucho durante el día y que hacía tiempo que no iba al servicio. Cuando terminó, se la sacudió un poco, y creo que no llegó a darse cuenta de que la última gota de meado que le quedaba en el glande se la robé yo de un lengüetazo. Hecho esto, el negro se tiró de nuevo en la litera, ahora bocabajo, y se quedó de nuevo dormido como un tronco. Me ofreció entonces un panorama espectacular: su culo quedaba totalmente en pompa, diciendo "cómeme, cómeme". Envalentonado por lo que estaba gozando aquella noche singular, le abrí las cachas y, como antes, le metí la lengua en el agujero, disfrutando de aquel olor y sabor netamente masculinos, hasta que la lengua ya no dio más de sí. Exhausto, me tumbé en la litera de arriba, y me quedé dormido al instante.
A la mañana siguiente, me despertó el policía del calabozo, como si no hubiera pasado nada.
-Vamos, chico, hora de irse a casa.
Yo me desperté y pensé que todo había sido un sueño, pero cuando bajé de la litera vi al negro que todavía estaba desnudo y bocabajo, con el culo en pompa que yo había estado chupando como una perra en celo pocas horas antes.
El policía me sacó del calabozo, mientras yo miraba por última vez al negrazo.
Ya en el vestíbulo de la comisaría, tras echarme la filípica el sargento, me atreví a preguntarle:
-Sargento... Mohamed, ¿por qué está aquí?
El sargento, sin mirarme siquiera, dijo:
-Borrachera.
Salí de la comisaría, entré en un bar que estaba enfrente, pedí un refresco y allí esperé. A la hora y media salió el gigante de ébano. Me fui tras él; todavía no sabía aquel negro descomunal que había encontrado un esclavo dispuesto a mamarle la polla sin descanso, a tragarse toda la leche que fuera capaz de fabricar, a dejarse follar cuantas veces fuera necesario, y a tragarse todos los meados del resto de su vida.

domingo, 17 de julio de 2011

MI AMIGO DEL COLEGIO

Me llamo David, tengo 16 año, soy moreno claro, alto, delgado un poco de gimnasio, soy pasivo, debo decir que soy nalgon y soy guapo, ademas soy de Centro America, todavia no puedo creer lo maravilloso que me paso, en el colegio hay un chico de 17 años, se llama Geovanny, es alto, moreno claro, pelo risado castaño, ojos color miel, es guapo, cara bonita, eso si, bien musculoso por todos lados, va diario al gimnasio, usa el uniforme tallado y todo su hermoso cuerpo se le repinta y su paquete ni se diga, mmmm.
Desde el primer dia que lo vi me gusto mucho y le comence a hablar con cualquier excusa, me he pajeado pensando en él y he tenido sueños humedos con, en el aula de clases a cada rato lo miro, pero me daba pena pensaba que iba a notarlo.
La semana pasada la profesora de Química nos dejo un trabajo en pareja, le dije que lo hicieramos juntos, quedamos de reunirnos en la tarde en su casa, a las 2pm llegue a su casa, la casa es bien bonita, vive solo con su papá, estabamos los dos solos, hicimos el trabajo rapido por internet, yo estaba que iba a explotar del nervio y de la exitacion, él estaba en pantalon tubo y camiseta tallada, yo andaba pantalon normal y camisa sport. Con la ropa que andaba él puesta todos sus atributos se repintaban, al terminar el trabajo pensabamos ponernos a jugar videojuegos, pero por suerte la consola estaba dañada.
Nos pusimos a hablar, comensamos habalndo del colegio, y le pregunte si tenia novia, me respondio que en ese momento no, sacamos temas calientes (hots) me pregunto si era virgen, le dije que no y yo le hice la misma pregunta, puso un sonrisa hermosa y me dijo que tampoco, Me dijo que habia notado que en clases mucho lo quedaba viendo, me puse nervioso no sabia que decir, me dijo que no me preocupara, y me dijo:
-Yo se que eres gay, pero no se lo dire a nadie, sabes a mi tambien me atraen los hombres.
Me puse super excitado, me quede aturdido, se acerco a donde yo estaba sentado, por sierto estabamos en su cuarto, yo sentado en su cama, se sento conmigo y me hizo caricias en mi cara, me dio un beso muy tierno en la boca y sus manos estaban en mi cara, me dijo que si le gustaba él a mi, le respondi con nervios que si y mucho, me dijo que a él tambien le gustaba yo, me volvio a besar en la boca, mis manos no aguantaron y se fueron hacia su pene, lo masajeaba, ese bulto duro, grueso, largo y rico, se sentia prometedor.
Me pregunto que si antes lo habia hecho, le dije que si, me dijo que si queria hacerlo con, le respondi que con todas las ganas del mundo, me besaba mas y mas, yo me arrodille en el piso el estaba sentado, se paro y yo le baje el ziper del pantalon tubo y el se quito la camiseta, quedo en unos boxer tallados muy sexys, se le repintaba la verga grandota, se volvio a sentar y yo le quite el boxer, reboto una inmensa verga larga y gruesa, muy grande y la cabeza rosada; quedo completamente desnudo era todo una escultura viviente, me meti su vergota en mi boca, con la punta de mi lengua le lamia el glande, él se retorsia de placer, le paseaba mi lengua por todo su pene, pasando del glande hasta el tronco del pene a llegar a sus grandes y hermosos testiculos, luego me la meti todo, con mi experiencia en mamar no me dio nauseas, mi primera molida fue a los 13.
Le remangaba su pene de arriba a abajo con mis labios, él me revolvia el cabello con sus manos y me gemia de placer, pasamos un gran rato asi, con mis manos le acariciaba su musculoso y marcado abdomen, se termino viniendo en mi boca fue delicioso sentir y saborear su caliente leche en mi paladar, dio un gemido fuerte y pronunciaba mi nombre con placer, no podia creerlo, se la estaba mamando a Geovanny el chico mas guapo y musculoso del colegio, era mio y yo de él. Nos paramos y nos besamos, era una mezcla de saliba con semen, me quito toda la ropa, jugamos con nuestros penes mutuamente, me dijo que lo estaba disfrutando conmigo, que se notaba que yo tenia experiencia.
Estubimos otro largo tiempo asi desnudos besandonos y diciendonos cosas bonitas, se la volvi a mamar pero esta vez con mas fuerza, era el vaiven de mi cabeza y sus caderas, sentia el golpe de su glande mojado e inflamado en mi garganta. Luego él se paro y me dijo que me acostara boca abajo.
Le hice caso, el comenzo a morderme las nalgas y a besarmelas, se iba dirigiendo hacia mi ano ya dilatado me beso rico el ano, me lo mordia a la vez, yo gemia, gritaba de placer, luego agarro mis caderas y me puso el ano hacia arriba y abrio mis piernas para lamerme mejor, yo decia cosas calientes y exitantes y repetia su nombre igual que como el hizo conmigo, pasamos un largo rato asi.¨
Él me decia que le encantaban mis nalgas, que mi culo era de él y solo de él, yo le decia si, es todo tuyo Geovanny. Luego llego el momento de la penetracion, del culeo, me dijo que conmigo no queria usar condon para disfrutarlo mas, me parecio bien, yo queria sentir su semen corriendose en mi ano, pense que ya no iba tener semen, por la gran corrida que se dio en mi boca, me pregunto que como queria la posicion, le dije que mis piernas en sus hombros, me gusta mas esa, por que él tendria mas libertad de moverse y yo tendria mi ano mas abierto, ademas nos podriamos besar con facilidad.
Me coloco boca arriba, se puso encima de mi, y puso mis piernas sobre sus hombros, su verga estaba cada ves mas inflamada, aunque ya me han penetrado vergas asi, y pues ese no era problema, mi culo ya esta adaptado. El comenzo metiendo la cabeza de su vergota en mi ano, le dije que lo hiciera de un solo golpe, sin problema, él la metio de un solo golpe, mmmmmmm, como senti, super rico, los dos gemimos fuerte de placer, comenzo con movimientos suaves, me comenzo a besar la boca y luego el cuello con pasion, en ese momento me sentia en el cielo, todavia no podia creer que Geovanny me estaba penetrando, ambos estabas sudando a chorros, mi pene bien erecto se clavaba en su abdomen, cada ves el se movia con mas fuerza y mas rapidez, ambos gemiendo de placer y sudando, disfrutabamos del momento, sentia su grande, larga y gruesa vergota dentro de mi, yo desde que lo conoci deceaba su verga, nos abrazamos, cada ves le daba mas fuerza, mas y mas, llego a un punto donde ya iba bajando la velocidad pero daba golpes fuertes, pero volvio a hacerle rapido yo sentia en mis nalgas el golpe de sus bolas, debo aclarar que ambos estabamos rasurados, luego el dio un gemido de mucho placer y me beso lengua con lengua, sudor con sudor, pecho con pecho, pene con culo, fue bajando la velocidad y senti lo caliente de su semen, él se habia venido dentro de mi, no paraba de chorrear en mi culo, lo que yo pensaba era falso, todavia tenia bastante semen que hechar, sentia como que una manguera me hechaba agua a fuerza en mi culo, yo sin necesidad de masturbarme me vine tambien en su abdomen, estabamos embarrados de semen los dos, él a pesar de haberse venido, seguia dandome por el culo, no se cansaba, me decia, me gustas y me gustó hecerlo contigo, lo disfrute cada momento, hasta que paro pero me besaba con mas pasion, y se tiro rendido a la cama a mi lado, estando los dos boca arriba comenzamos a besarnos, me decia cosas bonitas y romanticas, que le habia gustado y que queria repetirlo, que queria estar solo conmigo, hasta que me hizo la gran pregunta, que si queria ser su novio, inmediatamente le respondi que siii.
Continuamos besandonos, me decia que ambos fueramos fieles y que solo con él estuviera y que no me fijara en otros, le dije que claro, me levante de la cama y me vesti, le dije que nos veriamos el proximo dia en el colegio, le di un beso y me fui, él quedo acostado en su cama, al proximo dia nos vimos en el colegio y a la hora de receso me dijo que queria verme en el baño de varones, nos vimos ahi, y ahi mismo se la mame y me penetro rapido, tuvimos un rapidin, desde entonces a cada rato lo hacemos, pero tambien hay sentimientos en nuestra relacion secreta, pero por el momento estamos disfrutando al máximo del sexo.

jueves, 14 de julio de 2011

EDUARDO, EL GOLOSO

Me llamo Issac tengo 19 años y mido 1.80, soy de piel clara pero bronceada, tengo el pelo castaño, ojos miel, soy mas o menos musculoso, soy peludo de abajo y no tengo pelo en el abdomen.
Todo empezó el día del cumple de mi tío Carlos. Lo festejamos toda la familia en casa de una de mis tías, el caso es que mi tío invito al hermano de su cuñado (esposo de la tía de la fiesta) ya que es amigo suyo de la universidad. El hermano se llama Eduardo y es todo un bombón. Es mas bajo que yo (1.76) pero eso si es súper musculoso (lo normal, porque luego hay tipos que se pasa) ya que va al gym todos los días, ojo oscuro, todo un galán.
El caso es que ya que paso la noche de la fiesta me pongo a platicar con él. Se veía un poco triste o deprimido el caso es que le pregunte que le pasaba y me contesta:-no guey no tengo nada lo que pasa es que mi vieja me dejo y no la pude estrenar y ahorita ando con unas ganas de coger impactantes.
Al momento que me dijo eso pensé; este esta tan caliente que si le digo que me coja no lo piensa ni tantito. El caso es que le digo que no se preocupe que ya pronto va a coger que cuando menos se lo espere va a pasar.
Pasaron como 10 minutos y veo que va al baño de arriba, lo sigo sin que se de cuenta y ya cuando estábamos arriba lo agarro por detrás y le meto la mano al pantalón y le agarro la verga y le digo:
-vez te dije que muy pronto ibas a coger.
Y me contesta:-guey que ahhhhh haces? Suéltame!!!!! (Claro que cuando me decía esto se lo estaba sobando y este se dejaba) -y le contesto:
-tranquilo si quieres que me detenga solo lo tienes que pedir. ¿Quieres que me detenga?
-no no sigue no pares mas ahhhhhhh
Claro estábamos arriba de la escalera y me dijo que pasáramos al cuarto de su hermano. Eso hicimos y cunado llegamos me senté en la cama, le baje los pantalones y se la empecé a mamar. Lo único que oía era:
-ay ay ay ay guey, no mames, que rico se siente, ahhh ahhh, mas mas
-me detuve y le dije -quítate la camisa y todo en lo que me desnudo
-termina de quitarse todo cuando le digo:
-estas listo para cogerme? si vamos ya -me puse en cuatro en la cama y solo siento como su cabeza estaba en la entrada de mi ano cuando lo oigo decir:-ahí te va !!!!!
Solo sentí como su palote de 20 cm. y muy grueso me entraba de golpe y oía como gemía, como su excitación de estar cogiendome por el culo, era tal que su vaivén empezó lento pero pasando 3 min. se volvió rápido, violento, furioso, caliente, apasionado.
Solo lo oía decir:-mas mas mas mas mas, que culo mas cerrado tienes me encanta
-puta que rico, ahhhhhh uhhhhhhh
-te quiero coger siempre
-cojeme de espaldas para sentir tu pecho peludo y musculoso.-
lo que tu quieras papito ahorita solo te quiero coger.
Y así paso como una hora y seguía. Sus gemidos iban creciendo, sus suspiros eran cada vez más grandes cuando lo oigo decir:-me vengo-me vengo, saca su verga de mi ano, cuando lo hace le digo
-no rey, me la metes y te vienes dentro, quiero sentir tu leche
-y así comenzó por 5 min. cuando lo oigo decir:-ahí te va mi leche no la desperdicies-ahhhhhhhh-ahhhhhhhhh, me dejas seco!!!!!!! Es la mejor venida de mi vida!!!!!!!!!
Sentí como 5 chorros de su leche entraron en mi culo y por cada chorro me la metía durísimo para que así se viniera por completo.
Después de coger se la saco, se la mame un rato más y me dijo:
-de ahora en adelante cada vez que quiera coger te voy hablar solo a ti. -le contesto
-solo soy tuyo y de nadie mas, cogeme cuando quieras.
Bajamos y la fiesta continuaba.
Pasando una hora me llego por detrás y me dijo ven. Lo seguí al jardín y nos metimos dentro de la casa de herramientas.
Entrando se bajo los pantalones, y yo entendí que quería que se la mamara. Me hinqué y se la mame por media hora cuando grita:-ahí te va otra vez, trágatela porfa!!!!!!!!! Ahhhhhhhhh.
Escupió tres veces su leche dentro de mi boca y se la limpie no deje ni una sola gota.
Claro cada semana viene a mi casa y cogemos por casi toda la casa (cuado estoy solo) y en todas las posiciones que se imaginan, Eduardo resulto ser un goloso de aquellos y mi colita estará siempre dispuesta para esa monumental verga hambrienta.

lunes, 11 de julio de 2011

MI COMPAÑERO DE TRABAJO

La juventud es una etapa donde el deseo sexual domina y manda. Siempre recuerdo momentos que viví a mis 21 años, no planeados, espontáneos y llenos de carga erótica. A esa edad, mientras estudiaba en la Universidad, trabajaba en un Banco. El área donde estaba trabajando se componía de unas 14 personas, de las cuales solamente dos éramos muy jóvenes. Mi compañero de trabajo se llamaba Marcelo, de mi misma edad y también estudiante.
En cuanto nos conocimos nos hicimos bastante amigos, si bien nuestras personalidades eran diferentes: yo era más bien reservado, mientras que Marcelo era muy extrovertido, simpático y mujeriego. Marcelo estaba de novio con una chica muy bonita, que muchas veces venía a esperarlo a la salida del trabajo. Pero a su vez, él tenía mucho atractivo con las mujeres y no era para menos: además de su simpatía y facilidad de comunicación, era muy bello; muy buenas facciones, robusto, espalda ancha, brazos fuertes y bien marcados. Por supuesto, además de su novia “formal” tenía historias con muchas otras chicas, él me contaba todos sus secretos.
Mi amigo era muy sexual, exuberante, calentón. Siempre pensé que sospechaba de mi ambigüedad, pero aún así me brindaba mucha confianza, al punto de organizar salidas con su novia y alguna amiga de ella. Por supuesto, mi ya bien consolidada bisexualidad hacía que me sintiera atraído por él, pero el hecho de ser compañeros de trabajo me ponía un obstáculo a manifestarme más, temía algún mal entendido y posterior escándalo que no me favorecería. De tanto conversar con él, noté que cualquier relato de contenido sexual lo encendía mucho.
Había transcurrido así un año juntos, cuando se me presentó una oportunidad y cambié de trabajo. Aunque habíamos acordado seguir viéndonos como amigos, le propuse organizar una salida a modo de “despedida”.
Aprovechamos un sábado en que su novia tenía otros compromisos familiares, y los padres de mi amigo –con quienes vivía- estaban de viaje. Fuimos a tomar unos tragos a un pub, ocasión en la que conversamos mucho y aproveché para contarle anécdotas de contenido erótico sabiendo que ello lo encendería mucho. Luego, le propuse pasar por un teatrucho que me habían recomendado, donde había espectáculos de strip femeninos. Allí fuimos. El teatrucho era patético y las chicas que bailaban y se desnudaban en el escenario no eran gran cosa, pero todo sirvió para que Marcelo se calentara como un toro. Finalizada la función, al salir advertimos que en el hall del teatrito había dos mujeres maduras –muy pintadas y vestidas en forma provocativa- que discretamente entregaban unas tarjetas e invitaban a un prostíbulo.
Marcelo estaba que explotaba de excitación, ya se le marcaba su verga erecta bajo el pantalón. Me insistió que vayamos de putas aceptando esa invitación. Yo me negué, le dije que no teníamos suficiente dinero, que mejor lo hagamos otro día. Él acepto, pero muy contrariado, jadeaba de deseo. Como ya era tarde, me propuso ir hasta su departamento (aprovechando que sus padres no estaban) para seguir tomando unas copas y no gastar tanto, y ver una película porno. Le dije que sí, y que tendríamos que aprovechar para hacernos una paja. Ante esta propuesta, él se rió mucho y decía que sí, que estaba demasiado acelerado, aunque hizo como que lo tomaba a broma.
Ya en su casa, sacó unas cervezas y preparó la película que tenía escondida –“viviendo con mis padres no es mucho lo que puedo ver”- me decía. Hacía calor, quiso encender el aire acondicionado y le sugerí que no, que no hacía falta, con quitarnos las remeras y quedarnos con el torso desnudo alcanzaría. Y así hicimos. En los segundos que tardó en quitarse su remera pude ver como se le marcaban los músculos con ese movimiento. Era hermosísimo, y observé que continuaba su verga marcada bajo el pantalón. Mirábamos la película haciendo comentarios, y él se ponía cada vez más caliente. En un momento me dijo: -“tendríamos que haber ido al puterío, estoy que reviento”-. Yo le insistí que sin tener suficiente dinero, era poco lo que hubiéramos podido hacer, que mejor fuéramos otro día mejor preparados.
Mirando la película, en un momento Marcelo empezó instintivamente a tocarse el bulto. Ya que no seguiríamos trabajando en el mismo lugar, sintiéndome más libre, me animé a decirle: “-Marcelo, no te aceleres más, hacétela-“- Él me miró como dudando. Yo volví a insistirle, pero con mucha tranquilidad: -“Si, animate, estamos solos, nadie puede molestar, nos tenemos confianza, es solamente placer”. Me miró y dijo: -“Vos lo vas a hacer también”-; -“mas bien que si”- le contesté. Yo también tenía mi buena erección, pero por razones distintas a las de mi amigo.
Marcelo tomó la iniciativa, se quitó la ropa hasta quedar en slip, ya la cabeza de la verga le sobresalía sobre el elástico de la prenda. Yo lo seguí, pero me desnudé completamente. Al ver eso, él hizo lo mismo.
Mi amigo estaba hermoso, jadeante, ya no miraba la película. Estabámos los dos de pié, mirándonos mientras nos jaleábamos las vergas erectas. Él se la movía cada vez con más fuerza, incluso moviendo sus caderas. Yo me acerqué a él despacio, quedando cuerpo con cuerpo. Marcelo me tomó del hombro con su mano libre y me abrazó, me apretó contra su cuerpo caliente; allí nos apoyamos las vergas y los huevos y comenzamos a frotarnos.
En un instante temí que se interrumpiera todo por un lapso de pudor. Para evitarlo, empecé a chuparle los pezones, el vientre, y seguí bajando hasta arrodillarme y poner sus huevos en mi boca. Marcelo lanzaba gemidos, tomó mi cabeza, hizo que soltara sus huevos y puso toda su verga enorme en mi boca. Se la mamé fuertemente, chupando y mamando al mismo tiempo.
Él bombeaba con fuerza sosteniéndome la cabeza, tomándome del pelo, diciéndome cosas calientes e incluso insultos.“-Me viene, me vienee-“ dijo en un momento, y trató de sacarme la verga de la boca. Yo no lo dejé, me aferré a él con más fuerza y seguí chupando, sintiendo que la cabeza de su pija llegaba a mi garganta. Sentí como su verga bombeaba hasta que empezó a eyacular, lanzando varios chorros de semen espeso y bien caliente hasta llenarme la boca de leche, y para demostrarle que no le pondría ningún límite, la tragué toda.
Marcelo quedó desconcertado, como aturdido, no me decía nada, salvo repetir “-qué bueno estuvo, estuvo muy bueno”-. Nos sentamos en un sillón amplio, los dos desnudos, jadeando. Como él no decía nada, le afirmé: “-Marcelo, te lo debía, yo decidí no ir al puterío y vos no podías quedarte tan caliente. Te quiero demostrar que soy tu amigo, que me tenés para vos, podés hacer lo que más te guste”-.
Se rió, me abrazó y seguimos viendo la película. En un momento me comentó: -“estuvo bárbaro, nunca ni siquiera una puta me la mamó así, me hizo gozar tanto”.
Al poco rato, Marcelo ya había recuperado su erección. Le dije –“quiero darte más”-. Él me contestó: -“Nunca lo hice con otro chico, te quiero coger, ¿te animás, te dejarías?”-.
Le respondí que sí, que me tenía para él, que le iba a dar todo.
Me llevó a su cuarto, nos acostamos. Él con una tremenda erección se acostó sobre mí, apoyando su sexo sobre el mío, frotándose. Yo con una mano acariciaba su espalda ancha, y con la otra su pelo. En un momento, hice que pusiera su enorme pija entre mis piernas, debajo de mis huevos. Así, cerré las piernas apretando su tronco. Él, seguramente fantaseando que era una vagina, me aprisionó con sus dos piernas y comenzó a darme y bombearme con todas sus fuerzas, pero se detuvo mientras me decía
“-No quiero acabar así, quiero cojerte, entregame el culo”-.
“-Sí macho, le dije. Pero lubricate con algo, la tenés muy grande, me vas a romper todo-
“. Él se levantó, buscó y trajo lo que pudo: crema para manos. Me coloqué mucha cantidad en mi ano, hice que se cubriera su verga con la crema y le pedí que se acueste boca arriba. Me senté sobre él, coloqué la cabeza de su verga en mi ano y fui facilitando la penetración.
Tenía una pija enorme, hinchadísima, caliente. Sentí un intenso dolor, pero igual, yo muy excitado, seguí empujando para abajo, mientras Marcelo lo hacía en sentido contrario, moviendo su cadera. Llegó a estar toda adentro, parecía que iba a estallar con semejante trozo en mi caño. Marcelo se movía enloquecido, bombeando, apretándome los pectorales hasta hacerme doler, mientras yo lo cabalgaba y me revolvía.
Desde esa posición podía ver su hermoso rostro de macho excitado, su pelo, su pecho marcado, sus brazos musculosos, sus axilas velludas, y me calentaba más y más. En un momento, Marcelo se irguió y sin sacar su verga de mi culo me llevó a ponerme de espaldas, mis piernas quedaron rodeando su cintura. Quería montarme, y en esa posición empezó a bombearme con más fuerza todavía, por la crema y su líquido pre seminal, su enorme pija entraba y salía con rapidez, mientras me hacía sentir el golpe de sus huevos calientes en mi ano cuando la clavaba.
Con un grito, empezó a eyacular, con tanta fuerza que pude sentir cada chorro de leche con el que me fue llenando. Diré simplemente: permanecí con él hasta el domingo por la tarde.
Todo el tiempo estuvimos desnudos, Marcelo me cogió vigorosamente una y más veces hasta que los dos quedamos extenuados. Me decía “-Nunca pensé que me iba a gustar tanto hacérselo a otro macho-“.
Cuando me fui de su casa, apenas podía caminar por el dolor de ano, que me quedó muy dilatado. Desde entonces, con Marcelo comenzamos una relación homosexual a escondidas, bien que fue dificultoso poder vernos, una vez que sus padres volvieron a casa y su novia se reincorporó a su vida.
La relación duró algunos meses más, hasta que se cortó como suele suceder en estos casos. Quedó el recuerdo de los fabulosos momentos vividos juntos, y también el semen de macho que colocó dentro de mi cuerpo.

viernes, 8 de julio de 2011

UNA TARDE DE PASION

Me llamo nicolas y soy de colombia tengo 18 años , soy alto de cabello negro y muy simpatico en realidad. Les voy a contar mi primera experiencia sexual con un hombre.
Todo comienza en mi ultimo año en el colegio habia un chico que siempre me habia traido loquito se llama David y es muy guapo en las clases siempre me quedaba mirandolo y pensando en cosas ricas en mi mente. Tenia que encontrar una forma de acercarmele y de pronto se me acurrio una idea el formaba parte del equipo de natación del colegio asi que decidi unirme.
Pasaron algunas semanas y en las prácticas que eran por la tarde él siempre usaba un bañador que le quedaba muy apretado y se le marcaba el paqueton que tenia me moria por verlo desnudo. Cuando se acababa la práctica y nos ibamos a cambiar me quedaba siempre mirandolo, tenia un culo perfecto delicioso. Un día estando en esas me sorprendio mirandolo y me dijo- ¿que, acaso te gusto?- hubiera querido responderle que si y darle un beso pero me moria del miedo por dentro, solo respondi nada y seguí con lo mio.
Los días pasaron y nos hicimos muy amigos y cada vez me hacia ponerme más y más caliente cuando estabamos en la piscina. Pero un dáa me volvio a sorprender mirandolo pero esta vez no dijo nada. Al día siguiente en el colegio me dejo un mensaje escrito en una hoja dentro de mi mochila que decia-te espero en el parqueadero no faltes- yo no sabia que esperar pero de todos modos fui cuando llegue el estaba ahi y me dijo -se lo que sientes por mi y te digo algo tu tambien me gustas- yo me queria morir no podia creerlo entonces le dije, encontremonos en tu casa esta tarde. Él accedio y en ese momento me dio el beso más delicioso que me he podido recibir pero enseguida se aparto por si alguién se acercaba y nos viera.
Ese día llegue a mi casa me bañe me hice la paja pensando en él y sali para su casa cuando llegue me estaba esperando en la sala, sus padres estaban trabajando, y teniamos la casa para nosotros solos yo le dije
-Davis ¿ya has hecho esto antes?
- No nunca pero quiero hacerlo contigo, respondio. En ese momento el corazón me empezo a latir más rápido sentia como mi verga iba creciendo y podia ver como la suya también crecia se le notaba un bulto enorme.
Nos acercabos y nos empezamos a besar salvajemente nos quitamos la ropa como animales yo le agarraba ese culo hermoso y él me acariciaba la verga.
Luego yo me agache le desabroche el pantalon y vi salir esa enorme verga de unos 19cm me la meti a la boca y se la empeze a mamar el gemia y yo lo disfrutaba luego me dijo que era su turno y me tumbo en el sofa me bajo el boxer y me mamo la verga de una manera que parecia prfesional, me chupaba hasta los huevos, después, yo se la volvi a mamar él estaba acostado en el sofa y mientras se la chupaba lo miraba a los ojos mientras me sujetaba por la cabeza yo le acaricieba eso abdominales y le lamia todo, luego me dijo que me pusiera el condon que queria que lo penetrara.
Yo ni corto ni perezoso acepte al fin llegaba la hora en que me hiba a comer ese culo delicioso. Se puso encuatro y yo como no tenia experiencia le meti mis 18cm de verga de una, él gritaba de dolor y yo la saque de inmediato me dijo que me lubricara la verga y le lubricara a él el culo entonces le eche un poco de saliva y asi entro mas facilmente yo estaba disfrutandolo demasiado y gemia de placer con cada movimiento entonces yo me acoste y él se paso para la posicion de arriba y me empezo a saltar en la verga yo gemia de placer era espectacular. Le dije que ya me iba a venir y entonces él dejo de moverse se quita y la empezo a mamar otra vez para que llegara en su boca aunque no se lo trago si lo saboreo y nos dimos un beso.
Luego me dijo que también queria probar asi que me puso contra la pared y me metio su enorme verga yo nunca habia sentido tanto placer en mi vida sus embestidas eren bruzcas pero me encantaban, mientras me la metia nos besabamos apasionadamente. Él me la metia más rápido y yo gritaba, si dale David dale no pares, de pronto senti tres chorros de leche caliente que corrian dentro de mi.
Me la saco y yo me agache y se la empece a limpiar con mi boca, su verga sabia deliciosa. Luego de esa tarde de pasión desenfrenada nos bañamos juntos y como era viernes y no habia clase al día siguiente él me presto ropa para quedarme a dormir en su casa, cuando llegaron sus padres encontraron la sala un poco desordenada y les dijo que era por que habiamos estado "jugando" juegos de video.
Esa noche ya se pueden imaginar lo que paso en su cuarto.