martes, 31 de mayo de 2011

EL INGENIERO ELECTRICO

Todo paso en una empresa que transporta la energía en nuestro país, yo era consultor y me tocaba viajar a las plantas a capacitar a su personal.
En una de las capacitaciones conocí a un ingeniero que se encontraba solo en una planta alejada de la ciudad, al principio todo marcho bien, les confieso que aun no se si soy gay o bisexual o sigo heterosexual porque tengo novia y me encantan las mujeres, sobre todo darles rico por todos lados, pero aún no he estado con un hombre.
Él ya llevaba varios días, casi un mes si salir de la planta porque el que debía reemplazarlo se enfermo y le toco quedarse por más tiempo, en un rato libre después de la capacitación que me toco darle nos pusimos a conversar sobre temas generales y se me paso por la mente como estaba siendo ahí solo desde ya hacia varios días y si se calentaba y no tenia como desahogarse.
Debo decirles que el ingeniero esta pero como dicen las chicas de mi país bien bueno, mide 1.75 de estatura, cuerpo atlético y se manda un paquete que mientras daba la clase lo repare todo, no se si él se percato de mi mirada.
Mientras conversábamos le hice la pregunta que si era casado y me dijo que no, que solo tenia novia y que veía cuando descansaba y aproveche y le dije que como estaba haciendo ahora que ya llevaba tiempo sin verla y me dijo que él descargaba películas porno a su PC y las veía y se masturbaba bien rico, a lo que me motivo para pedirle que me enseñara una y con gusto lo hizo. Era de una rubia que le mamaba la verga a un negro y le media como 25 cm, yo le hice el comentario de lo grande que la tenia el negro y el se rió y dijo que él podía competir con el negro y le dije eso hay que verlo.
La conversación fue subiendo de tono y la película también, mi verga quería estallar dentro de mi pantalón y la de él también porque el paquete que le había visto mientras lo capacitaba se había transformado aún mayor, en un momento él se comenzó a acariciar por encima del pantalón y yo seguí a lo mismo, y de una vez me lance y le dije que si quería nos masturbábamos que desde hacia rato lo deseaba para ver que se sentía y él no se negó y saco algo de su pantalón que por favor no encuentro como describirla, era espectacular tanto en tamaño como en grosor, esa cabeza la tenia bien mojada y roja, se me aguo la boca y me pase la lengua por labios, él lo noto y me dijo que yo no me quedaba atrás, bueno a mi me mide 18 cm y es gruesa pero la de él era mayor.
La verdad les digo que es rico ver como se masturba alguien delante de ti y más si te gusta la verga, yo estaba a mil y creo que él como a millón, le dije que para mayor comodidad si quería sentirlo como mas real yo podía masturbarlo y él a mi, a lo que el dijo que si.
Yo temblé todo cuando puse mi mamo en esa rica verga, no se que me dio, me electrifique, parecía que había tocado un cable energizado de alta tensión, se la fui acariciando despacio, estaba dura, suave, se sentía delicioso acariciarla, él cerro los ojos y aproveche para acomodarme de frente a él para poder contemplarla mejor quería tragármela toda de una vez él abrió los ojos cuando quite su mano de mi verga, pero yo seguí acariciándole él intento decir algo pero no lo deje coloque un dedo en sus labios, él se acomodo y se arrecosto en la silla echando la cabeza para atrás yo deje caer saliva en su verga y fue cuando se retorció porque así la puse más suave, le daba despacio y apretaba su glande él se movía para todos lados yo fui acercándome y comencé a olerla estaba deliciosa, ese olor con el que siempre soñé, olor a verga de un día de trabajo, no aguantaba más y coloque mis labios en su cabeza la bese tiernamente, por todos lados, mmmm era rico tenerla no quería que el tiempo pasara, deseaba vivir ese instante como en una vida congelada, quedarme ahí con esa verga cerca de mi, siempre lo había deseado, aunque no me había atrevido.
Fui abriendo mis labios y lentamente la introduje en mi boca, el calor de mi boca lo emociono más, comenzó a jadear de placer, así como me la metía en la boca seguía acariciándolo, su cabeza comenzó a latir, yo aprovechaba y la lamia toda, me la metía toda, yo deseaba sacarla de mi boca y proponerle algo más rico pero no me atreví, seguí chupándola, acariciándola, aprovechando ese instante para grabarlo en mi mente para siempre.
Sentí como se hinchaba más y más con cada mamada que le hacía, sabía que se iba a correr, siempre había deseado ese momento, deseaba sentir el calor de la leche en mi, el olor que se grabara en mi nariz, el sabor que se apropiara de mi, la quería toda para mi y así fue, se vino a chorros, fue rico inundo toda mi boca, mi cara, hasta mi pecho, yo lamia sin cesar, no deje que se me escapara ni una gota, seguía con su verga en mi boca, apretaba con mis labios su cabeza, eso le gusto mucho y lo hice gritar de emoción, al final solo me miro y me dijo que así no lo había vivido nunca y que lastima que me quedaba poco tiempo a su lado para poder continuar.
Yo espero que me vuelvan a enviar a esa planta y que de nuevo este mi ingeniero para que me electrifique con su cable bien rico, creo que así lo había soñado y así lo viví.

sábado, 28 de mayo de 2011

EL PLACER DE SER BISEXUAL

Estaba llegando del trabajo cuando decidí ir a comprar la despensa y pagar la tarjeta de crédito, abordé el pesero (autobús) y me senté hasta la última fila de asientos, me arrinconé de manera que tenia que pedir permiso para salir si alguien se sentaba a mi lado.
Antes de llegar a la tienda de autoservicio, un hombre alto de aspecto delicado y muy bien vestido (traje negro, camisa blanca y corbata roja), cabello corto bien peinado, hablando por su celular y riéndose, se sentó a mi lado, y sentí su mirada verme un poco fuera de lo habitual, como buscando algo, no le di mucha importancia pues ya casi llegaba a mi destino, así que seguí sentado pensando en mis problemas cuando, mi mirada captó algo que nunca había experimentado.
Observé como el hombre que estaba sentado a mi lado tenia una deliciosa erección (antes de esto no opinaba así), lo cual en ese momento me dejó con la mirada fija en ella, y sentí como un escalofrío recorrió todo mi cuerpo de arriba abajo, provocando en mi una excitación jamás sentida, al grado de que mi pene creciera e hiciera un bulto casi al tamaño del de mi acompañante, cuando alcé la vista para observar mejor al dueño de tan delicioso bulto me percaté que era un hombre menor que yo, él me miraba y me sonrió, se acercó a mi y me dijo al oído que ese bulto se había formado gracias a mi.
En ese momento yo estaba muy desconcertado, lo único que atiné a decirle fue que me diera permiso ya que tenia que bajarme en esa calle, él se hizo a un lado y yo pasé casi queriendo brincarlo, me paré en la puerta y toqué el timbre para que el conductor me bajara, casi cuando se detenía completamente sentí entre mis nalgas algo enorme y duro, volteé y descubrí que este muchacho estaba atrás de mi, pegándome su pene, sentí como si un liquido saliera de mi ano, delicioso y mi pene todavía creció más, bajé del autobús y me encaminé a la tienda de autoservicio, con el paso apresurado y teniendo miedo de voltear hacia atrás.
Después de esto percibí que no me seguía y de cierto modo me tranquilicé y empecé a hacer mis compras, sin dejar repensar en lo delicioso que había sentido y la excitación que me provoco imaginarme un pene cerca de mí.
Cuando terminé de hacer mis compras, Salí de la tienda y me encamine a una cafetería pues se me había antojado un Cappuccino frío, me senté y me lo empecé a tomar cuando descubrí que el muchacho del autobús estaba sentado con otro muchacho que calculo tenia la misma edad, sentí otra vez ese frío, ese no se que, que me hacia desear acercarme, él me vio y le comentó algo a su amigo, y se acercaron a mi, yo estaba súper caliente, excitadísimo como nunca, me hablaron y me preguntaron si podían sentarse conmigo, yo con los nervios casi para estallar solo asentí con la cabeza, me dijeron sus nombres, el muchacho del autobús se llama Julien y su amigo Edson.
Empezamos a platicar como si nos conociéramos de años, y el nervio se me pasó, empecé a sentirme cómodo con ellos dos, cuando los observaba, noté que se entendían pues se tocaban seguido o se insinuaban cosas sexuales, las cuales puse mucha atención pues me empezaba a excitar de nuevo.
Así pasaron un par de horas y fue cuando me paré y les dije que me tenia que ir, pues tenia que llegar a casa para arreglar todo para el siguiente día laboral, Edson me dijo que no me fuera, que estaban muy a gusto conmigo y abiertamente me dijo que les había gustado a los dos y que querían estar conmigo íntimamente, cuando oí eso mis piernas temblaron, empecé a sudar y les dije que no era posible pues yo era heterosexual.
Enseguida se acercó Julien y rozó con su mano mi pene haciendo que reaccionara inmediatamente y se erectara de una manera que casi rompe el zipper de mi pantalón, a lo que me dijo él, esa no es una reacción de un hetero, y tomó mi mano y la dirigió a su pene, yo traté de poner resistencia pero parecía que tenia imán, cuando toqué por primera vez en mi vida el pene de otro hombre, mis piernas se doblaron y sentí necesidad de hincarme sacárselo y chupárselo en ese mismo lugar, acepté la invitación y me llevaron a la casa de Edson que vivía a un par de manzanas de ahí.
Cuando llegamos a su casa, de muy buen gusto por cierto, pude ver que le gustaban los muebles rústicos, hechos de madera, tenia una gigantesca pecera de cristal en la cual habitaban peces de agua salada, un pequeño tiburón y una mantaraya eran los más vistosos, todo el departamento estaba alfombrado, me senté y a mi lado derecho se sentó Julien, Edson se fue al pequeño bar y preparó unas margaritas, nos dio las bebidas y se sentó a mi lado izquierdo, empezaron a contarme que ellos se conocían de años atrás pero que apenas hace un par de meses descubrieron una cierta inquietud hacia el bisexualismo, pero que nunca habían hecho nada pues los dos se decían activos (termino que hasta ese momento no entendía, pero que me explicaron), también me contaron que un par de días atrás estaban con sus novias e hicieron una apuesta, mujeres contra hombres la cual perdieron ellos, el castigo era estar con un hombre sexualmente cosa que les excitó mucho en el momento a los cuatro, y fue así que cuando hace un par de horas Julien se subió al autobús, estaba hablando con Edson sobre esa apuesta, me vio y le dijo que había encontrado al muchacho con el cual pagarían la apuesta.
Nos reímos un poco y en el momento de dejar el vaso en la mesa de centro sentí la mano de Julien tocar mi espalda, como resorte me enderece y me pegué al respaldo del sillón, sentía otra vez como me burbujeaba el ano, me tranquilizó la voz de Edson diciéndome que le gustaba y le excitaba mucho y poco a poco sentí su aliento acercándose más a mi oído, su lengua rozó mi oreja.
La mano de Julien se escabullía por los botones de mi camisa, encontrando mi pezón izquierdo, en ese momento me dejé llevar, ya no podía controlarme más, así que me relaje y observé como Julien desabotonaba mi camisa y Edson me lamía el oído, mmmmmm que delicioso se sentía, cuando estaba mi pecho totalmente descubierto, Edson me dijo que me quitara la camisa, obedecí casi en automático, empecé a sentir las dos bocas deslizándose suavemente por mi pecho y parando en mis pezones, me empecé a quejar sutilmente al sentir como lengüeteaban y mordisqueaban mis pezones y los paraban, sentía su saliva como despertaba mis pechos, sin dudar más mis manos buscaron sus penes, y sobre sus pantalones los empecé a tocar, a acariciarlos, ahhhh que rico, estaban duros y el de Edson era enorme.
Estaba a punto de llegar a un orgasmo solo con sentir la lengua y boca de los dos y acariciar sus vergas, cuando se detuvieron, y me desabrocharon el pantalón, yo traía una tanga que mi novia me había regalado, y que le gustaba que usara, blanca y casi transparente, yo soy lampiño, casi no tengo vello en ninguna parte de mi cuerpo, mi pene salía de la tanga por la cabeza ya que estaba muy duro y erecto y mis huevos salían a los lados de ella, ellos se deslizaron abajo del sillón y se pusieron hincados enfrente de mi, y sentí sus manos recorrer mi pene sobre la tanga, acariciándola y jalándola cada vez con mas fuerza.
Edson la hizo a un lado y sentí como Julien recorrió todo mi tronco con su lengua, empezando desde mis huevos hasta llegar a la punta de mi cabeza, esa sensación no es comparable con nada que haya vivido antes, los dos se turnaban para chuparla, para metérsela completamente en la boca, los dos se quitaron la camisa pero no se quitaron los pantalones, casi terminaba, estaba totalmente desnudo y a mis pies un par de hombres chupándome la verga.
Edson agarró mis piernas y las alzó sin dejar de chuparme la verga, Julien con su lengua empezó a lubricar mi ano de una manera tan deliciosa que empecé a gritar, a decirles que siguieran, con mis manos me pellizcaba mis pezones, cuando de repente empecé a botar mi semen, caliente, el cual embarré en el pecho de Edson, eran litros de semen con sus manos se embarró mi semen alrededor de todo su pecho y Julien con su lengua se lo empezó a comer, dejando casi seco el pecho de Edson, el cual hacia lo mismo con mi verga.
Al contrario de lo que esperaba yo seguía calentísimo, tanto que no perdí la erección, y ellos tampoco se relajaron, se pararon los dos al mismo tiempo y se quitaron los pantalones, pude admirar esos monumentos a las vergas, la de Edson era enorme y gruesa, y la de Julien era un poco más pequeña pero mas gruesa, se subieron al sillón y se acomodaron de forma en que yo pudiera meterme sus vergas en la boca al mismo tiempo, y así lo hice, no sin antes admirarlas y acariciarlas con lujo de detalle, recorrerlas con mis manos desde sus huevos hasta la punta de sus cabezas, las jalaba repetidas veces, desde un modo suave hasta lo mas rápido que podía, hasta que me llevé la de Julien a mi boca, primero con la punta de mi lengua probé ese liquido tan delicioso que lubrica las vergas, después con toda mi lengua lamí su cabeza deliciosa.
Era un sabor tan exquisito que no quería dejar de probarla y me la empecé a comer, a metérmela toda a la boca, mi verga se puso mas dura todavía, mientras que con mi mano izquierda apretaba y jalaba en repetidas ocasiones la verga de Edson, cambié de verga, y sabia igual de exquisita, pero no pude meterme ni la mitad del tronco de Edson porque es inmensa, pero aún así estuve probando las dos, intercambiándolas y rozando mis pezones con sus cabezas, lubricándolos con sus jugos.
Edson se levantó y se bajó del sillón, abrió mis piernas y empezó a mamarme otra vez mi verga, pero esta vez, fue recorriéndose hacia abajo encontrando mi culo, que ya estaba dilatadísimo por la excitación, sentí como metió su lengua hasta dentro de mi ser (mmmmm de solo recordarlo me vuelvo a excitar y se me vuelve a dilatar), mientras yo seguía mamando la verga de Julien, me daba como cachetadas con su verga en toda mi cara, sentía mi cara mojada con su lubricante sabor, entonces sentí como sus dedos entraban en mi culo y buscaban en mi interior, sentía como tocaban las paredes de mi ser, y otra vez sentí como si un liquido saliera de ahí, después pude ver volteando hacia Edson como se hincaba y ponía su enorme verga entre mis nalgas, pude sentir su enorme cabeza en las paredes de mi culo, y poco a poco empezó a meterla.
Imagínenme, yo estaba con dos hombres desnudos, mamándole la verga a uno y siendo penetrado por el otro, que excitante, mi culo empezó a ceder y a dilatarse a la forma de la enorme y deliciosa verga, poco a poco la fue metiendo hasta que sentí que tocó con el fondo de mis entrañas, no podía ni hablar, experimente tanto placer, que solo atinaba a moverme torpemente, queriendo igualar el vaivén de los movimientos de Edson.
Cambiamos de posición y esta vez fue la de Julien la que intentó penetrarme, me dolió bastante, ya que aunque no era tan grande era demasiado gruesa, pero le dije que mejor se acostara en el suelo para que yo me sentaria encima de él, así lo hicimos y de un golpe me deje caer sobre su verga, dando un grito mezclado de dolor con placer que jamás había entonado, hasta sentir como mis nalgas golpeaban sus huevos, así en cuclillas empecé a darme sentones sobre él, subía y bajaba una y otra vez mientras que Edson se paró a un lado ofreciéndome su jugoso tronco, y me lo metí a la boca.
Tenia un sabor mas rico pues combinaba sus jugos con los míos, casi inmediatamente sentí como su cabeza crecía mas y se ponía roja, casi morada, y observé como empezaba a contraerse, me dijo que pronto terminaría, y le dije que quería probarlos que me los diera en la boca, el momento llegó y como manguera empezó a soltar su semen tan delicioso, caliente y espeso, ahhh fueron litros de placer, de excitante sabor a hombre, fue tal cantidad que no me cupo en mi boca y la derramé en mi pecho, tan caliente como estaba me embarré todo el semen que se me escurrió por todo mi pecho, mis pezones y mi abdomen.
Pero todavía faltaba una mas, literalmente me despegué de Julien y él me dijo que me pusiera como perrito, que quería llenarme el culo con su leche, así lo hice y me la metió de nuevo, pero esta vez entró sin ninguna dificultad, se sentía delicioso, en esa posición él hincado atrás de mi y yo de perrito, Edson se metió debajo de mi y empezó a mamármela, era delicioso, sentir la verga adentro y que una boca te chupe la tuya, aaahhh fue tan delicioso.
Pronto Julien empezó con los espasmos y me dejó sentir chorros de leche caliente dentro de mi, sentía como una manguera me llenara con agua hirviendo, era delicioso, sentía mi culo lleno de leche, cuando terminó de echarme su leche me acosté y empecé a jalármela durísimo, y ellos me ayudaron, terminé de nuevo y se comieron toda mi leche, no dejaron ni una gota.
Terminamos dormidos los tres juntos desnudos, en la madrugada sentí como me abrían las nalgas, era Julien queriendo metérmela otra vez, así empezamos de nuevo.
Desde ahí a la fecha nos vemos seguido los tres y a veces una que otra chica juega con nosotros, pero eso, es otra historia.

miércoles, 25 de mayo de 2011

ATRACCION POR LA CARNE

Recuerdo aquel día que salí a mi hora de almuerzo en el trabajo, me gustaba sentarme en esa terraza con pequeños paraguas y mesas de 4 personas. Es que me gustaba comer viendo alguno que otro chico pasar por la acera. Es como un requisito para la buena digestión.
Soy blanco de 26 años, de pelo negro, barba de candado, algo de gimnasio, alguno que otro tatuaje sepultado por la tela de mi ropa y mis piercings en los lóbulos de las orejas.
Había empezado a comer cuando me percaté que llegaba aquel muchacho como de 24 años, parecía latino, con unos jeans muy apretados, camisa blanca, pelo negro, candado igual que yo, peinado hacia atrás como humedecido y una sonrisa que me cautivo. El mesero le advierte que tiene que esperar mesa, pues el lugar estaba lleno. Cuando se disponía a cruzar a un pequeño espacio con butacas que usan por lo regular las personas para esperar su mesa, me paso muy de cerca. Al pasar no resistí.
-Juan hermano, sabiendo perfectamente que no lo conocía.
-¿Perdona?
-Oh, perdona. Es que pensé que eras Juan, una persona que hace muchos años no veo. Perdona, perdona.
-No hay problemas, descuida.
-Discúlpame, ¿y andabas solo?
-Sí
Yo también lo estoy, y odio tener que comer solo. No tienes que esperar mesa, puedes sentarte conmigo, el muchacho aceptó, sentándose en frente de mí.Una vez que se presentó, me dijo que se llamaba Manuel, era un publicista de México que había venido a este país a trabajar en las relaciones públicas de una multinacional. Manuel me encantó desde que lo vi, usaba una de esas argollitas plateadas que puedes jugar con tu lengua cuando besas en las partes calientes del cuello debajo de las orejas.
Manuel pidió su almuerzo, pero el mío me lo terminé en lo que conversamos de nuestros trabajos y demás, como de costumbre pedí un café luego de la comida, pero preferí esperar a que Manuel terminara. Ambos pedimos dos cortados, en lo que llegaban Manuel me dice:
-Voy a mi coche a buscar mis cigarrillos.
-No te preocupes, tengo aquí y así no tienes que ir. Bebimos nuestros cafés y nos fumamos un cigarrillo. Llegaba el tiempo de irnos pero ambos sabíamos que no queríamos terminar la conversación.
-¿A qué hora sales de tu trabajo?
-A las 5.
-Si quieres ve a mi casa a las 7 que nos tomamos unas cuantas cervezas y continuamos conversando. Intercambiamos móviles y nos regresamos a nuestros trabajos.
Recuerdo haber vuelto al trabajo con esa cosquilla que te da cuando sabes que alguien te gusta y que estas seguro de que tu le agradaste al menos. El problema era saber si era o no Gay. Llegaron las 7 de la noche cuando sonó el timbre, ya lo esperaba porque me había llamado dos veces ya que no encontraba cual era mi condominio. Lo invité a pasar y le dije que nos fuéramos al balcón, que hacia mucho calor y que ahí hacia mejor temperatura. No olvidaré que fue vestido de Jeans color Kaki con una camiseta azul que se le marcaba todo su increíble cuerpo.
Iniciamos nuestra conversación con una fría cerveza en la mano, él sacó un paquete de cigarrillos y me ofreció pagarme el del mediodía. Le dije que lo aceptaba por no pararme a la cocina que era donde había dejado los míos. Hablamos de la agradable vista que tenia mi apartamento al mar agitado por la brisa.
Empezaron los temas que me gustan que son los de sexo y relaciones anteriores. Después de varios temas y unas cuantas cervezas más me pregunto donde estaba el baño y lo llevé hasta la puerta del mismo. Cuando iba a pasar para entrar no me resistí, le tope su nalga con mi brazo que se notara que fue intencional pero que cualquier cosa pudiera decirle que fue sin querer. Pero vaya sorpresa a él como que le gusto el asunto y se quedo paralizado en la puerta del baño mirándome a los ojos, pasaron como 20 segundos y los dos nos quedamos así congelados hasta que sentí esa mano que toco mi entre piernas, sumado a un largo beso que incluyó el roce de su lengua con mi lengua y froto mis dientes con ella y me hacia como si succionara dejándole sin aliento en pocos segundos.
Fue instantánea mi erección, y la de él ni la comento, pues mi mano no se desprendió de ese pene hasta que decidí que había llegado el momento de quitar su pantalón. Empecé por bajar su zipper y al quitar el botón y bajar sus interiores quedo al aire aquel monumento perfecto, erecto por completo y rosado. Es que me apetecía más que un helado en tiempos de calor, sin pensarlo dos veces me puse rodillas y lo introduje en mi boca haciendo que Manuel gritara del placer. Lo tragué hasta mi garganta mientras me masturbaba con mi mano.
No aguante más, me puse de pie y lo arrodillé, lo puse a que continuara mi maratón de placer, le introduje mi pene en su boca y lo tragó por completo, no se como logro seguir porque reconozco que lo hice un poco brusco.
Llegó el momento más esperado, con su pene aun lubricado de mi saliva de la buena chupada que le había dado, me puse en cuatro y agarré su pene poniéndolo en la entrada de mi ano. Fue una especie de sentimiento encontrado, pues sabia que aquel miembro tan grande, de forma fácil no entraría, pero lo quería demasiado, poco a poco, como si se tratara de una prueba de paciencia lo fui introduciendo; yo estaba sin habla, él me masturbaba con su mano mientras hacia movimientos de cintura que terminaron con una penetración completa que me hizo llorar de placer.
Aquel caliente pene que entraba y salía ya con facilidad me llevo al cielo. Cambiamos de posiciones 2 veces y llegó el momento del cambio, me dijo que quería que me viniera adentro de él, así que lo puse de espaldas y poco a poco empecé mi labor de penetración; me atrevo a decir que fue más fácil que como él me lo metió a mí. Estaba en la gloria, empecé a menearme dentro de él hasta que llegó al clímax y terminó aquel cuento de hadas con una eyaculación increíble.
No pude terminar de verlo sin venirme por completo dentro de él. Luego saqué mi pene y lo pase varias veces desde su ano hasta su pene, alternándolo con par de cachetadas en sus nalgas.
Aquella noche fue ejemplar, lo hicimos dos veces mas, ya no en la puerta del baño, sino en mi habitación, seguimos viéndonos de vez en cuando; él quiere hacerse otro tatuaje, con mi nombre, yo le digo que no exagere que el mañana nos puede separar; por el momento disfrutamos el momento.

domingo, 22 de mayo de 2011

CON AROMA A HOMBRE

Era de medianoche y los clientes disfrutaban del espectáculo dado por mujeres quienes se desvestían antes sus ojos para luego atenderlos personalmente montándose en sus bultos duros; a uno de ellos lo atendía una rubia extranjera con unos ojos azules resplandecientes cuando sonó su celular, al escuchar, la voz se levanto de su asiento casi tumbando a la chica con quien venia, la tomo de los brazos y ahora el recibía las atenciones de ella mientras aquel se iba a una zona de aquel lugar alejado del ruido, perdona, pero estoy en un bar con un compañero de trabajo- dijo aquel hombre con voz nerviosa- comprendo; además no esperabas mi llamada- se escucho una voz femenina por la bocina de aquel aparato- pues no y menos a esta hora- dijo el pasándose su mano por la cabellera- te iba a llamar hasta mañana pero no puedo conciliar el sueño, algún problema?- pregunto el preocupado por su insomnio, si estoy en el hotel cercano a tu apartamento y eso me ha puesto cachonda, dijo ella describiéndole la lencería que traía puesta la cual estaba ceñida a su cuerpo eso lo excito demasiado a él; así que le aseguro que iría para allá, termino la conversación y regreso a donde estaba sentado. La música era suave permitiendo conversar ya que era uno de los intermedios de aquel lugar para que los clientes estiraran las piernas yendo a los baños. Pedro, tengo que irme! dijo aquel sentándose en el sillón donde le habían atendido varias mujeres esa noche, como? cada vez se esta poniendo mejor aquí- dijo con voz grave después de haber fumado varios cigarrillos- te llamaron de la compañía? no les hagas caso, juan; es viernes y lo estamos gozando o no?
Es un asunto personal; anda levántate y vamonos, pide la cuenta mientras voy al baño, mas tarde, pedro iba manejando hacia su apartamento pues su ropa olía demasiado a cigarro y alcohol; así que se cambiaria de ropa, juan iba con él pues su auto lo había dejado en el estacionamiento del edificio donde vivía pedro. Nos tocaron buenas viejas, cabron!- dijo juan después de hacer un resumen de lo vivido en aquel lugar sobre todo la rubia europea; como me gustaron sus ojos y sus tetas firmes rozando mi rostro, dijo pedro a mi me gusto mas la morena con ese trasero chingón volvamos! no puedo, una amiga vino a la ciudad e iré con ella; después de asearme ya que apesto a cigarro, alcohol y perfume de puta dijo pedro oliéndose su ropa.
Dame chanza de ir al baño pues con eso que salimos de prisa no pude hacerlo, juan accedió deteniendo su auto enfrente del portón del estacionamiento para meter el auto; pasando a un lado del auto de pedro el cual era nuevo y por ello lo cuidaba bastante. Que chingón carro! pero mas su dueño, dijo pedro y se carcajeaba. Si tu lo dices... dijo juan colocando el auto en su lugar que le correspondía, bajaron de él y subieron al apartamento.
Pedro se metió al baño y juan se dirigió a su recamara para quitarse la ropa quedando en ropa interior, abrió el closet para sacar la ropa que se pondría dejándola sobre la cama. Pedro salio del baño y se dirigió a la sala encendiendo el stereo para poner música y comenzar a bailar; juan se dirigió a la cocina para servirse jugo en un vaso, pedro lo miro y lo siguió, sírveme un poco a mi, no? dijo pedro haciendo muecas de estar sediento. Me esperas a que me vista para salir juntos y no tengas problemas con el guardia del edificio, dijo juan poniendo jugo en otro vaso para entregárselo, no te cambiaras de bóxer? menciono con duda al verle el bóxer manchado de juan manchado con su semen, puta! no me había dado cuenta, cabron; la rubia lo mancho con su pintura de labios y maquillaje cuando fuimos al privado, no solo de eso esta manchado.
Juan se bebió el jugo y se dirigió al cuarto de lavandería el cual estaba contiguo a la cocina; tomo su toalla donde la colgaba después de usarla y camino hacia la recamara quitándose la camiseta, bóxer y calcetines. Mejor me doy un regaderazo rápido dijo juan mientras pedro ingresaba a la recamara. A las viejas no les gusto que uno huela a otra y menos estar manchado con su maquillaje, dijo pedro recostándose en la cama viendo el cuerpo desnudo de juan el cual era delgado y estaba cubierto de un fino vello, ya no has ido al gimnasio, verdad? pregunto sin dejar de mirarlo, ni tiempo, cabron; ya ves que salimos bien tarde la chamba. Pero los fines de semana hago algo de ejercicio en el parque que esta cerca de aquí.
Juan se metió al baño y pedro se quedo en la cama recostado; en su mente se le vino una idea que lo excitaba bastante, así que tomo primero la camiseta la cual se había quitado juan y la paso por su nariz percibiendo la mezcla de aromas. Su erección era tal que su pene estaba aprisionado en su trusa; así que se bajo el cierre del pantalón y lo saco para frotarlo con aquella prenda, disfrutaba tanto de aquello que se levanto y se bajo los pantalones hasta los tobillos y su trusa hasta las rodillas. Se coloco en frente de un espejo y puso la camiseta sobre su pecho expuesto y tomo el bóxer para olerlo también; después con el se masturbo sintiendo la tela rozar con su verga, desde que ingreso a la empresa donde trabajaban había sentido una atracción hacia Juan pero se había conformado con solo ser su amigo pues era demasiado heterosexual para fijarse en él.
Su cuerpo sentía como cargas eléctricas recorrían su cuerpo semidesnudo sin percatarse que Juan salía del baño y al momento de ingresar a su recamara Pedro derramo su semen sobre el bóxer de aquel gimiendo de placer; Juan se quedo paralizado al ver aquella escena y Pedro se dio cuenta de su presencia al ver su imagen reflejada en el espejo levantándose y nerviosamente aventar el bóxer al suelo. Perdóname, no me di cuenta de lo que hacia; el alcohol me ha afectado dijo Pedro dirigiéndose a Juan acomodándose la trusa y el pantalón; aquel seguía asombrado de lo que había visto, no sabia como actuar pues su pene crecía en tamaño al ver ese cuerpo acercarse a él.
Pedro se dio cuenta de ello y se acerco mas a Juan sentándose en la cama y quedando su rostro en frente de aquel bulto algunas mujeres del trabajo me habían comentado sus dudas sobre ti con respecto a tus preferencias sexuales y algunos hombres me criticaban por salir convivir contigo; acaso te atraigo? dijo Juan lentamente tratando de ser coherente con sus palabras, no te imaginas cuanto, dijo Pedro contemplando aquel bulto como seguía creciendo hasta que provoco que la toalla cayera al suelo; este reacciono más rápido que Juan y se trago en su boca aquel enorme pene abriendo sus labios al máximo, sus manos se colocaron en las nalgas de Juan para introducirse más aquella carnosidad hasta sentirla en su garganta; su lengua húmeda y tibia lo acariciaba y sus labios lo aprisionaban para no dejarlo salir, Juan estaba atónito mirando la imagen en aquel espejo, por varios minutos, Pedro succionaba aquel falo incrementando la velocidad hasta provocar que el semen saliera de el tragándoselo todo, con su lengua lo limpio y lo saco de su boca aun estando erguido. Juan grito de placer mientras sentía como salía su líquido cremoso poniendo sus manos sobre la cabeza de aquel; sus piernas se debilitaron por tal excitación apoyándose en los hombros del otro, su amiga quien le llamo cuando estaban en aquel lugar también se lo había hecho pero jamás como Pedro quien besaba su abdomen y la zona de los genitales.
Todavía tienes leche, se la dejare a tu amiga que lo disfrute, dijo Pedro y paso su lengua por la línea de en medio de aquel abdomen y pecho hasta llegar al cuello abrazándolo. Juan disfruto de ello mientras el ritmo de su respiración volvía a la normalida, muchas gracias por todo esto, dijo y le beso una mejilla pero su boca era tan golosa que lo beso poniendo sus manos en la nuca, la respiración de Juan volvió a acelerarse; Pedro dejo caer su pantalón y sus dedos apretaron el botón para dejar a oscuras aquella recamara, se volteo y comenzó a mover su trasero como lo habían hecho aquellas mujeres a Juan.
Cierra los ojos e imagina que soy aquella rubia, dijo Pedro poniendo los brazos de aquel sobre su abdomen sin vello; los ojos de Juan se adaptaban a esa oscuridad mientras disfrutaba de la cercanía de aquella piel tersa y libre de vellos, acerco mas aquel cuerpo a el perdiendo el equilibrio cayendo sobre la cama, Pedro aprovecho para separar sus piernas y con sus manos estiro la tela de su trusa hasta lograr que se rompiera dejando la raja de su trasero expuesta para sentir el roce de aquella verga enorme; en la mente de Juan aparecía la imagen de aquella rubia mezclada con la de su amiga, así que coloco su pene entre las piernas de aquel hasta sentir que su glande topaba con el escroto de aquel. Aquella sensación borro esa imagen pero se aferro a aquel cuerpo acariciando el pecho de Pedro; razonando que estaba con un hombre mientras sentía como aquel cuerpo se contoneaba, le beso el cuello y coloco su glande en aquel orificio anal.
Hazlo, hazlo, quiero sentir tu verga dentro de mi, cabron, dijo Pedro moviendo el trasero y separando sus piernas hazme tuyo, quiero ser tuyo; disfrutar de esa enorme verga tuya como lo hice con mi boca susurro al oído de Juan quien motivado puso sus manos sobre los hombros de aquel y apoyándose con sus rodillas logro meter su glande en aquel orificio estrecho.
Pedro grito de dolor pero no lo demostró ante Juan pues no quería que se arrepintiera y lo sacara de su culo; armándose de valor movía su trasero para ayudarlo a que su pija ingresara lentamente por esa cavidad sintiendo como aquello crecía en su interior hasta que sintió el roce del escroto velludo en sus nalgas. Se pusieron de lado y Juan le besaba el cuello y labios alternadamente mientras Pedro frotaba su pene con la camiseta de Juan provocando un movimiento circular en su trasero; así estuvieron por unos minutos hasta que aquella prenda quedo humedecida por su semen sintiendo las manos de Juan sobre su pecho los cuales llegaban a ser pellizcados por aquellos dedos demuéstrame como coges a una mujer, susurro Pedro poniendo una mano en una nalga de aquel ambos cuerpos se dieron vuelta quedando ambos boca abajo, Juan separo sus piernas apretó las de Pedro puso sus manos sobre los pechos de aquel y apoyándose con los codos y rodillas comenzó el vaivén creciendo en intensidad. El sudor de Juan caía en la espalda de Pedro quien con sus gemidos y gritos le pedía que se lo hiciera mas fuerte; la respiración de ambos se aceleraba mientras una brisa ingresaba a la recamara, en eso sonó su celular y Juan se separo de Pedro para tomarlo.
-Aun sigues en el bar con tus amigos? se escucho la voz de ella molesta, Juan trataba de recuperar el aliento para responder mientras Pedro pasaba sus dedos por su culo dándose cuenta de lo dilatado que estaba, no ya no; pero tuve que llevar a algunos a sus casas pues estaban totalmente ebrios y no podía dejar que se fueran en taxi así, mintió Juan y Pedro al escucharlo se recostó boca arriba. comprendo; estaré aquí dos semanas, así que tendremos más tiempo para estar juntos. No quieres que pase al hotel ahora? ya voy en camino, dijo Juan encendiendo la luz de la recamara y viendo el cuerpo desnudo de Pedro. No, mejor recuperate de la velada y nos vemos mañana para desayunar; además ya están cerrados el bar y restaurante del hotel estando solitario el lobby así que tu visita no pasaría desapercibida, Duerme rico- dijo ella y le envió un beso, hasta mañana dijo Juan.
Pedro al escuchar eso sonrió pues imaginaba que seguiría disfrutando de él. Juan mantenía la erección en su verga mientras dejaba el celular sobre el buró de la cama y Pedro lo miraba lascivamente.- continuamos?- dijo Pedro con aire de inocencia, no, será mejor que te vayas; no es correcto lo que hemos hecho. El alcohol ha impedido mi juicio ante ello dijo Juan sentándose en la cama no me obligaste; yo te lo pedí, no sabes como esperaba esto dijo, besó la espalda de aquel- basta! además es tarde y mañana quede de desayunar con Gloria, no puedo quedarle mal dos veces, si supiera por que no fui- dijo tratando de levantarse de la cama pero Pedro lo abrazo y lo recostó en la cama, no tienes porque avergonzarte por lo sucedido; lo disfrutaste no? así como lo hiciste con aquellas mujeres del table dance tu has dicho!... mujeres! habías gozado con ellas tanto como ahora conmigo? Juan trataba de no mirarlo a los ojos mientras Pedro se colocaba encima de él y con una mano se ayudo para meterse el pene de aquel el cual seguía duro; comenzó a montarlo con una intensidad que provocaba gritos de placer en Juan. Te demostrare que lo puedo hacer mucho mejor que ellas gritaba Pedro repetidamente, Juan chupaba los pezones de Pedro y sus manos acariciaban su espalda teniendo los ojos cerrados e imaginándose que lo hacia con su amiga; después se dieron vuelta en la cama quedando encima de Pedro, le separo las piernas y poniendo sus manos en la cintura de aquel su verga entraba y salía de aquel orificio. Pedro gozaba y no quería que terminara eso pero sintió el semen humedeciendo las paredes de su ano así como el cuerpo de Juan cansado sobre él; sus cuerpos estaban húmedos por su sudor y Pedro lo beso en agradecimiento.
Has sabido provocarme; jamás había sido tan excitante como ahora, gracias por ello, dijo Juan mirándolo a los ojos y besándolo. Valió la pena esperarme; eres un gran tipo y siempre me agrado que no me aventaras el calzón como lo han hecho otros, has sido un gran amigo y ahora un excelente amante dijo Pedro recuperando el aliento ahora comprendo esas veces que me encendías el cigarrillo o tomabas de mi bebida cuando íbamos a comer; recuerdo como me lo criticaron los compañeros de trabajo cuando lo hiciste delante de ellos en una reunión para festejar el cumpleaños del director general, Rosalía me advirtió que tu sentías mas que amistad por mi ella es muy perceptiva; una vez me lo comento cuando tu saliste de viaje para una reunión a celebrarse en una de las plantas foráneas, pero veo que no fui lo suficiente convincente para quitárselo de su mente.
Juan iba a sacar su pija de su ano pero Pedro le pidió que lo hiciera hasta que dejara de estar duro; lo cual no sucedía al pasar los minutos, entonces Juan le beso los pechos y volvió a embestirlo con más intensidad que las otras veces hasta quedar sin semen en sus testículos. quedaron así abrazados hasta que los rayos del sol ingresaban a la recamara posándose en sus cuerpos.
Pedro movió el cuerpo de Juan para ir al baño y se metió en la regadera; el agua acariciaba su cuerpo y su ano aun seguía dilatado doliéndole un poco mientras Juan continuaba dormido hasta que los rayos del sol quedaron sobre sus ojos provocados por el reflejo del espejo. Pedro ya estaba vestido en la cocina sirviéndose jugo; Juan se puso un short de algodón el cual usaba como pijama pues jamás dormía desnudo hasta esa noche, dirigiéndose a la cocina, luces patético! tu rostro refleja una noche de sexo intensa dijo Pedro dándole una cachetada ligera en su mejilla, la cruda también hizo estragos en ti dijo viéndolo como se bebía el jugo
Te dejo; ya que mis padres han de estar enojadísimos por no avisarle que no llegaría a casa, pues no le gusta que ande afuera a altas horas debido a la inseguridad en la ciudad, esta bien; solo déjame me pongo una playera y una cachucha para acompañarte al estacionamiento y no te la hagan de tos por haber dejado tu auto aquí. Pedro miro como se ponía esas prendas recordándole como había gozado de ese cuerpo; en el trayecto a su automóvil no mencionaron nada de lo sucedido solo hablaron del trabajo, haciendo algo de burla de algunos compañeros. Pedro subió a su auto lentamente pues aun le dolía su trasero y Juan se inclino para despedirse de mano. Mientras este Gloria aquí; no podremos ir a comer juntos o salir a algún bar, así que después repetimos esta velada dijo Juan mirándolo a los ojos, comprendo; disfruta de su compañía pues ella no te tiene tan cerca como yo, dijo Pedro sonriendo; gracias amigo; me agrada como eres para conmigo, dijo y le paso la mano por la cabellera deshaciéndole el peinado accidentalmente rozando sus dedos por los labios de aquel quien aprovecho para chupar uno de ellos. Habrá mas tiempo para continuar con nuestra convivencia dijo Pedro acariciando su mano gracias por tu comprensión; te lo recompensare de alguna manera después, se que lo harás; muy bien lo se.
Juan vio salir el automóvil del estacionamiento y saludo al guardia quien le recordó que hay que avisar cuando se deja un coche toda la noche; Juan acepto la reprimenda y subió a su apartamento ingresando a la recamara para acomodar las sabanas y levantar su ropa que estaba en el suelo excepto su camiseta y su bóxer, trato de encontrarlos pero solo hallo una trusa rota propiedad de Pedro; eso era evidencia de lo acontecido esa noche y Juan se la llevo a su nariz para percibir el aroma de Pedro mientras en su mente revivían las sensaciones al coger aquel cuerpo con aroma a hombre.

jueves, 19 de mayo de 2011

VENDEDOR DE CARAMELOS

Estaba caminando un día por el centro de Lima, estaba algo cansado y decidí sentarme en un parque de tal manera que podía descansar y observar a los muchos chicos que por ahí transitaban. En eso se me acerco un joven, era un vendedor de caramelos, me ofreció lo que vendía a lo que... respondí que no, pero el insistía, fue ahí cuando lo observe: era un chico, que por el calor imperante estaba en short muy pegado a su cuerpo, tenía sus piernas algo gruesas, su rostro era sonriente, tenía una mirada picara.
Entonces me pregunto:
-¿que, no te gusta el caramelo? ¿No te gusta chupar?
-no pude evitar sonreírle y le pregunte: -¿en que sentido me hablas?
-a lo que me respondió: ¿en el sentido que quieras?
-me parecía muy atrevido, pero parece que se había dado cuenta de quien era yo y me insistía: -¿porque no conversamos en otro sitio?
Algo nervioso le dije que si deseaba lo llevaba a mi casa donde no había nadie ya que mi familia estaba de viaje a lo acepto en el acto. Cuando llegamos a mi casa se sentó en el mueble, prendí el televisor y comenzó a mirarme fijamente, fue ahí cuando pude observar que tenia un buen bulto entre las piernas y comenzó a frotárselo como diciéndome que le ayude.
No pude evitarlo y me acerque, lo toque por encima de su short que ya hacia esfuerzo para que lo libere, comencé a suavizar con mis dedos aquella pieza que por la edad del chico, 16 años, pensaba, que era pequeña pero me equivoque.
Cuando la liberé de la truza pude observar la grandeza de aquella cosa, el gemía y sonreía, me pidió que se la chupara, a lo que no me hice de rogar, comencé a pasar mi lengua por aquella bien formada pinga, primero lentamente la cabeza de su pene y luego me la metí toda a mi boca, comencé a chuparla, me di cuenta que le encantaba al muchacho y con su mano me ayudaba a que la chupe mas, me insistía que lo haga mas rápido, mientras el acariciaba mis nalgas que ya deseaba que me le meta.
En un momento me dijo que fuéramos a mi habitación, ahí se desnudo, mi sorpresa fue ver ese hermoso cuerpo de niño grande, era algo lampiño quizás por la edad, pero estaba sabroso, se acerco me beso los labios cosa que yo respondí con frenecí, estuvimos así varios minutos, hasta que me volteo, era un joven que sabia lo que hacia a pesar de su edad, pero lo mas sorprendente era el tamaño de esa hermosa pieza de carne.
Él comenzó a besar mi cuello, luego toda mi espalda hasta llegar a mi huequito que estaba hambriento de su verga, aquí ocurrió algo que nunca me habían hecho, comenzó a pasar su lengua por la entrada de mi ano hasta que se posesiono de el y metió la lengua saboreando mi rojiza entrada, ya no pude mas y grite como nuca lo hice pero de excitación, era increíble que un muchachito así me haga tan feliz, me movía como fiera y le pedía que me la metiera mas y que me penetre con su verga que ya reventaba, a lo que el respondió inmediatamente.
Fue cuando subió un poco y me echo algo de saliva a la entrada de mi orificio y la metió lentamente lo que me causaba un dolor que se convertía poco a poco en placer, me hizo de él, me cachaba bien rico, luego me pidió hacer la pose del perrito y piernas al hombro, yo como nunca goce, era un miembro grueso, carnoso, pero muy delicioso, este chiquillo me hizo ver estrellas, me hizo feliz y no lo puedo olvidar, me comió como dos horas.
Al final nos dimos un gran beso, me dijo que lo aloco mi estrecho culo y que quería que nos volvamos a ver. Cosa que acepte, pero la verdad he ido varias veces al lugar de nuestro encuentro y nunca mas lo vi, quizás porque su familia se lo llevo a provincia o algo así.
Ahí me di cuenta que los adolescentes son mi debilidad, porque empiezan con fogosidad y algunos te dan sorpresas.

lunes, 16 de mayo de 2011

MI TIO

Les contare lo que me paso con mi Tío. Soy un chavo de 1.75 y 73kgs, el deporte que practico es natación y tengo mas de dos años practicándolo y mezclado con el gym así que soy delgado y marcado, de tez moreno claro, vivo en Guadalajara Jalisco México, la neta una ciudad muy bonita, pero no nos salgamos del tema, esto que me sucedió fue antes de que terminara el 2009, mi tío al cual le pondré Pepe por obvias razones es por parte de mi mama, él es un poco mas bajo que yo, siempre fue delgado y marcado por su trabajo, se dedica a eso de la jardinería, y demás (creo que nunca termino sus estudios), en fin, él es mas o menos 10 años mas grande que yo (yo tengo 25), en fin esto empezó así:
Ya ven que con las posadas y fiestas de diciembre la familia se junta para festejar y mi familia no es la excepción, ya estando en la casa de otros tios, y todos en la platica y que el vinito yo me paro para alcanzar un refresco de otro sabor y mi tio pasa por atrás de mi, yo no le tome mucha importancia. Entre charla y charla mi tia me dijo, me pasas la sal. Le dije claro tia y se la di, y mi tio volvio a pasar por atrás de mi pero esta ves me agarro de la cintura y paso mas cerca de mi, yo tuve que hacer caso de todas mis fuerzas para no suspirar, asi transcurrio la tarde como si nada.
A los tres dias siguiente la comida para la familia tocaba en mi casa, rento una casa de dos plantas, me gusta mucho los espacios grandes y pues mi familia acordo hacer la comida alli en mi casa. Se hizo la comida (gracias a la ayuda de mi madre y mis hermanos que hicieron todo), bueno mi tio en cuestion no llegaba, llego como hasta las seis, yo estaba en la cochera platicando con mis primos, lo vi llegar y nos saludamos, se paso para comer diciendo que tenia mucha hambre y que estaba sumamente cansado, habia trabajado desde muy temprano y habia acarreado varios costales de tierra y le dolia la espalda.
Yo me pase junto con él ya que conozco a mi tia y sabia que no lo iba a atender (yo sin pareja y ella con un marido y tan guapo y bueno y no lo atiende, en fin), me lo encontre en la cocina y le dije: tio sientese en la mesa, yo le sirvo. Él me hizo caso y saludo a la mayoria y se puso a comer, estuvo como una hora alli y me dijo: hijo estoy muy cansado ¿me puedo subir a echar una siesta?
Claro tio, deje lo acompaño para acomodarlo. Y al ir subiendo las escaleras me dijo que si se podia bañar antes de acostarse ya que estaba muy sudado, y en fin le pase una toalla y se metio a bañar, le acomode ropa en la cama para que se la pusiera al salir de bañar y baje las escaleras, después de unos minutos subi para ver como seguia mi tio y me lo encontre saliendo del baño, lo vi parado alli, solo con una toalla en su estrecha cintura, delagado pero eso si muy marcado, moreno y me dijo con una sonrisa en los labios: gracias, el agua estuvo deliciosa.
Tio no tiene nada que agradecer, le respondi, le deje ropa limpia sobre la cama (era una playera sin mangas negra, unos bóxer bastantes flojos y un short gris bastante amplio). Mi tio agradecio el gesto y se metio para vestirse, pense en decirle "¿me deja vestirlo?" Pero no dije nada, solo le dije: que descanse tio, y baje las escaleras con el corazon a mil.
Al rato subi por unas cosas que necesitaba del cuarto y me lo encontre profundamente dormido, roncaba como león, baje lo que se nesesitaba y volvi a subir, imaginense la escena, él profundamente dormido boca arriba, con la poca luz que entraba por las persianas entre abiertas, era una escena que la neta me encanto, me acerque y me dieron unas ganas de besarlo, besar esos labios carnosos que tiene, ese cuello, ese pecho marcado y esos abdominales, yo ya tenia una ereccion, acerque mi mano a su entre pierna y la palpe por encima del short, se sentia larga y flacida, con unos huevos que incitaban a lamer, él seguia roncando a más no poder y en eso escucho: Mejor cierra la puerta y la agarras bien, yo me sentia morir, ¡¡era mi tio que estaba despierto!!! Retire mi mano y mi tio me dijo: tranquilo sobrino, estaba esperando a que subieras, se que te gusto y tu me encantas (se sienta en la cama) cierra la puerta con seguro y termina lo que iniciaste o ¿no quieres?
Yo cerre la puerta y me acerque a él, se empezo a quitar la playera y me quito la mia al mismo tiempo que me besaba el estomago, después me empezo a quitar el pantalón para dejarme en puro boxer, me jalo para quedar acostado encima de él, estando yo encima me acariciaba la espalda al mismo tiempo que nos besabamos, me apretaba mis nalgas y yo acariciaba sus brazos, bese su cuello, su pecho su abdomen y llegue al elastico del short, lo baje lentamente y me encontre con una verga de unos 20cm y no muy gruesa, la empece a lamer, mi tio suspiro y yo segui con mi trabajo, la lamia y chupaba al mismo tiempo que le acariciaba los huevos, aún no me metia la cabeza de la verga y en eso jalo toda la piel y me la meto lentamente a la boca y juego con mi lengua en su cabeza, mi tio solo se retorcia de placer, asi estuve un buen rato mamandole la verga, masturbandolo, lamiendole los huevos hasta que me dijo: ya no aguanto más, te la quiero meter. Yo le dije: papi lo que tu mandes.
Él suspiro y me levante para agarrar un condón y lubricante, le puse el condón y cuando me iba a poner lubricante en mi culito me dice: yo te pongo en tu chiquito. Agarro lubricante, me puso de perrito y fue metiendo un dedo, luego dos y tres, los metia y sacaba lentamente, yo me sentia desmayar de placer, se acomodo el condón y apoyo su cabeza en mi culito y empezo a meterlo lentamente, yo solo suspiraba y le decia que rica verga, me la metio hasta la mitad y la saco un poco, en eso me agarra de los hombros y me la mete de un solo golpe, y empezo un mete y saca con fuerza, su pelvis pegaba con fuerza en mis nalgas y su verga me daba un placer inimaginable, asi estuvimos un buen rato y me la saca y me dice volteate y se pone mis piernas en sus hombros y me la mete para bombear con fuerza, yo lo veia a los ojos, él gemia como un toro y me cogia con mas fuerza aplicando todo su peso, en ratos me besaba y seguia gimiendo yo me sentia desmayar de placer, yo solo podia decir: tio que rico me coge, mas, mas.
Él me cogia con mas fuerza, yo le acariciaba su pecho y brazos y en eso me dice: me vengo!!! Y su verga palpitaba adentro de mi, se salio de mi y se acosto a un lado mio y en eso empieza a jalarmela con fuerza, no tarde mucho y me vine largo y tendido, él seguia masajeandomela y me dijo: sobrino que rico culito tiene.
Yo le dije gracias y que su verga era una delicia, estuvimos un rato mas acostados hasta que se empezo a quedar dormido y lo empeze a vestir y lo deje acostado en la cama, yo baje a con los invitados para seguir con la fiesta.
Y espero con ansias poder repetir con mi tio esta experiencia unica en mi vida.

viernes, 13 de mayo de 2011

MI PADRE ES UN SEMENTAL

Me llamo Carlos y os voy a contar lo que me ha pasado hace un mes. Tengo 18 años. Soy bastante guapo, aniñado, mido 178 cm tengo un cuerpo bonito, bien formado y atlético. Soy rubio y tengo los ojos verdes.
Hace cuatro semanas, al llegar del instituto, me metí en mi habitación, dispuesto a pasar una de tantas tardes sólo como acostumbro. Vivo solo con mi padre Carlos. Él se divorció de mi madre cuando yo tenía meses, y nunca tuve mucha relación con él, hasta que hace cinco meses, con mi mayoría de edad decidí trasladarme a Madrid, donde él vive, y dejar la casa de mi madre en Valladolid, donde ella rehízo su vida.
Mi padre tiene 44 años, y está muy bueno. Es un hombretón sonriente, de 187 cm y muy fuerte. Tiene grandes manos, hermosos ojos verdes, pelo castaño y su vigoroso cuerpo, fiemes brazos, amplio pecho, fuertes muslos, están envueltos de un cálido vello castaño rizado, en el que me fijaba desde muy pequeño cuando le veía en bañador por vacaciones.
Como os decía, llegué a casa como de costumbre; pero esta vez llevaba una sorpresa. Con un dinero que tenía ahorrado me decidí a entrar en un sex shop y me compré un consolador modelo Vinnie d”angelo. Saqué de debajo de mi cama, la revista porno que guardaba como un tesoro, me despeloté por completo y excitadísimo me empecé a toquetear sentado en la cama mientras miraba la foto de un semental de gran pollón similar al consolador que empezaba a lamer. Me empecé a pajear lentamente y tras poner algo de saliva en mi culo empecé a jugar con este regalo tan apetecible. Ya había jugado antes con diversas hortalizas, así que sabía muy bien cómo hacerlo.
Cuando llevaba 10 minutos de juego, ya me estaba metiendo gran parte del instrumento de placer en el culo mientras disfrutaba como nunca, ya que era lo más parecido a una polla que me había metido. De pronto oí un ruido, pero tras parar un momento, noté de nuevo el silencio y seguí tranquilamente, pues pensé que se trataba de algún vecino. Tenía los ojos cerrados y cada vez estaba más cerca del clímax.
De hecho dejé el pollón de juguete dentro, y seguí sentado sobre el cabecero, con los ojos cerrados imaginándome un tío como mi padre metiéndome dicha arma mientras me pellizcaba los pezones. Estaba en el cielo; tanto, que hasta sentía como el chipote de látex se volvía a meter sólo lentamente en mi culo y salía sin cogerlo con mis manos cansadas.
Seguía disfrutando hasta que de repente noté una mano que sujetaba mi muslo, para que no bajase. Abrí los ojos sorprendido y vi la cara sonriente y maliciosa de papá, que con la corbata casi deshecha y las mangas de la camisa remangadas estaba mirando fijamente como introducía ese regalo a su hijo.
Yo no hice nada, porque estaba disfrutando como nunca. Reparó en que le miraba, y con una sonrisa me dijo, encantado de conocerte por fin, Carlos. Yo, con complicidad y vicio le respondí, igualmente. Acerco mi cabeza con su mano, me dio un buen beso en la boca, metiendo toda su lengua.
Sacó el “juguete” y tirándolo me dijo, ya es hora de que disfrutemos los dos ¿no? Se levantó sin dejar de sonreírme mientras se quitaba la corbata, la camisa, con todo su peludo pecho al aire, con sus anchos pectorales coronados con dos pezones duros como el hierro dijo, continua tú. Me acerqué a él, bajé su cremallera sin quitarle el slip, dejé caer el pantalón de los que pronto se zafó y admiré el enorme y largo bulto que se empezaba a escapar del calzoncillo.
Él se quitó el slip rápidamente y apareció un gran rabo de 24 cm y bastante grueso descapullado. Me agarré a sus duros y voluminosos muslos y empecé a besar ese gran chipote. Me lo metí en la boca y empecé a saborearlo, mientras lo acariciaba con la lengua, así estuvimos 10 minutos, alternando lo comida de rabo, por los lametones a sus gordos y colgantes cojones de toro bravo.
De repente, me cogió de las axilas, alzándome y cogiéndome en sus fuertes brazos yo rodeé su cuello con los míos y nos fundimos en un largo beso desenfrenado mientras salió conmigo de mi habitación. Completamente desnudos, y sin dejar de besarnos, cruzamos el pasillo, el salón, y como recién casados el umbral de su dormitorio.
Allí me arrojó a la cama, como un animalillo indefenso. Rápidamente me volví y le contemplé una vez más, como siempre lo hice, pero ahora sabía que ese semental con ese gran rabo sería por fin mío y yo suyo.
Creo que él hizo lo mismo durante unos segundos, y acto seguido se abalanzó sobre mí, alzándome de nuevo con maestría, y tumbándose boca arriba, me invitó a sentarme sobre él, como lo hice con mi juguete. Así lo hice, y no fue difícil meterme todo ese rabo, ya fuera por la dilatación que conseguí con el chipote de látex, ya fuera por lo excitado y contento que estaba.
Estuve cabalgando mucho tiempo, mientras a su vez el empujaba hacia adentro haciéndome sentir su rabo muy profundamente, me alzó de nuevo y me puso mirando al espejo del armario frente a la cama de como un perrito.
En el espejo se reflejaba aquel hombretón detrás de mí cogiéndose su herramienta e introduciéndola en mí cuidadosamente. Empezó a empujar mientras me sujetaba con una mano por el muslo derecho atrayéndome fuertemente hasta él, empezó a bombear fuertemente y cada vez más rápido mientras miraba al espejo y me sonreía y me guiñaba el ojo.
Así estuvimos disfrutando hasta que papá me cogió de nuevo y me giró, saltó de la cama, y poniéndose en pie me dijo, ahora vas a sentirme en lo más profundo, me subió hasta ponerme de pie en la cama, se sentó y obligándome a sentarme sobre él como antes, se levantó de momento y me alzó cogido por los muslos y enganchado por el culo, yo me sujeté a su cuello, y dejé caer mi peso hasta que su duro palo gordo penetró hasta adentro.
Noté un dolor leve seguido de un intenso placer mientras subía y bajaba y mi culo acariciaba el recorrido de esa gran polla que entraba y salía cada vez más rápido, y más rápido hasta que sujetándome con las dos manos, para no poder escapar, y tras un rugido fuerte y grave, apretando su hermosa cara en un gesto de placer con los ojos cerrados, regó todo mi interior con un calor y una generosidad inimaginables, que me hizo igualmente regar todo su pecho sudoroso y peludo casi al mismo tiempo, como si fuera una fuente.
Me levanté, y me abracé a su cuerpo caliente, mientras él me besaba. Nos tumbamos morreándonos, y luego besándonos cariñosamente y con complicidad, padre e hijo y acariciándonos. Así nos quedamos dormidos tras una hora de placer, hasta la mañana siguiente cuando la luz del amanecer acarició nuestros cuerpos desnudos abrazados, y tras un rato de caricias y besos, volvimos a follar como dos antiguos amantes, esta vez más suave.
Estuvo 15 minutos detrás de mí mientras me enculaba, hasta que se corrió a la vez que yo lo hacía y dejó caer su duro y pesado cuerpo sobre mí.
Apartir de ese momento y hasta ahora, seguimos viviendo nuestra vida igualmente, sabiendo que al llegar a casa, el ejecutivo soltero de oro y el adolescente de instituto se convierten en la intimidad en dos amantes insaciables.

martes, 10 de mayo de 2011

EL PROFE DE MATEMATICAS

Soy un joven universitario que, para sacarse un dinerillo en verano, da clases particulares de Matemáticas a domicilio. Tengo 21 años, mido 1″75, y soy robusto (suelo practicar ejercicio con pesas). Lo que les voy a contar sucedió el pasado verano.
Como suele suceder en estos casos, me llamaron para dar unas clases durante el mes de julio, porque muchos padres dejan a sus hijos que suspendan todo el curso y luego les entra prisa en verano, como si se pudiese enseñar 9 meses de Instituto en uno solo.
Me llamaron, repito, concerté una cita con la mujer que me llamaba y al día siguiente me presenté en su casa. La mujer que me recibió (y que me había llamado) tendría unos 39 años, senos redondos y erguidos (probablemente operados), bronceado de solárium y unas piernas perfectas de gimnasio, que se movían lujuriosamente bajo su minifalda.
-Hola, ¿usted es Pablo? me saludó.
-Lo soy, lo soy.
-Entonces venga, le presentaré a mi hijo, a quien le dará usted clases.
“A ti te las daba yo y no de matemáticas” pensé, imaginándome a esa hermosa madurita siendo montada por mí.
-¡Alberto, ha llegado tu profesor! Un joven de 18 años salió de una habitación lateral. Era muy delgado, blanco de piel, de ojos verdes como su madre, y de mi misma estatura.
-Hola, Alberto, soy Pablo y voy a ser tu profesor particular.
-Hola, encantado.
-Bueno, dijo la madre, si no hay inconveniente podrían empezar ya.
Y dicho y hecho, ese día comenzaron las clases, y continuaron todos los miércoles y jueves de julio. Yo tenía la idea de que la madre de Alberto me usaba más de niñera que de profesor, porque normalmente esperaba a que llegase para irse ella y dejarnos solos toda la tarde. No es que importase, así nos dejaba más tranquilos, aunque en ocasiones zascandileaba por ahí la hermana de Alberto, que era un año mayor que él, y que salía a la madre en belleza física.
El tercer jueves de aquel julio, estaba explicándole un complicado problema de integrales a Alberto. Ambos teníamos sendas Pepsi abiertas en la mesa. En un momento dado, Alberto extendió el brazo para señalarme una duda y, sin querer, derribó y derramó un refresco sobre mí:
-¡Mierda, Alberto, qué has hecho!
-¡Lo siento! Cómo te he puesto! Ven al baño, a limpiarte, y de paso te cambias de ropa.
-¿Qué ropa? No suelo traer mudas a las clases, me mofé.
-Tal vez te sirva alguna prenda de deporte de las mías.
Desde luego, goteando refresco de cola no podía volver a mi casa, así que le di la razón. Me mostró el baño y, mientras yo me quitaba la ropa, él revolvía en su cuarto buscando prendas de repuesto. Cuando entró en el baño yo ya estaba desnudo, y él pareció turbarse un tanto. Supuse que sería mera timidez.
Dejó la ropa sobre la cisterna, y se agachó para recoger la ropa mojada que yo había dejado caer. Su cabeza estaba muy cerca de mi polla; la miró por un instante, luego levantó el rostro y me miró y, con asombro mío, gimió como quien es obligado por el destino, y me la comenzó a chupar. -¡Alberto, ¿pero qué…? Aaaahhhh! Pero… ¡Aaaahhhh! comencé a gemir.
El muy pendejo la mamaba de maravilla, mucho mejor que muchas mujeres y yo no sabía si hacerlo parar o dejarme llevar y disfrutar del momento.
-Sigue, sigueee!
Tan pronto succionaba el glande como si me la quisiera exprimir, como se la metía hasta la garganta mientras hacía presión con los labios; ya la lamía todo a lo largo, ya me chupaba los testículos; de súbito, paraba y comenzaba a mover la boca como si la desenrocase, con movimientos circulares, o paraba y me masturbaba para después volver a chupármela, siempre variando el ritmo y la intensidad.
Yo puse mi mano sobre su cabeza y colaboraba al movimiento de vaivén. Al poco rato, paró y me miró avergonzado:
-Yo… yo… lo siento…
No me había fijado antes en la boca perfecta que tenía Alberto, de labios carnosos y firmes, ni en su culo de niña.
-No te preocupes, lo levanté y lo besé.
Nuestras lenguas se juntaron, explorando la boca contraria, o entrelazándose juguetonas. Yo notaba mi sabor en su saliva. Mientras, sus manos acariciaban mis pezones y mis nalgas, mientras las mías le quitaban la ropa febrilmente. ¡Vaya, no llevaba calzoncillos! Entonces pensé que quizá el incidente de la Pepsi no fuese tan casual como pretendió.
Lo senté sobre el lavabo. Mientras nos seguíamos besando, cogí un poco de jabón líquido y lo extendí sobre mi mano izquierda. Comencé a untarle el ano, poco a poco. Mi otra mano lo masturbaba. Intenté meterle un dedo, y gimió. Tenía un culito muy apretadito, así que volví a untarle el esfínter, con movimientos circulares, y después probé a meterle de nuevo el dedo. Poco a poco fue entrando, mientras Alberto se estremecía.
-Aaaahhhh… nunca me la han metido.
-Pero chupar pollas sí lo has hecho antes ¿verdad?
-Sí, me saco algún dinero así en los lavabos del Instituto, con mis compañeros.
Aprovechando la distracción de la charla, le metí otro dedo más. Esta vez soltó un chillido.
-SSShhhhh… Calla. ¿Quieres que nos oigan?
-Estamos solos.
-Ya, pero por si acaso, y volví a besarlo con lengua, para que al menos me diera placer y se callase.
Él me masturbaba también a mí. Así estuvimos un buen rato, machacándonoslas mutuamente y besándonos, mientras yo le dilataba el culo.
-Date la vuelta, le dije. Él se dio la vuelta, temblando de excitación. No tenía un solo vello en el cuerpo. Su culito era respingón y durito. Se la fui metiendo poco a poco.
-¡Aaaaay! ¡Duele! dijo.
Yo no dije nada y seguí metiéndosela.
-¡Aaaah! ¡Aaaah! ¡Aaaah! pero cada vez gritaba más por placer y menos por dolor.
Cuando llegué al fondo, la volví a retirar suavemente. Alberto se relajó. Y entonces comencé a bombear de nuevo, adelante y atrás.
-¡Siiiii!, se había olvidado de todo y chillaba sin cesar.
Le tapé la boca con una mano, y me la mordió en su éxtasis. Fue una sensación inigualable esa mezcla de placer y dolor que sentí. Creo que incluso yo comencé a gemir en un tono más alto del que debiera. Sentí que me iba a correr. Le pregunté:
-¿Donde quieres que me corra? ¿Dentro o fuera?
-¡Dentro! ¡Lo quiero todo dentro!
Un par de golpes más, y acabé. Llené el culo de Alberto con mi leche, mientras él se retorcía, corriéndose a su vez sólo por el puro placer de ser enculado. Saqué mi polla de su culo, manchada de sangre y semen. Gotas de éste se deslizaban por los muslos interiores de Alberto.
-¿Has gozado? le pregunté.
-Como una perra, me contestó.
-No sabía que eras gay.
-Yo tampoco, y me reí.
Nos volvimos a besar largamente, y después nos duchamos para limpiarnos el sudor (por separado), y él me prestó su ropa para volver a casa.
Alberto logró convencer a su madre para tener clases en agosto también, y obviamente seria por un precio menor al convenido, ya que la diferencia me lo paga Alberto.

sábado, 7 de mayo de 2011

AYUDANDO AL BORRACHO

Primero que todo me presento soy Arturo actualmente tengo 32 años..la historia que les voy a contar sucedió cuando tenia 14 años, desde que tenia como 8 años ya sabia lo que quería y me gustaba...jaja, bueno lo que todos sabemos al escribir en este fabuloso blog, todo comenzó un día en el que fui a ver a mi tía, soy de México, de una ciudad cercana,y de una población que en ese entonces era semi rural, para llegar a su casa tenia que caminar al rededor de una 20 calles las cuales todavía eran de terracería, por lo cual ya estaba acostumbrado, y como era lógico eran muy pocas las casa que había por ahí y la mayoria de los terrenos eran de cultivo por lo que tenian sembradíos de maíz, la cuestion es que por esas calles habia un bar, bueno lo emocionante de la historia comienza al regresar de la casa de mi tia, ya que una calle antes de pasar por aquel bar estaba un borracho tirado casi a la mitad de la carretera junto a su bicicleta, eran al rededor de las 9 de la mañana cuando yo pase iba pasando una camioneta por lo que me detuve para que no lo fueran a atropellar , una vez que paso la camioneta me detuve a contemplar aquel hombre el cual ya viendolo de cerca se veia extremadamente atractivo y joven calculo que tenia alrededor de 22 años era alto, cabello castaño, llevaba un pantalon de vestir una camisa a rayas y una chamarra de mezclilla, (nada de combinacion en la vestimenta pero eso no importaba), me dispuse a arrimarlo de la mitad de la carretera por lo que empeze a jalarlo hacia la orilla. aunque era bastante pesado para mi, por lo que estaba macizo es decir bien bueno... en eso él recobro la conciencia y me ayudo a arrimarse, al pararse le dije que tuviera cuidado que no lo fueran a atropellar, que si queria lo ayudaba a ir a su casa, él me dijo que no tenia ganas de ir hacia alla, ya que su esposa lo habia abandonado que lo dejara ahi, le dije que entonces se hiciera a una orilla o se metiera al sembradio de maíz para que no le pasara nada, él haciendome caso se interno entre el sembradio, y me pidio que le llevara cerca su bicicleta para que no se la fuesen a robar.
Él me queria dar su chamarra como pago por haberlo ayudado la cual no acepte, cuando llegue hasta donde estaba lo encontre recostado entre los surcos de maíz lo observe por un rato e intente despertarlo pero ya no respondio, eso me dio oportunidad de conocerlo mejor, empeze por subir su camisa y tenia un pectoral un poco marcado, su pecho y su abdomen eran lampiños y de piel blanca, empeze a tocarle sus tetillas y su abdomen, despues baje a su bulto el cual no se sentia tan pronunciado empeze por bajar su cierre del pantalon e intente sacar su verga pero el pantalon era un poco extraño que no me dejo asi que abri su boton de la cintura y aun asi no habria, asi que le di un leve tiron y se abrio el boton que no me dejaba llegar a lo que mas ansiaba, tenia puesta una trusa de color gris oscuro, y al bajar aquella trusa cual fue mi sorpresa aquel paquete que por ensima no se sentia era una verga descomunal como de 17 cm en reposo, blanca y un poco delgada de esas que se pegan a los huevos y que si no te fijas bien parecen 3 huevos, jajaja para ese tiempo yo estaba que reventaba de la exitacion, empeze a jugar con su verga empeze a masturbarlo pero de lo borracho que estaba no respondia.
Yo estaba exitadisimo y espantado ya que aunque no pasaban muchos vehiculos por ahi si tenia el temor de ser descubierto manoseandolo, estuve asi unos 5 minutos y no respondia pero de la exitacion me vine sin tocarme, y fue tan rapido que cuando intente liberar mi verga de los pantalones era demasiado tarde habia terminado manchandolos,una vez satisfecho y asi por el temor de que alguien me descubriera o él despertara, le guarde aquella deliciosa verga y le cerre el pantalon, lo observe por ultima vez unos segundos y camine hacia mi casa ...... todavia llevo en mi recuerdo aquel machote y su verga blanca y aquella exitacion de que despertara o fuera descubierto por alguien manoseandolo.
Esta historia fue enviada por Arturo, la cual fue su primera experiencia, espero les haya gustado. Arturo gracias por colaborar, si tienes más historias y  ganas de compartirla espero me lo envies, y todos los que quieran colaborar con su historia, ya saben: historiasobscenas@hotmail.com

miércoles, 4 de mayo de 2011

VIAJE DE NEGOCIOS

Para ser un comerciante, Ismael había logrado reunir una considerable fortuna. Desde muy joven había traficado con cuanta mercancía llegaba a sus manos, y fue de los primeros en embarcarse en la temeraria ruta de la seda, bordeando la costa de África durante travesías que duraban meses. Su familia estaba acostumbrada a verlo partir esperando por su regreso a veces hasta por años.
Precisamente en esas largas travesías marítimas es que Ismael se aficionó a ciertas costumbres que en tierra firme estaban muy mal vistas. La tripulación de los buques era exclusivamente masculina, y las largas jornadas solo lograban superarse con un buen abasto de vino, lo que generalmente terminaba excitando los ánimos de los rudos marineros.
La primera vez que ocurrió, Ismael apenas contaba con 24 años. Recién se había casado, y habiendo probado las dulces mieles del lecho conyugal, le había sido casi imposible separarse de los blancos muslos de su flamante esposa. Únicamente porque su señor padre se lo había casi ordenado, Ismael se embarcó en aquel viaje con destino al lejano Oriente, con la consigna de adquirir las sedas, especias y demás artículos que solo aquellas exóticas tierras producían.
Los primeros días, Ismael solo podía pensar en su hermosa mujer, y más de una noche se despertó bañado en sudor y con una de esas erecciones que parecían doler de tan intensas. El pequeño camarote le parecía entonces una cárcel, donde sus ardores solo parecían exacerbarse. Se levantaba entonces y salía a refrescarse a cubierta, donde el fresco aire marítimo calmaba un poco su calor.
Una de esas noches, escuchó unos gemidos, inequívocamente de carácter sexual. Ismael se paró en seco. No tenía la intención de inmiscuirse, pero la curiosidad, mezclada con el deseo sexual reprimido por tantos días, le hizo acercarse sigilosamente al sitio de donde provenían los incitantes sonidos.
Detrás de unos bultos y rollos de cuerda, en un pequeño y alejado rincón, dos cuerpos se retorcían en medio de la noche. Ismael se acercó sigiloso. Las peludas pantorrillas de un hombre asomaban fuera del precario escondite, y al acercarse un poco más, Ismael pudo ver aparecer sus muslos y su trasero, que vigorosamente se impulsaba sobre alguien más. Rodeó un par de sacos y justo al otro lado, obtuvo una mejor perspectiva. Se quedó helado al ver la escena. Bajo el rollizo y peludo cuerpo del marinero, se retorcía un jovencito rubio, de no más de diecisiete años, y que Ismael reconoció como el hijo de otro de los comerciantes que también viajaba en aquel barco. En vez de alejarse, como fue su primera intención, Ismael permaneció en las sombras, seducido por el inusual espectáculo.
El joven estaba en cuatro patas, dándole la espalda al fornido marinero. Con la grupa alzada, sus blancas y pequeñas nalgas se ofrecían al ataque del enardecido marino. Este, como de 40 años, o algo así, le metía la verga en el ano hasta hacerla desaparecer por completo, y solo sus peludas bolas colgaban fuera, rebotando entre los blancos muslos del muchacho. Lejos de sentirse asqueado, Ismael descubrió que su propia verga se había enderezado furiosamente. Se acarició el miembro sin perder de vista el lujurioso abrazo de los cuerpos, y se maravilló ante la capacidad del joven para darle cabida al grueso ariete del marinero. Se sintió de pronto tan excitado que de haberse tocado se hubiera venido con facilidad en cuestión de segundos, pero justo en ese momento sintió la presencia de otra persona a su lado y disimuló como pudo, acomodándose las ropas con precipitación tratando de evitar ser descubierto en tan vergonzosas circunstancias.
- No te preocupes, le susurró el visitante, apenas una sombra; yo solo quiero echar un vistazo.
Ismael se quedó de piedra. En la oscuridad no alcanzaba a distinguir de quien se trataba. La voz era baja y masculina, pero fuera de eso era poco lo que podía ver. Se acomodó a su costado, atisbando a la pareja que cogía ajena a su presencia.
- Menudo trozo de carne se esta tragando ese muchacho, comentó otra vez en un susurro.
Ismael no contestó. Su verga continuaba dura, pero no se atrevió a seguirse acariciando en presencia del otro.
- Que par de huevotes tiene ese marinero comentó, y al hacerlo se acercó tanto a Ismael que éste pudo sentir el calor que emanaba de su persona.
- Si, respondió Ismael, incapaz de alejarse, sin saber a ciencia cierta en lo que se estaba metiendo.
La pareja se despegó por unos instantes. El muchacho, sudoroso y blanco, asomó por un segundo, como queriendo tomar un poco de aire fresco. Ismael y su desconocido amigo se replegaron en las sombras, tratando de ocultarse. La espalda de Ismael topó contra el viejo mástil y el desconocido se apretujó, también de espaldas, contra él. Permanecieron quietos, mientras el desnudo marinero asomaba brevemente, permitiéndoles observar su moreno cuerpo velludo, con imponentes pectorales y un abultado vientre, debajo del cual, la descomunal verga parecía mirarlos con un ojo atento. Sin atrever a moverse, Ismael fue consciente que el trasero de su compañero le presionaba la entrepierna.
Deseó poder controlarse, pero tenía la verga tiesa, y la carne suave y mullida de aquellas nalgas sólo había logrado ponerla mas dura aun, y solo rogó para que el dueño del trasero no se diera cuenta de eso.
El marinero se acostó entonces boca arriba, jalando al muchacho hacia él. El rubio se montó sobre su panza peluda, y el hombre pronto le abrió las nalgas, buscándole el ojo del culo. Ismael miró atónito cómo el pequeño y rosado ano era abierto por la punta chata y gruesa del oscuro miembro, y como lograba desaparecer éste lentamente en su interior.
Solo entonces, con la pareja enfrascada en sus juegos nuevamente, Ismael y su desconocido amigo volvieron a moverse. Al separarse los cuerpos, fueron conscientes de su respectivo calor, e intimidado por su cercanía Ismael no supo que decir.
- Me llamo Javier, le confesó al oído el desconocido, y tienes una dura tranca entre las piernas, compañero, añadió, al tiempo que una mano desconocida le apretaba el sexo, confirmándolo.
Ismael no podía negarlo. Tampoco hizo nada por detener la mano exploradora, y la dejó seguir su camino mientras veía los vigorosos sentones del incansable rubio sobre el inflamado pito del marinero. Javier había logrado abrirle la bragueta, liberando su verga tiesa y dura.
- Tu verga no le pide nada a la del marinero, le confesó Javier, al tiempo que se arrodillaba entre sus piernas.
Era cierto. Ismael tenía un miembro de considerable grosor y longitud. Como era delgado, solía incluso parecer mayor de lo que era, pero a diferencia del marinero, no era velludo, con excepción de un hirsuto manchón de pelos en su pubis, que se esparcían hacía su abdomen en un poblado camino hasta el ombligo. Su pecho y brazos eran lampiños, y sus piernas también. Había otro sitio bastante peludo en su cuerpo, pero ese nadie lo había visto jamás. Aunque Javier pronto lo descubrió.
La boca de Javier se cerró sobre el grueso y resbaladizo glande, logrando arrancar un suspiro de placer al excitado Ismael. Las manos terminaron de bajarle el pantalón, y sintió de pronto el aire en sus nalgas desnudas. Javier le mamaba la verga y le acariciaba las nalgas, pequeñas y duras. Sus dedos pronto viajaron entre la raja que las separaba y encontraron su cálido secreto. Ismael tenía el culo bordeado de pelos, lo cual siempre le había causado molestias. A Javier, lejos de molestarle, pareció encantarle. Metió los dedos en la poblada maraña, y sin tomar en cuenta la incomodidad de Ismael, repasó el ojo de su culo con lentas y enloquecedoras caricias. Pronto, Ismael se olvidó de todo, incapaz de contener los temblores de placer que parecían recorrer su cuerpo descontroladamente.
Cuando Javier le dio vuelta, no se resistió a apoyar la frente en la rugosa madera del mástil, permitiendo que sus piernas fueran abiertas y sus nalgas separadas. La lengua de Javier, húmeda y caliente, reptó entre sus muslos y la parte baja de sus nalgas. Cuando llegó a su ano, una descarga de sensaciones le hizo abrazarse al mástil, incapaz de resistir, y el íntimo beso de aquel desconocido le sumió en paroxismos de placer. Comenzó a masturbarse sin poderse contener, mientras Javier le lamía el culo, metiendo la boca, la nariz, el rostro entero entre los castaños rizos de su culo. El semen brotó vigoroso, bañando el mástil, y al sentirlo, Javier se apresuró a meterse su miembro en la boca nuevamente, degustando los últimos chorros de su líquido placer.
Al terminar, Javier se puso de pie, con la verga en la mano, masturbándose frenéticamente. Ismael, a su lado, estiró una mano hasta su pene, y Javier lo soltó para que él pudiera tomarlo. Ismael continuó el trabajo, maravillado al descubrir lo bien que se sentía tener aquella verga caliente y dura en su mano. Con la mano libre, le acarició las nalgas, y sin pensarlo, le metió uno de los dedos entre la raja de sus nalgas. Javier suspiró de placer, e Ismael probó a meterle un dedo en el culo. Javier le dejó hacerlo, mientras ya le llegaban los albores del clímax. Pronto, el semen de Javier se unió al de Ismael, bañando nuevamente el mástil, ahora húmedo y viscoso.
Los gemidos de la pareja les indicaron que también ellos estaban próximos a terminar, y temiendo ser descubiertos se alejaron al tiempo que recomponían sus ropas, tan aprisa, que ni siquiera alcanzaron a despedirse.
En su camarote, Ismael tuvo mucho tiempo para pensar en lo sucedido. La mañana lo sorprendió sintiéndose culpable, y pasó varios días evitando salir a cubierta, temeroso de encontrarse a plena luz del día con Javier, o incluso con el rubio y el marinero, a pesar de que éstos ni siquiera habían notado su presencia.
Cuando finalmente se decidió a salir, lo hizo disfrazado de tal forma que aunque se hubiera topado con cualquiera de ellos hubiera sido prácticamente imposible que lo reconocieran. De cualquier forma, un día, mientras compartía la mesa con el Capitán y algunas otras personas, sucedió lo inesperado. Uno de los jóvenes de la tripulación que acarreaba comida a las mesas se acercó con una bandeja de pan. Mientras Ismael tomaba una porción, el joven, inclinado sobre la mesa metió la mano entre sus piernas y le dio un cariñoso apretón a su entrepierna. Ismael palideció, mientras el joven, de tez morena y atractivo rostro, le guiñaba un ojo. Ismael comprendió que se trataba de Javier, y disimuló su turbación, e inmediata erección, lo mejor que pudo. Se disculpó en cuanto Javier se retiró, y se encerró en su camarote, decidido a no volver a salir hasta que el barco llegara a su destino.
Su sacrificio solo logró enfermarlo. Ismael empezó a sentirse debilitado, a sufrir temblores y malestares, hasta que finalmente cayó fulminado por la fiebre. Se le dio aviso al Capitán, quien solicitó un voluntario para cuidarlo, al menos, hasta que la fiebre remitiera. Javier aceptó inmediatamente el engorroso encargo.
Ismael no supo cuanto tiempo pasó en aquellas circunstancias. Tenía breves momentos de lucidez, en los cuales el atractivo rostro de Javier parecía gravitar como en un sueño. El joven le mojaba la frente con un paño húmedo, le cambiaba las sábanas y le daba pequeños sorbos de agua. Ismael se recuperó rápidamente.
- Bueno, le informó Javier al verlo despertar, parece que ya estas mucho mejor.
- Todavía me siento muy débil, se quejó el enfermo.
- Pues acá abajo las cosas están muy bien, le informó Javier, señalando el notorio bulto que elevaba la sábana como una tienda de circo.
Ismael se sintió avergonzado. Por el contrario, Javier estaba encantado con aquella notable muestra de buena salud. Le acarició el bulto, logrando que se encabritara aun más con sus caricias. Finalmente deslizó la sábana que le cubría y al hacerlo Ismael se dio cuenta de que estaba completamente desnudo.
- Por favor, rogó Ismael, no quiero nada contigo, déjame en paz.
- No te creo, contestó cínicamente Javier mientras le sobaba su gordo miembro, que pareció hincharse un poco más con sus toqueteos.
- Te digo que me dejes, insistió. Me siento débil y sin fuerzas.
- No te preocupes, yo me encargaré de hacer todo el trabajo, replicó Javier, bajando el rostro hasta rozar sus mejillas contra la sensible piel del glande.
- Que te largues!, puto de mierda, explotó Ismael, que no te das cuenta de que yo no soy como tú?  le gritó colérico.
El hermoso rostro de Javier se contrajo en un amargo rictus, mientras soltaba el miembro que segundos antes acariciara con tanto esmero. Se le quedó mirando en silencio. Sus ojos rezumaban ira y decepción. Se dio la media vuelta dispuesto a salir del pequeño y asfixiante camarote. Ya en la puerta, se volvió.
- Sabes?, tienes razón. No eres como yo, le escupió, pero puedo hacer algo para convertirte.
Se aproximó a la cama y tomó a Ismael por los brazos, obligándolo a incorporarse. Con facilidad, le dio la vuelta, acostándolo boca abajo. Le separó las piernas, al tiempo que se abría la bragueta y deslizaba sus pantalones y ropa interior hasta los muslos. Ismael comprendió sus intenciones, y trató de repeler el ataque. Los largos días de convalecencia le habían debilitado hasta el extremo de no tener las fuerzas para luchar contra Javier, que además de todo contaba con la fuerza de su enojo para imponerse.
Ismael lo sintió acomodarse entre sus piernas abiertas y se empeñó en defenderse, lo cual resultó infructuoso, pues pronto notó la caliente punta de una verga hurgando entre sus nalgas, separadas e indefensas.
- Por favor, Javier, le imploró, no lo hagas...
Sus palabras quedaron inconclusas, pues al primer empujón, violento y decidido, la verga de Javier lo penetró. Ismael gimió con la dolorosa intromisión, y mientras su cuerpo apenas digería el dolor desgarrante de la penetración, el miembro continuó implacable, abriéndole el culo de par en par.
Los resoplidos de Javier llenaron la habitación, mientras Ismael aguantaba sus acometidas, sumido en una mezcla de fiebre y desesperación.
- Tu pequeño culo peludo es una delicia, le comentó el violador entre una y otra acometida.
Ismael se sintió arder, no sabía si por la fiebre o por la sensación de tener aquel cuerpo, pulsante y caliente, dentro de su culo.
- Mueve las nalgas, putito, le ordenó Javier, y sin saber porqué Ismael le obedeció.
Sus caderas se movieron al compás de sus embates. Le salían al paso. Le acompañaban, y pronto, casi sin darse cuenta, cooperaban con su violento ataque.
- Eso es, muévete, le urgía el otro, cómetela toda, que sé que te encanta.
Ismael, sin haberse tocado siquiera, empezó a sentir los inconfundibles estertores de una abundante venida, mientras el macho que lo montaba comenzaba el espiral de su propio orgasmo.
- Tu culo, mmmm, gemía es mío....., peludo.... lo siento apretarme......, me vengo!!!!!
Sobre la espalda de Ismael, exhausto y satisfecho, Javier se relajó. Su verga aun pulsaba dentro del culo de Ismael, y el semen comenzó a escurrirle lentamente entre sus piernas.
- Ahora eres como yo, le susurró al oído, y sin más palabras, se vistió y se marchó.
Algunos días después, Ismael pudo reponerse por completo y salir a cubierta. Descubrió al joven rubio platicando con dos marineros diferentes, que disimuladamente le toqueteaban las nalgas. En medio del mar, lejos de su casa y su familia, comprendió que las cosas eran muy distintas. Decidió que a partir de ese momento nada de lo que sucediera en aquel apartado mundo podía realmente cambiar su esencia, y reconciliado con esa idea, se acercó al comedor en busca de Javier.
No le costó trabajo encontrarlo, y mucho menos aún disculparse por la forma tan grosera en que lo había tratado, convenciéndole de que lo visitara en el camarote en cuanto tuviera oportunidad. Esa misa noche Javier se presentó, y con paciencia, le mostró a Ismael lo que podrían hacerse uno al otro con las manos, las bocas y el resto de sus cuerpos.
La travesía se hizo mucho más llevadera a partir de aquel momento, y para cuando se dio cuenta, estaban ya en el Golfo de Bengala, a punto de llegar a Madrás. La despedida fue rápida, y como buenos amigos, prometieron estar en contacto de algún modo.
Ismael se concentró entonces en los negocios. Compró, regateó, hizo trueques y arreglos hasta conseguir casi todo aquello por lo que había viajado tan lejos. Todo, excepto una cosa. El escaso y valiosísimo azafrán. En el pasado, el comercio del amarillo y aromático producto le había reportado enormes ganancias a toda su familia, y no podría regresar esta vez sin haberlo conseguido. Le informaron que tierra adentro, camino a Bangalore tendría mejores posibilidades de conseguirlo, y, tras poner a buen recaudo sus compras y pertenencias, emprendió el viaje.
La búsqueda resultó infructuosa. Al parecer la producción de aquel año había sido escasa y la demanda había sido mucho mayor. Después de mucho indagar, Ismael descubrió que había un hombre, un acaudalado y poderoso pashá, que se había asegurado una buena cantidad del escaso azafrán, seguramente con la finalidad de sacarle buen provecho, y decidido, Ismael enfiló hasta su conocido y suntuoso palacio.
Solicitó una audiencia nada más al llegar, pero para su sorpresa, no era el único interesado en verle. Como extranjero, le era doblemente difícil conseguir ser recibido, por lo que sobornó a uno de los sirvientes tratando de influir en el orden de las visitas. Finalmente lo condujeron a través de largos y sinuosos pasillos ante la presencia del destacado personaje.
El hombre tendría unos 40 o 45 años. En medio de un espacioso salón, rodeado de cojines, intrincados tapices y lujosos adornos, todo indicaba que Rashid era sin duda un hombre rico y poderoso. Vestido con una suntuosa túnica y un elaborado y enjoyado turbante, le invitó a sentarse. Después de los rigurosos saludos y muestras de respeto, se le invitó a lavarse y les acercaron algo de comer. Conforme a las costumbres, Ismael no tocó el tema de los negocios hasta después de haber compartido el pan y la sal. Sólo entonces, mientras descansaban el paladar con un fresco sorbete de lima, se animó Ismael a exponer el motivo de su visita.
Conforme Ismael hablaba, Rashid le miraba atusándose la negra barba. Sus ojillos negros parecían medir al joven extranjero, y la oferta inicial ofrecida por Ismael sólo causó una hilarante carcajada en el astuto y experimentado pashá.
- Lo siento, mi amigo, le informó, pero su ridícula propuesta me ha hecho reír.
- Lo sé, señor, pero entienda usted mi posición, se explicó el otro. He viajado desde muy lejos y debo considerar mis demás gastos a la hora de comprar.
- Puede ser, acotó el pashá pero sabe algo? Tengo riquezas de sobra. No me interesa el negocio.
Hizo ademán de que levantarse, mientras Ismael sopesaba rápidamente sus opciones.
- Le doblo la propuesta, le dijo rápidamente, calculando mentalmente la cifra y la merma de su ganancia.
El pashá negó tranquilamente con la cabeza.
- Tal vez le interese algún trueque, intentó Ismael.
Un atisbo de interés pasó fugaz por los ojillos oscuros. Ismael aprovechó la ventaja.
- Tengo muchas mercancías que podrían interesarle, le tentó.
- Muéstremelas, fue su seca respuesta.
- No las traigo conmigo ahora, explicó, pero puedo volver en unos cuantos días.
- Olvídelo, amigo, el negocio se hace ahora, o no se hace. De que dispone en este momento?
Ismael se sintió derrotado.
- Sólo dinero, que por lo visto no le interesa, le informó. Es todo de lo que dispongo en este momento.
- Se equivoca, fue su enigmática respuesta. Dispone de... usted mismo, terminó.
Ismael no entendió sus palabras. Aquellos ojos negros parecían taladrarlo con su mirada. Lentamente, la mirada de Rashid resbaló sobre su cuerpo, mientras la lengua roja del pashá asomaba entre sus labios y relamía su espeso bigote.
La luz del entendimiento afloró en Ismael. No lo podía creer. Aquel hombre, rico y poderoso, pretendía hacer un trueque carnal. Jamás lo hubiera imaginado. Aun no lograba salir de su asombro, cuando el pashá llevó las enjoyadas manos hasta el ruedo de la lujosa túnica que vestía. Comenzó a levantarla, dejando asomar unos pies calzados con sandalias de piel, unas pantorrillas velludas y unos muslos gruesos y fuertes. La mirada de Ismael siguió el lento recorrido ascendente de la túnica, hasta ver aparecer un redondo y gordo par de testículos, colgando enormes y suaves entre los velludos muslos.
- ¿Hacemos el negocio?, preguntó el pashá en aquel momento.
Ismael asintió silenciosamente, ansioso por descubrir lo que aún no descubría la prenda. La mano continuó elevando los ropajes, y encima de los huevos, emergió el grueso y rugoso tronco de su miembro. Oscuro, hasta casi parecer negro, el pene del pashá parecía enorme. La bulbosa punta coronaba de forma majestuosa el hinchado miembro, que una vez descubierto en su totalidad parecía descansar sobre el vientre velludo y fuerte.
- Acércate, le ordenó el hombre, e Ismael obedeció.
De rodillas, gateó hasta sus muslos separados, que le esperaban con su gorda sorpresa en medio. Recordó la verga de Javier, pero ésta era completamente distinta. Besó la punta chata e hinchada, y cual si fuera una golosina, comenzó a lamerla.
- Eso es, le indicó el pashá, estás en camino de convencerme y conseguir tu azafrán.
Ismael se afanó en la mamada. El pito negro y pulsante fue acogido en su boca, besado, lamido, mamado y humedecido hasta la extenuación. El vigoroso pashá parecía tener el secreto de la eterna erección, pues no dio muestras de estar próximo a venirse en ningún momento. Por indicaciones suyas, Ismael le lamió también los huevos, mojando las gordas y suaves bolas hasta dejarlas húmedas con su saliva.
- De pie, le ordenó de repente, te quiero ver desnudo.
Ismael obedeció. Se quitó las ropas, revelando su cuerpo joven y blanco. El pashá le ordenó girarse, abrirse las nalgas y mostrarle el ojo del culo. Ismael lo hizo, consciente de lo mucho que disfrutaba con sus órdenes. Satisfecho con lo que veía, Rashid se acercó para tocarle culo. Uno de sus dedos probó la elasticidad de su ano, encontrándolo apretado.
- Si así me aprietas un dedo, no quiero imaginar como se sentirá mi verga en este pequeño túnel, le comentó viciosamente el excitado pashá.
Ismael tampoco quería pensarlo. Se sentía caliente y excitado, pero al mismo tiempo temeroso de las considerables proporciones del oscuro pene de Rashid.
- Vamos a averiguarlo, dijo de pronto decidido, y empinando a Ismael sobre los cojines se preparó para montarlo.
- Hazlo con cuidado, le rogó Ismael, aunque no estaba seguro de que Rashid tomara en cuenta su petición.
El hombre se despojó de la túnica. Tenía un cuerpo fuerte y ejercitado, aunque se veía a las claras que no era ningún jovencito. Entre sus piernas, el grueso miembro se bamboleó al acercarse, e Ismael hundió la cara en los almohadones, preguntándose si de verdad podría soportarlo.
A diferencia de Javier, que le había encasquetado la reata de un solo empellón, Rashid le paseó la gruesa cabeza entre las nalgas, deslizando su duro ariete una y otra vez, excitando los sentidos de Ismael. Muy a su pesar, comenzó a desear que le metiera la tranca de una buena vez, pero al parecer, el hombre no llevaba ninguna prisa. Sintió sus manos acariciando sus nalgas, su espalda, su cuello y luego bajar hasta su pecho, buscando sus tetillas y acariciándolas cuando las encontró. Ismael comenzó a sentir un calor desde dentro, y meneó las nalgas buscando la resbaladiza punta de aquel miembro que de pronto ansiaba sentir en su interior.
Finalmente Rashid apoyó la cabeza de su verga en su culo, e Ismael la sintió latir contra su apretado esfínter. Lentamente, empujando con suavidad y determinación, el glande se introdujo en su cuerpo. Ismael sintió una dolorosa punzada que se extendía desde el culo hacia adentro, extendiéndose como un rayo vigoroso y cálido. Pensó en el tronco grueso y oscuro, y casi al instante, la carne dura y tensa comenzó a traspasarlo. El dolor aumentó, haciéndose intolerable.
- Detente, le suplicó, no voy a poder aguantarlo. Es demasiado grande.
Rashid se detuvo por unos segundos.
- La oferta fue aceptada, le informó, y es hora de pagar el azafrán!
Arremetió con fuerza, clavándole el resto de su enorme verga. Ismael creyó partirse en dos. Desde su culo, una marejada de dolor se abrió paso hasta su mente. El peso de Rashid sobre su espalda parecía sepultarlo, y nada podía hacer contra aquel miembro clavado profundamente en su cuerpo. Con la resignación, le sobrevino el placer. Estaba a merced de Rashid, y eso, de algún modo le hizo abandonarse a él.
- Acéptalo, le susurró al oído es tuyo, gózalo, disfrútalo, le conminó.
El grueso pene comenzó a entrar y salir. Ismael terminó aceptando su intrusión, sin percatarse ya del dolor, del tiempo y del lujoso salón donde le sodomizaban. Su cuerpo se abrió al placer del momento, aceptando como suyo aquel trozo de carne que le abría las entrañas, le reclamaba como suyo y le llevaba a cimas de sensaciones insospechadas. La cogida se prolongó hasta que el extenuado Ismael parecía no poder más. Rashid, en perfecto control le dejó descansar un par de minutos. Ismael le vio recostarse sobre los ajados cojines, con una erección de campeonato, como si fuera un adolescente, sin perder ni un miligramo de dureza.
- ¿Listo para continuar? le urgió momentos después.
Ismael se recostó en los cojines y Rashid le elevó las piernas hasta hacerlas descansar en sus poderosos hombros. El culo de Ismael quedó abierto y disponible, y la verga reclamó como suyo el territorio, adentrándose en su cálido interior con renovado brío. Los huevos de Ismael se aplastaban bajo el considerable peso, y su verga, tan dura como la de Rashid evidenciaba su inagotable goce. Media hora después, de nuevo sudoroso y cansado, Ismael pedía un respiro. Esta vez Rashid lo acostó de lado, elevando una de sus piernas, y desde atrás, la incansable verga encontró el ahora conocido camino hasta su perforado agujero. Esta vez su verga resbaló como si nada, y pronto, Ismael sintió los vellos del pubis de Rashid acariciando sus nalgas.
Próximo al orgasmo, el poderoso hombre volteó a Ismael boca abajo. Allí le sentía más suyo, más vulnerable y más erótico, y se dedicó a clavarle como si fuera una mariposa, con el despatarrado Ismael debajo, recibiendo su enfurecida verga entre estertores de pasión que finalmente les llevaron al orgasmo.
Fue necesaria casi una hora para sentirse recuperado y con ánimo de ponerse de pie. Las piernas le temblaban, y Rashid, muy contento con su presencia le rogó que se quedara, como huésped especial y distinguido. Ismael aceptó. Al día siguiente, el satisfecho pashá cumplió su parte. El azafrán, perfectamente empaquetado para el viaje le esperaba sobre tres mulas obsequiadas también.
- Muy generoso de tu parte, observó Ismael al ver las mulas.
- Y no es el único regalo, añadió Rashid, entregándole un pequeño cofre de madera.
Intrigado, Ismael lo abrió, y aunque volviera a nacer, jamás hubiera logrado imaginar lo que contenía el cofre.
- Y esto? preguntó como un tonto al ver el extraño regalo.
- Es una réplica exacta, le explicó Rashid, la mandé a hacer con un famoso artesano. Está confeccionada con el más puro marfil. Espero que lo uses alguna vez y te acuerdes de mí.
Entre los pliegues de seda que recubrían el cofre, un enorme pene de marfil negro brilló al sol de la mañana.
- Ten por seguro que me acordaré de ti, agradeció Ismael, cerrando el cofre y poniéndolo con el resto del equipaje.
Apenas si pudo montar la mula, de tan adolorido que aun estaba, pero aguantó como pudo y llegó hasta el barco, donde todos se sorprendieron al verlo llegar con tal cantidad de azafrán. Nadie supo dónde y cómo lo había conseguido, pero se ganó el respeto de todos y fama de buen comerciante.
El regreso a casa fue lento y aburrido, aunque de vez en cuando y por no dejar, sacó el regalo de Rashid del perfumado cofre e hizo uso de él. No fue fácil, pero tampoco imposible. Al llegar con la familia todos festejaron su regreso, e Ismael pareció olvidar sus aventuras al estar en el seno de los suyos.
Dos años después, su mujer lo sorprendió mirando melancólicamente el mar.
- Creo que ya va siendo hora de partir, le informó, y ella no logró explicarse porque la perspectiva de alejarse por tantos meses lograba ponerle en la cara aquella mueca de innegable felicidad.
Es sólo por los negocios, pensaba Ismael, pero era algo que ni él mismo lograba creer.