domingo, 30 de octubre de 2011

AVENTURA EN LA DISCO

Esto me paso hace dos meses, cuando estaba de visita con un amigo en la ciudad, me decidí a salir una noche cuando mi amigo estaba trabajando, esa noche me decidí por ir a un lugar de ambiente para liberar mis tensiones y con suerte conseguir algo de acción.
Al ir recorriendo la calle de los lugares mas concurridos, me encontré con una disco que me llamo mucho la atención, tenia mucha iluminación y solo se veían hombres fuera de ella, por lo que imagine que era un lugar gay. Después de hacer fila por un rato mire hacia la puerta y vi que había dos policías, quienes revisaban a la gente aunque con algunos se excedían de los limites, los dos policías lucían bastante bien con su uniforme, y debido a que tengo debilidad por los uniformes no detuve mi imaginación y empecé a crear mi fantasía, la cual se volvería realidad en poco tiempo.
Al pasar por fin al interior me dirigí hacia donde estaban los hombres con los que había tenido tantas ideas para pasar un rato de placer, había uno que era mas alto que el otro, su nombre era Gabriel, era alto, de mucho vello en el pecho, porque aunque traía su uniforme, se asomaba por el cuello gran cantidad de él, sus ojos eran azules su paquete no se veía mal, en realidad se veía bastante apetitoso, el otro policía era Edgar, sé sus nombres por que conocí casi todos sus rincones, Edgar era mas bajo, tenia una buena panza y sus ojos eran cafés, tenia barba cerrada. Al llegar a donde ellos estaban, Gabriel me indico que levantara las manos y volteara hacia la pared, al comenzar a tocarme no pudo evitar sentir mi paquete ya en plena erección y se dio cuenta de mis intenciones, entonces llamo a Edgar y le dijo: este esta bien armado, mas vale revisarlo bien. Entonces me llevaron a una oficina, en donde me ordenaron mequitara toda la ropa, porque sospechaban que traía un arma de alto calibre, con toda la pena, pero también con morbo comencé a quitarme la ropa, hasta quedar en una tanga que traía puesta para la ocasión, entonces los dos se quedaron mirando uno al otro con una sonrisa malévola y se decían cosas en secreto, después me ordenaron que me desnudara completamente, cosa que hice casi de inmediato.
Al estar ya desnudo, no podía evitar que mi paquete se me pusiera duro como roca, porque estaba súper caliente, necesitaba alguien que me aliviara la urgencia, Edgar se acerco a mí y sin decir nada comenzó a quitarse la ropa, hasta quedarse en slip, ordenándome que se lo quitara con los dientes, cosa que gustoso hice al momento, al ir descubriendo su cuerpo me encontré con un miembro que ya estaba bien erecto, imaginándose todo lo que podía hacer esa noche, su tronco era grueso y tenia buen aspecto, me lo metió en la boca y yo sin preguntar comencé a chupárselo como si mi vida dependiera de eso, recorría su glande con mi lengua, sabiendo que le gustaba porque gemía de placer, recorría sus bolas y las chupaba con mucho gusto, después empecé a recorrer su cuerpo con mi lengua, buscando limpiar todos sus rincones, pero me detenía en sus grandes tetas, mordisqueándoselas, a lo que él respondía con mas gemidos. Después de un rato empecé a sentir algo en mi trasero, era Gabriel, que jugaba con su garrote y lo introducía en mi agujero, mientras él sonreía, después de un rato de juego y ya que tenia bien dilatado mi agujero, me ensalivo y me metió su pija hasta el fondo de un solo golpe, él gemía de placer mientras yo sentía que me ahogaba con la enorme pija de Edgar, así estuvimos una rato hasta que los dos se vinieron.
Sin dejarme descansar, me levantaron y me esposaron a un tubo que pasaba cerca del techo, me tenían atrapado y no podía escapar, pero me gustaba, deseaba mas de ellos, entonces Gabriel quito su cinturón y comenzó a darme azotes, al principio eran lentos pero iban aumentando de intensidad, ya que estaba bien adolorido y tenia mi piel roja de los azotes, me vendaron los ojos y los dos comenzaron a lamer mi cuerpo, desde las bolas, mi pija, mi pecho y se detenían en mis tetas, hasta que uno de ellos no supe quien, me metió mi pija en su boca, dándome tanto placer que estalle en poco tiempo, después me liberaron y me ordenaron que les limpiara el sudor con mi lengua, recorriendo todo su cuerpo delicioso, hasta dejarlos secos.
Al terminar eso me colocaron boca abajo sobre una pequeña mesa, y comenzaron a jugar con sus garrotes en mi agujero, los ensalivaban y melos metían hasta el fondo, al principio me dolía mucho, sentía que me partían en dos, pero después me encontraba gimiendo de placer al sentir que me los metían y sacaban con buen ritmo, el cual se aceleraba cada vez mas, Gabriel se acerco a mi boca y me ofreció su pija para que la mamara, a los pocos minutos se corrió en mi cara, para después lamerme toda su leche, saboreándola y gimiendo mientras lo hacia.
Después me voltearon hacia arriba y Edgar se sento sobre mi pija, comenzando a moverse hacia arriba y abajo mientras que Gabriel me masturbaba deliciosamente. Después de esa noche vuelvo cada vez que puedo al lugar para probar nuevas aventuras con Gabriel.
Desafortunadamente Edgar ya no esta, pero ahora hay otro policía nuevo que espero conocer.

jueves, 27 de octubre de 2011

¿ESE ES TU HERMANO?

Me llamo Teo y mido 1.82, tengo pelo castaño claro, piel blanca ojos cafés claros, claros, de cuerpo soy delgado y hago deporte así que estoy normal. Esto ocurrió cuando tenia 19 años ahora a tengo 20. Todo sucedió hace como un año cuando entre a la universidad, empecé a estudiar arquitectura y pues muy fácilmente me hice de amigos, iba a fiestas y todo eso, pero me hice más amigo de Diego que era muy parecido a mí, sólo que él tenia la piel morena, ojos verdes, era una combinación rara y muy bonita. Con él iba a jugar box a su casa y él se venía a la mía a pasar el rato, y pues conocía a toda la familia.
Un día teníamos que hacer un trabajo juntos y yo me fui a su casa, y cuando entramos estaba un chavo de 1.88, piel morena brillante, con ojos verdes jade, con jens algo apretados que ponía a trabajar mi imaginación y se notaba que se ejercitaba y que tenia un muy buen cuerpo. Yo algo atónito le pregunté a Diego quien era. Resulto ser Sebastián, el hermano grande de Diego, el cual tenia 25 años y que estaba estudiando en el extranjero, y que había llegado a visitarlos porque estaba de vacaciones.
Después de ese día yo trataba de ir cuando podía a la casa de Diego para ver a Sebastian, el cual era muy amigable. Después de un mes Sebastián ya era un muy buen amigo mio, ya nos molestábamos y todo eso, pero yo siempre lo miraba con ojos de algo más. Gracias a mi mala fortuna había un día que yo le tenía que pasar un trabajo de Internet a Diego, y supongo que por gajes del destino ese día no había Internet en mi casa, metí la información en un USB y se la fui a dejar a su casa, cuando llegué a su casa no vi el carro de él pero si estaba el de su mama. Entonces pensé dejárselo a ella, pero el que me abrió la puerta fue Sebastián y estaba solo con sus boxers apretados y una camisa blanca. Le pregunté por su hermano y me dijo que estaba solo y que nadie iba a regresar hasta la noche. Yo sin pensar le di el USB y que se lo diera a Diego, cuando me iba a despedir Sebastián me preguntó si no quería pasar, le dije que no que ya me iba, pero él me insistió por que estaba solo y que no quería estarlo, yo acepté y además le pedí su computadora para hacer unos deberes que me faltaban.
Entré y nos pusimos a hablar mientras yo trabajaba, y le pregunté si no tenia novia y me dijo que no, entonces por molestarlo le pregunté si no tenia novio y él se empezó a reír y me contestó por qué, acaso quieres ser el mio.
Como vio que yo estaba trabajando me dijo que yo siguiera que él se iba a meter a bañar, y mientras me dijo eso, se quitó la camisa delante mio dejando ver su increíble cuerpo, tenia cuadritos y los músculos marcados, pero no en exceso, y después se dirigió al baño y se empezó a quitar el boxer, lamentablemente lo único que alcance a ver fueron sus perfectas y lampiñas nalgas. Después Sebastián salió de la ducha sólo con su toalla en la cintura y llevaba la ropa en su mano para cambiarse en el cuarto donde yo estaba, entonces me preguntó si ya había acabado, yo me voltée para hablarle directo a la cara y nomás me voltée para contestarle se quitó la toalla y deja ver su enorme pija. Medía alrededor de unos 16 cm. no erecto, y yo me quedé con la boca abierta al verlo, Sebastián al darse cuenta me dijo cierra la boca o "mi paloma" se me iba a meter en mi boca, al oír eso reaccioné y sólo le dije que nunca había visto una tan grande y le pregunté cuanto le media ya parada, lo cual me contestó que como unos 24 cm.
A lo cuál me quedé con la boca abierta, y fue cuando Sebastián hizo un movimiento brusco y casi me la mete en la boca, pero no pudo por que yo me moví. Él se empezó a reír y me dijo que no dejara la boca abierta, que a la paloma le gusta estar dentro de las bocas de los hombres bonitos. Se puso su boxer pero la conversación se puso cada vez mas candente, y yo ya la tenia parada y él también y como solo estaba en boxer se le notaba mucho mas. Le dije que se tranquilizara que ya estaba emocionado y él me preguntó si la quería conocer ya bien parada a lo cual accedí, y si, era cierto media como 24 cm., yo por tonto me quede con la boca abierta y Sebastián me agarró la cabeza y me puso su verga cabal en frente y me dijo que ahora por castigo se la tenia que chupar, y yo sin pensarlo dos veces me la metí en la boca y se la empecé a chupar, él me empezó a sobar la cabeza como señal que le estaba encantando, después de un rato lo acosté y se la seguí mamando y a la vez le empecé a quitar la poca ropa que tenia puesta.
Después él me acostó en la cama y me empezó a besar y a desvestir, y me dejó sólo con mis boxer apretados, y me empieza a dar pequeños mordiscos en mi pene sobre el boxer, lo cual era delicioso, luego me quitó el boxer y me dio una tremenda mamada, unos 2 minutos después yo lo agarré y lo acosté boca arriba empezamos a hacer un 69, yo estando arriba de él.
Después nos recostamos y seguimos el 69, después yo me quité y se la empecé a mamar hasta que acabó en mi boca. Al acabar él me acostó y me la empiezó a chupar hasta que también acabé dentro de la boca de él. Después de eso lo puse en 4 y le empecé a lamer su culito delicioso para dilatarlo, y él diciéndome como le estaba gustando; yo le empecé a meter un dedo, después dos y después tres, la verdad sin mucho problema entraron, y fue ahí cuando le empecé a meter mi verga, él sólo empezó a jadear del placer y empecé el mete y saca. Lo cogí en cuatro, boca arriba, boca abajo, parado y él sobre mi, y después me acostó boca arriba y él me empezó a dilatarme. Pero él no fue tan paciente y trato más rápido con su verga la cual introdujo con algo de resistencia, y me empezó a coger también igual que yo, en cuatro, en sillita, boca arriba, boca abajo hasta que eyaculó dentro de mi, me sacó su verga y yo lo acosté boca arriba y con las piernas en mis hombros lo volví a penetrar hasta que eyaculé dentro de él.
Nos quedamos acostados descansando hasta que él se levantó y me agarró, y me abrió las piernas y me volvió a penetrar esta vez con más facilidad por que no solo estaba dilatado si no que el semen que tenia ayudaba a lubricar, y me cogió de esa forma como 15 minutos hasta que acabo nuevamente dentro de mi. Al acabar me saco su verga y me dijo que nos fuéramos a bañar lo cual acepté, ya en la regadera, él me enjabonó y yo a él y nos besamos y nos lavábamos y nos lamíamos, pero ya cuando él se iba a salir de la regadera yo lo agarre del hombro y le dije que me faltaba una cogida, entonces él se agachó un pocito y me lo empecé a coger, estábamos los dos parados y yo me lo cogía con mucho placer hasta que acabé dentro de él.
Después nos salimos y él se vistió y cuando yo me iba a poner el boxer me dijo que él me lo ponía, cuando me lo estaba subiendo me dio una mamada rápida. Y después nos vestimos y yo me fui porque ya era algo tarde.
Unos días después Diego me llamó que si no quería llegar a una fiesta por la despedida de Sebastián que se regresaba a USA para seguir estudiando.
Ya el día de la fiesta llegué y había un montón de personas, y estaba él, yo lo fui a saludar normalmente y él también me saludó como si no hubiese pasado nada, pero ya cuando la fiesta estaba a la mitad, veo que Sebastián me empieza a hacer señas para que vaya donde estaba él, cuando llegué con él me pidió que lo acompañara a su cuarto, subimos al segundo piso donde estaba su cuarto y el cerró la puerta con seguro y nos empezamos a besar, nos empezamos a desvestir entre besos hasta que yo me agaché y se la empecé a mamar, nos tumbamos sobre su cama y seguí mamándosela hasta que eyaculó dentro de mi boca y después él me la mamo y yo acabé dentro de su boca.
Después de que él acabó me empezó a dilatar para cogerme y ya cuando entraban los dedos me penetró y con un consecutivo mete y saca acabó dentro de mi, con un estallido de semen, cuando acabó le empecé a meter dos dedos en su culito para empezarlo a coger, ya cuando entraron bien los dedos lo penetré y con un rico mete y saca; me lo cogí hasta que acabé dentro de él.
Nos paramos y nos vestimos para seguir con la fiesta, pero antes de salir del cuarto él me agarró suavemente del hombro y se acercó a mi oído y me dijo que porque él se tenia que regresar a los estados unidos que lo dejara cogerme una vez más.
No sé que tenia su voz pero no pude resistirme y accedí, rápidamente se desvistió al igual que yo, él me levantó y me llevó cargado a la cama donde me acostó boca arriba, puse mis piernas sobre sus hombros y me empezó a coger. Cada embestida era más rica, más fuerte y más apasionada que la otra, yo empecé a gemir del placer que me estaba provocando y él también gemía del placer, incluso nos sincronizamos en los gemidos y si no hubiera sido por la fiesta de abajo hubiéramos entrado en brama.
Mientras él me penetraba yo me estaba masturbando y nos estábamos besando, estábamos en tanto placer que ninguno de los dos quería acabar, y fue así hasta que él acabó dentro de mi con una increíble explosión de semen que yo sentía que me llenaba, y fue ahí cuando yo también acabé, yo exploté tanto que eyacule y mi leche llegó hasta su cara, parecía que la eyaculación me estaba atravesando.
Acabamos al mismo tiempo y después él saco su verga dentro de mí y me empezó a lamer el semen para limpiarme, nos quedamos acostados unos 20 minutos besándonos y abrazándonos pero no pudimos seguir así porque ya nos estaban buscando en la fiesta. Nos vestimos y bajamos como si nada y les dijimos a todos que el baño de abajo estaba ocupado y que me había dicho donde estaba el de arriba, como había tanta gente nadie se dio cuenta de cuanto tiempo o estuvimos juntos.
Después de eso se fue y no lo he visto desde ese día, claro que nos intercambiamos los MSN y él me llamó para mi cumpleaños y me dijo que para esta navidad él iba a venir a visitar a su familia, entonces que me reservara un día porque me tenía un regalo que me quería dar y que esperaba que yo tuviera un regalo para el.

lunes, 24 de octubre de 2011

EL TRUCO DEL SLIP

Eramos un grupo de amigos entre 17 y 20 años con los cuales nos divertíamos bastante, haciendo deportes, camping, bailes o cualquier cosa que sirviese para pasar el rato. A mi me atraía el culo pomposo y bien redondito de Gustavo un chico que me llevaba un año en edad, pero no me atrevía a decirle algo directo de que quería disfrutar de su culo paradito por temor a que se enojase o descubriese mis intenciones con los demás chicos del grupo. Se acercaba mi cumpleaóos número 18 y lo esperado era que mis amigos me regalasen discos de esos que estaban de moda.
Cuando llegó mi cumpleaños Gustavo me dijo:
-Qué queres que te regale para tu cumpleaños? Porque ya tenés tantos discos que no hay ninguno nuevo que te falte.
Pensé un poco antes de contestarle:
-Regalame lo que te gustaría recibir el mes que viene en el tuyo...
Era una forma elegante de salir del paso y al mismo tiempo enterarme que necesitaba él o que prefería que le regalase, porque de buena gana le hubiese contestado: "Regalame tu culito redondito". La charla quedó allí y pasaron los días sin hacer más comentarios sobre el tema hasta que llegó mi cumpleaños en el que recibí los acostumbrados discos, muchos de ellos iguales por los que tuve que ir a cambiarlos por otros que no tenía. En cambio Gustavo muy misterioso me llevó a un rincón y allí me dio un paquete pequeño envuelto en un papel de regalo color azul con una cinta blanca y me dijo que no lo abriese hasta que llegase a mi casa. Por supuesto que me lo dio a escondidas de los demás porque no quería que lo vieran y si se hubiesen dado cuenta el paquete estaría en las manos de ellos y abierto en la mitad de la vereda.Pensé que sería alguna broma rara. Pero le hice caso, y hasta que no entré a mi casa no abrí el paquetito. Qué sorpresa! Eran dos slips azules con rayas rojas. El muy cretino los había doblado tanto que dentro de ese diminuto paquete quien se iba a imaginar que allí dentro estaban esos dos slips.!!Cuando los desdoblé para ver si me servían, de entre ellos cayó una nota que decía:
"Para saber si te quedarían bien, me los he probado antes, tal vez no te queden bien porque yo tengo algo más grande que tú, pero el resto te quedará bien.
Me dio risa al leer esa nota, lo tomé como una broma, y lo que él tenía más grande que yo era sin lugar a dudas "el culo", pero por lo que decía su nota estaba haciendo ostentación de poseer una verga más grande que la mía, y no del culo precisamente hablaba en su nota. Me excité un poco pensando que ese culo que yo deseaba desde hacía tiempo había estado en contacto con esa tela aunque más no fuese por unos segundos. Enseguida me lo puse, pero al revés porque quise apoyar mi verga totalmente erecta sobre el lugar en que había estado su culo en contacto con esa prenda íntima. Mi verga quedó dentro del slip, empecé a acariciarla con mis dedos hasta que no soporté más tanta excitación, la saqué por la parte de arriba y comencé a correrle el prepucio a toda velocidad hasta que la leche empezó a asomarse mojando toda la parte de atrás del slip, no cesé de apretarla y pajearme imaginándome que la metía en el culo de Gustavo. Al rato, ya más calmado pensé en lo sucedido y la forma en la cual agradecerle el disfrute que me había dado sin saberlo. Se me ocurrió mandarle una nota que más o menos decía:"Me probé tu regalo y aun se notaba el calorcito de tu cola en él, por esa causa mi verga se despertó quedando apretada en ese obsequio tan pequeño". A la tarde me encontré nuevamente con ellos, Gustavo estaba más alejando y pensativo. Me acerqué a él y le di la nota de agrdecimiento, la cual guardó en un bolsillo sin decir nada y nos pusimos a conversar de cosas del momento. Al rato miré el lugar donde se encontraba y no lo vi, recorrí el lugar con la vista hasta que lo encontré leyendo el papel con una sonrisa en sus labios. Los demás quisieron saber que leía tan afanosamente e intentaron quitárselo pero llegaron tarde y todos vimos como Gustavo lo rompía en mil pedazos. Me hizo un gesto con la cara y la boca sonriendo y se fue hacia su casa. Al rato cuando me deshice de los demás aparecí por allí, me hizo pasar y muy altanero me dijo:
-No creo que te haya quedado chico, porque mi verga es más grande que la tuya.
Esa burla me hizo enojar! y la tomé como un desafío por lo que le contesté:
-Traé una regla y las medimos para ver quien gana!!
No lo pensó dos veces fue corriendo a su habitación y a los pocos segundos estaba de vuelta con una regla diciendo quien la medía primero. Le dije que el que ostentaba ser pijudo era él así que yo se la mediría primero. Con un poco de pudor y muy lentamente bajó el cierre de su pantalón metió la mano y sacó una verga de considerable tamaño en estado de semiletargo. Acerqué mi mano para medirla, él se estremeció con el contacto de mi mano fría en ese órgano caliente que con el solo contacto de mi mano se endureció al máximo de su potencia. Acerqué la regla disfrutando de la visión de su glande rosadito caliente y palpitante, medí el pedazo de verga que se asomaba por allí hasta que le dije que se quitase la ropa porque así no podía medirla con presición.
-Sí, tenés razón la ropa me roba centímetros de carne y vas a ver que te voy a ganar!!! Vamos a mi dormitorio, porque puede llegar alguien....
Una vez allí quedó completamente desnudo porque lo primero que se sacó fue la camisa dejándome admirar su pecho muy musculoso por la natación que practicaba y a los pocos segundo sus pantalones cayeron, seguidos del slip. Lo tenía desnudo frente a mi, pero su culo no podía verlo por que no se daba vuelta por nada, para que me lo iba a mostras si había que medirle la pija y no el culo!!
-Ahora sacate vos la ropa?
Lo obedecí mientras el admiraba mi verga completamente dura comentó: -Creo que vamos a empatar...
Me paré frente a él, acerqué mi pija a la suya y eran casi iguales!!Al rozar con mi glande sobre el lugar en que se une su verga al cuerpo ésta estaba coronada por una capa vellos muy rojizos, él se apoyó en mi brazo dándome un beso en los labios. Ni que decir que el objetivo de mi visita desapareció y la regla cayó al piso mientras nuestros cuerpos se fundían en uno solo de tan fuerte y apretado que fue el abrazo que nos dimos mientras mis manos buscaron sus nalgas para poder apreciarlas todo lo máximo posible. Nuestros labios siguieron unidos un buen rato con nuestras lenguas escudriñando en el interior de las bocas, llenándolas con un intercambio muy abundante de saliva como si siempre lo hubiésemos hecho. Nuestras vergas palpitaban apoyadas una sobre la otra apretadas entre nuestros cuerpos y ni que decir de los huevos!!! Podía sentir los suyos más grandes que los mios subiendo y bajando apoyados contra los míos.
Nos separamos para respirar y Gustavo me dijo: -Nunca pensé que me sucedería esto!!! Creí que te enojarías conmigo!!!
-Nooo!!! Si tu culo me gustó siempre y lo desee desde que te empezó a crecer tanto....
No contestó nada se hincó en el piso y se puso a lamerme la verga muy suavemente y muy temeroso de que no me gustase o algo parecido. Le fui guíado su cabeza a lo largo de ella hasta que de a poco le fui introduciendo el glande en su boca hasta que él se encargó de ir tragándola toda.
-Pará!! No chupes tan rápido que me vas a hacer acabar antes de tiempo....!!
-Pérdoname, nunca lo había hecho... y está muy rico.., me gusta sentir como late tu pija dentro de mi boca...
Nos fuímos para la cama me acosté sobre ella y le dije que se pusiese sobre mi en forma de 69, así podríamos chuparnos las vergas los dos al mismo tiempo. Me obedeció y empezamos un delicioso 69 en el cual podía apreciar el hoyito que tantas pajas me había inspirado en los día anteriores. No soporté más esa visión y ya que lo tenía a mi disposición comencé a tocarlo, para luego lamerlo y finalmente introducirle mi lengua húmeda y caliente. Cuando sus gemidos se acentuaron y sus chupadas a mi verga siguieron el ritmo de su agitación comencé a lamerme los dedos para ir metiéndolos de a uno en uno hasta que con tres de ellos su esfínter cedió y dio paso al primer visitante que hurgaba en ese recinto. Mi verga estaba por explotar en su garganta, porque era tanta la saliva que tenía en su boca que ésta muy cómodamente se había deslizado hasta esas profundidades. Dejé de pernetrarlo con mis dedos y le dije que se pusiese boca abajo con las pierna bien separadas. Así lo hizo y se la clavé toda como todo muchacho impaciente sin hacer caso de sus gritos de dolor porque su esfínter oponía mucha resistencia y se negaba a dejarme entrar. Luego que mi verga estuvo totalmente alojada allí y tuve que soportar sus quejas y protestas ésta comenzó a agitarse sin siquiera hacer el clásico mete y saca porque el culito de Gustavo no soportaba ni el más leve roce, comencé a llenarle las profundidades con mi néctar, el cual me pareció abundante pero no lo vi dado que mi verga estaba totalmente clavada allí hasta el fondo de las entrañas de mi amigo. Le gustó mucho sentir esos disparos que rebotaron en sus profundidades pero al sacarla gritó mucho porque le dolía todo su recto y ni que decir de los bordes de la entrada que estaban todos agrietados y sangrantes. Mi verga estaba en las mismas condiciones, lastimada, sangrando y chorreante de lechecita blanquecina.
Gustavo tenía la verga totalmente marchita, había eyacualado contra la colcha de su cama pero ni se dio cuenta por el dolor que recibía en su parte posterior. Le miré el culo y ese hoyito que antes era apretadito estaba hecho una calamidad!!!!
No sabíamos que hacer, nos fuímos a lavar y más le ardió con el contacto del agua fría, se le ocurrió ponerse un polvo para heridas y ese fue el segundo polvo que recibió su culito ese día.
El inventó el regalo del slip, pero el resultado que le dio fue muy doloroso y no quiso probar nuevamnte hasta que llegó su cumpleaños y yo le hice el mismo regalo. Me dijo que quería retribuirme el regalo de la misma forma en que yo le había retribuído el suyo. Yo tuve más suerte porque me chupó el culo de una forma impresionante y cuando me metió la verga no me lastimó en lo mas mínimo y pudímos gozar los dos al mismo tiempo, ya que su verga no se descargó hasta que la mía no vertió todo el contenido de mis bolas sobre su estómago ya que me tenía con las pienans en sus hombros mientras me la metía y me la sacaba cada vez más bruscamente.
Fue muy lindo sentir sus gemidos cada vez que su pija expulsaba su semen acompañado por las contracciones cada vez más violentas de mi esfínter juvenil.
Esos dos regalos de cumpleaños sirvieron para que nos dejásemos de inhibiciones y disfrutásemos cada uno alternativamente con la verga del otro sin que nuestros amigos lo sospechasen.
Desde entonces fuímos muy amigos, más de lo que lo éramos antes. Y aún seguímos siendo muy amigos a pesar de que él se casó y tiene varios hijos, una vez al mes nos encontramos para rememorar viejos tiempos.

viernes, 21 de octubre de 2011

UN HERMOSO RANCHERO

Esta historia es verdadera, me sucedió cuando tenía 21 años, recién egresado de mi carrera estaba trabajando par el gobierno, deslindando terrenos, por lo que me tocaba visitar a diferentes ranchos, era el mes de marzo, el calor estaba insoportable, y tenia cubierto área de trabajo por lo que me disponía a retornar a la ciudad ya lo soñaba, estar fuera del polvo, del sol. Pero unos de mis compañeros estaba atrasado y no podía regresar así que le tuve que ayudar, con unos de sus ranchos, de donde estaba quedaba como alrededor de cuatro horas de camino. Bueno a mal paso darle prisa, tome mi jeep y a manejar llegue como las 5:00 pm sudado y muy polveado.
Al parecer no había nadie en la casa llame muchas veces nadie me contesto, me iba dar la vuelta, pero entre a la casa no había nadie cruce la sala, Salí por un corredor en una silla vi ropa de hombre, alce mi vista y distinguí un río, y en él se bañaba un hombre, desde lejos pude observar que era alto y muy fornido. Me fui acernado como a unos cinco metros me pare detrás de unos árboles. Pude verlo bien, era muy fornido, de gran espalda, piernas gruesas, unas nalguitas blancas y muy velludas, cuando se agachaba podía ver un agujerito oscuro. Mi verga estaba a cien, bien parada, me tranquilice un poco y le hable dándole las buenas tardes no sin antes de sacarme mi playera, par que no se diera cuenta de que mi verga sobresalía de mis pantalones cortos, se dio vuelta me saludo con una gran sonrisa tenia unos ojos color miel, nariz grande, labios gruesos con bigotes bien tupidos su piel curtida por el sol, pechos muy grandes con una tetas deliciosas algo grandes, su verga le colgaba deliciosamente, unas grandes bolas llenas de vellos. Mi excitación creció. Le dije nombre Oscar y que buscaba al sr. Mariano Rojas, yo soy me contesto. Soy el ingeniero que viene medir sus tierras. Bueno no más me termino de bañar y platicamos. Me senté en una piedra cerca de él teniendo la vista más agradable que yo hubiera imaginado. La de un hombre, y que hombre!!! y que cuerpo con una verga de aproximadamente 20 cm de largo de un color blanco con grandes venas y una gran cabeza mucho más gruesa que el resto, de un color moradito. Se me hacia agua la boca de nada más imaginarme mamándola, le mencione que hacia mucho calor y que el agua estaba muy fresca. Por que no se da un baño me dijo, no lo pensé dos veces me desnude dándole las espalda para que no viera mi erección que pude calmar con el agua fría. Estuvimos platicando como alrededor de dos horas dentro del agua. No podía despegar mi vista de su cuerpo, terminamos de bañarnos. Nos dirigimos a la casa. Él llevaba puesto su ropa interior de color blanco, caminaba delante de mi, la ropa se le pego a su cuerpo húmedo mi verga me dolía lo tenia bien parada tuve que contenerme para no acariciar su nalgas que se movían al ir caminando. Llegando a la casa se sentó en una silla abriendo sus piernas quedo delante de mi vista unas bolas y la punta de su verga que salía de la truza. Nos tomamos unas cervezas y platicamos de mil cosas.Era un hombre sólo, con 52 años de edad, su esposa e hijos vivían en la capital y él bajaba a la ciudad cada mes o quince días por víveres. Ya más confianza y muchas cervezas la plática se torno a lo sexual. Que hacia cuando tenía deseos, pregunté. Me contesto tengo mi mañas, respondió, y se sobo la verga dejando parte de su paquete a descubierto. Mi excitación era evidente con lo estaba viendo, de cuando en cuando se la volvía a sobar, se ve que la tiene muy grande le dije. Si y me salio muy buena me respondió, metiendo la mano dentro y se la saco jalándola hacia fuera, su mano era muy grande y todavía le sobraba mucha verga. Otra cerveza ingeniero me dijo, le dije que si, se levanto de la silla y se sacó la verga por la pierna dirigiéndose al refrigerador, su verga se columpiaba semi erecta. Me levante y me dirigí a mi carro saque un short corto blanco, me quite los pantalones y mi slip ya que estaban doliendo las bolas por la excitación y por que lo tenía mojado. Me desnude y me puse solo el short, aunque me lo tuve jalándolo un ratito, al darme vuelta mariano estaba atrás de mi.
Sin darme cuenta, se estaba agarrando la verga que casi la tenia parada, era enorme con muchas venas y su cabeza gruesa se veía más morada. Me sonrió tomé mis cigarros y una botella de tequila y lo deje sobre la mesa, me regalas un cigarro me dijo estaba detrás de mi muy cerca, prendí un cigarro y me hice hacia tras sin darme vuelta, quedando muy pegado hacia él, su verga lo sentí en mi espalda y su estomago mas arriba. Le di el cigarro sin darme vuelta. Al sentir que no se movía di otro paso hacia atrás, mi corazón empezó latir más rápido mi verga saltaba mas excitado y quede bien pegado a su cuerpo, podía sentir su latido y como su verga se ponía más tensa paso un brazo por mi cintura apretándome firme pero suave. Me dijo estas muy excitado, me dijo, le conteste que si.Me di la vuelta y mis labios se pegaron a su pecho al cual comencé a besar, luego seguí con sus tetitas, empezó a gemir baje la cabeza y lo bese en la boca no puso resistencias mientras mis manos le recorrían el cuerpo, sus piernas, le quite la ropa interior lo empecé a masturbar con mis manos, no oponía resistencia, lo estaba disfrutando, me baje para mamarle la verga, apenas me metí la cabeza en mi boca, le lamí toda la verga, las bolas jalando con mis dientes suavemente lo vellos, el gemía más y más fuerte, tenía los ojos cerrados gozando de mi mamada, le di la vuelta y lo flexione para meterle mi lengua en su culo, donde estuve bastante tiempo lamiendo y metiéndole la lengua, si que lo estaba disfrutando. Me levantó y me beso en la boca salvajemente sentí su recio bigote y me dijo que ya no podía más y estaba por terminar, le ofrecí mi culito para que me metiera la verga pero que primero fueran sus dedos ya que lo tenía muy grande y me podía lastimar, primero fue uno, luego dos, después tres que me hacia gritar de placer, puse mucha saliva en mi mano luego le dije que le echara más y con eso embarre su verga y mi trasero.Me lo fue metiendo por partes ya que sentía que me estaba partiendo en dos el dolor era muy fuerte pero mi calentura era más. Me lo metió todo, sentí sus huevos chocar en mis nalgas, le dije que me lo dejara adentro un buen rato para acostumbrarme a su verga, mientras recorría mi cuerpo con sus manos, me besaba el cuello, orejas, no se en que momento empezó a sacar y meter su verga, me dolía poco, pero el placer que me estaba proporcionado, fue superior hasta que empezó a jadear mas fuerte, su cuerpo se puso tenso y exploto dentro de mi, así parados me tubo abrazado por largo tiempo hasta que su verga salio de mi culo. Que rico me cogio y era la primera vez que me metían una verga enorme, seguimos tomando ya los dos desnudos, mientras nos besábamos le acariciaba todo su cuerpo con más confianza. Mi verga estaba pre eyaculando me paso unos de sus dedos me limpio la verga y se lo llevó a la boca. Me levanté y le ofrecí mi verga lo pensó un poco y después de un rato me la empezó a mamar y me vine en su boca y se trago toda mi leche que después compartimos con un beso.
Fue algo increíble, el trabajo que me iba llevar dos días, se convirtió en una semana en el cual, nos cogimos muchas veces y de muchas maneras.

martes, 18 de octubre de 2011

EL POLICIA DEL 44-20

Tuve que viajar de Guadalajara a Mazatlán, ambas ciudades en estados diferentes del bajío y norte de México, respectivamente, incluso la segunda es una hermosa playa. Salí en la única corrida disponible en martes y que es a las 12:00 horas en un autobús de segunda clase, en un viaje de 505 kilómetros y que duró casi 8 horas.
Abordé el camión y además del conductor sólo íbamos 9 pasajeros más distribuidos en diferentes puntos del camión. Los primeros asientos los ocuparon una señora con dos niños; los de un costado un par de señores mayores y en el siguiente lugar hacia atrás un joven. Yo me senté casi al final del autobús y un par de lugares atrás iba una pareja de novios. Comenzó el trayecto y me preparé a resistir el tedio del trayecto y el calor que se avecinaba, ya que por ser el camión de segunda clase no contaba con televisión, baño ni aire acondicionado, sólo con unas cortinas mal hechas. Para contrarrestar lo primero llevé mis audífonos y un par de cintas de audio; para lo segundo, comí algo liguero, oriné en la Central de Autobuses y decidí tomar la menor cantidad posible de agua durante el viaje y, para lo tercero, me bañé muy bien antes de salir de casa y resolví ponerme un pantalón corto holgado de color gris oscuro que me llegaba a media pierna, una playera gris claro, tenis del mismo color y al interior calcetas blancas y una trusa también blanca. De equipaje sólo llevé una mochila con un poco de ropa de playa.Después de la primera escala en la ciudad de Tepic, Nayarit, la temperatura rondaba los 30 grados centígrados y terminé de oír una de las cintas de audio. Estiré mi cuerpo a lo largo del asiento y el pantalón corto se me subió un poco, me ví las piernas y me enorgullecí de correr 4.5 kilómetros cada día desde hace más de cinco años. Me relajé e inconscientemente llevé mi mano derecha a mi pecho y abdomen, que si bien no los tengo tan marcados como las extremidades inferiores, en conjunto forman un cuerpo armónico.
La mano izquierda la metí dentro del pantalón corto y sobre la trusa me toque el pene que reposaba flácido sobre los testículos. Después la introduje debajo del calzón y me rasqué los vellos del pubis. Sin sacar la mano de ese lugar jalé un poco y me observé el pene. Fruncí el ano y mi pene se movió ligeramente. Volteé hacia atrás y la pareja de novios dormía abrazada, algunos pasajeros de adelante platicaban, otros dormitaban y uno más leía una revista. Pese al ambiente relajado y el intenso calor, evite dormir y seguí oyendo música. A la cuarta hora del viaje hicimos la siguiente escala en Acaponeta, Nayarit y bajaron los señores mayores y el joven. Reanudamos el trayecto y pasando Escuinapa, Sinaloa, nos detuvimos en un restaurante para camioneros que está sobre la carretera donde todos descendimos. Para la señora y los niños ese fue su destino.
Al tiempo que el conductor y los novios comían yo pasé al baño. Mientras orinaba ví en las paredes dibujos medio borrosos de mujeres desnudas con bustos grandes, penes erectos que se introducían en sus anos, chicas recostadas con las piernas abiertas mostrando su vagina dilatada y otros trazos por el estilo. Terminé de evacuar y me sacudía el pene pero seguí viendo las líneas. Mi órgano sexual empezó a reaccionar y comencé a tener una ligera excitación. Puse mi pene sobre la palma de la mano izquierda y lo sopesé, los testículos quedaron fuera y caían hacia atrás, con la otra mano acaricié el glande y acumulé saliva en la boca con la intención de dejarla caer sobre mi pene y masturbarme tranquilamente. Empero, oí la voz del conductor que anunciaba la reanudación del viaje. En fin, salí y este señor me comentó que debíamos apresurarnos porque había retenes de la Policía Federal que inspeccionaban al azar cualquier automotor, ya que era común el tráfico de drogas por esa ruta.
Todos reanudamos la marcha, más otro señor que se sentó en la parte delantera. Ya habían pasado casi 5 horas desde que iniciamos el viaje y entonces decidí ahora si dormir un rato, por lo que recorrí las cortinas de los asientos cercanos, evitando que entrara luz. Aún recuerdo que me quedé dormido con las imágenes que ví en el baño. No sé exactamente cuanto tiempo pasó, pero medio abrí los ojos y observé un letrero que decía "Rosario, Sinaloa, les desea buen viaje". Aún faltaban muchos kilómetros para llegar a mi destino, así que jalé bien esa cortina y me volví a dormir.
De repente sentí que alguien me tocaba el hombro. Desperté y un policía de la Policía Federal me indicó que me levantara, ya que estaba en un reten y que revisarían mi equipaje para verificar que no transportara droga. Quise ver en donde estábamos, pero las cortinas estaban cerradas, volteé hacia atrás y no estaba la pareja de novios y medio oí la voz del conductor del camión abajo del mismo. - Parece ya y baje del camión -dijo el policía. - Si, está bien -respondí mientras me estiraba un poco.
Me levante de mi lugar y busqué mi mochila en la parte alta del pasillo del camión. Al momento de alzar los brazos noté que tenía el pene erecto y el pantalón corto "metido" entre las nalgas. Bruscamente llevé mis manos hacia mi órgano sexual para moverlo un poco y evitar que se notara. Casi al mismo tiempo mi mano derecha trato de "sacar" el pantalón corto que tenía entre las nalgas. Ante ello, el policía comentó con su característico acento norteño:- Pero pus que venía soñando mi compa. O más bien, qué quiere ocultar pues ?. No vaya ser que traiga algo prohibido de transportar pues.
- No cómo cree, no traigo nada indebido. Sólo me acomodaba mi pantalón corto, ya que se me pegó a las piernas -respondí entre apenado y nervioso. Sentí como ese Policía moreno, de facciones detalladas, bigote recortado, cuerpo macizo, un poco mayor que yo, me miraba con detalle y movía la boca. Llevó su mano izquierda a su cacha, recorrió con precisión su pistola y me dijo con un tono ya no tan amable:- Mire compa, quiero que vacíe su mochila en este asiento -señalando el mismo donde yo estaba sentado- y no intente jugarle al héroe por que entonces va a tener problemas. Ta´bueno ?.- Pero qué hice señor…- Ya le dije compa que no se quiera pasar de pendejo y más le vale que no haga escándalo -me dijo con voz de mando y sin dejar de tocar su arma.
No puede ser, no puede ser, en qué lío me he metido, no puede ser, pero qué hice ?, si no hice nada; pensé. Además, estos tipos son conocidos por culpar a cualquier inocente de traficante o quizá me confundieron con alguien y…; pensé también. Jalé la mochila, me incliné un poco y la vacié. Yo estaba sumamente nervioso y medio asustado mientras el Policía revisaba mis pertenencias.- Ahora mi compa, póngase en medio del pasillo viendo hacia atrás del camión, con las manos sobre el portabultos y abra las piernas -me indico con voz de enfado.Me subió la camiseta hacia arriba y sin quitármela la pasó hacia mi pecho. Comenzó a pasar sus ásperas manos por mi espalda. Hurgó entre mis axilas y pesé a qué sentí como cosquillas no hice ningún movimiento ni exclamé sonido alguno. Giré mi cara hacía el piso y noté que mi pene ya estaba flácido, seguro que por el miedo y el nervio de que pudieran acusarme de algo. De pronto sus manos pasaron a la altura del resorte de mi pantalón corto.- Quítese el short compa, pa´ revisarle las bolsas. Hágalo con cuidado y sin movimiento bruscos -me pidió en frases recortadas.Me quité el pantalón corto y la playera, quedándome sólo en calzón, calcetines y tenis. Inmediatamente me coloqué como estaba. Sin esperar a nada, el Policía volvió a tocarme la espalda con sus grandes manos, apretó mi cintura e inmediatamente después las metió debajo de mi calzón, sentí que apretó un poco mis nalgas y acercó su cara a mi nuca, ya que su respiración me causó un liguero estremecimiento. Yo cerré los ojos, eche un poco la adelante la cadera y contraje mis nalgas. Casi al instante me dijo el Policía:- Pus qué esconde mi compa, qué trae por ahí que no me permite catearlo como debe ser ?. Se está comportando como cualquier burrero artificial pues.
Después me enteré que los "burreros artificiales" transportan pequeñas cantidades de droga sintética en cualquier parte del cuerpo. Pero en ese momento y en completo silencio volví a relajar la cadera y el trasero, incluso me doble un poco hacia adelante, con la intención de que se percatara que estaba cooperando y comprobara que no traía nada.
Volvió a recorrer mi trasero con sus morenas, grandes y ásperas manos, más bien parecía que me las estaba masajeando. Entonces comenzó a bajarme el calzón poco a poco y a pasarme sus manos también por las piernas. Cuando el calzón estuvo a la altura de mis rodillas deje de sentir una mano, pero entonces uno de sus dedos recorrió con firmeza mi espalda desde la nuca hasta casi mi pierna derecha, pasando superficialmente por la raya de mi trasero. Pese al estremecimiento no exclame nada y sólo atiné a mover la cabeza.- Quítese los calzones, rápido - me ordenó el Policía.
Me los quité sólo con los pies, sin bajar los brazos del portabultos, quedando el calzón en mi tenis izquierdo. Abrí las piernas como las tenía y de repente sus manos me abrieron las nalgas y me sopló en el ano, mismo que fruncí de inmediato. - Relájese mi compa, relájese pues, ya casi acabo -me dijo en cuclillas.Una de sus manos llegó a mi pubis y me empujo hacia atrás. Me doble aún más, me volvió a separar las nalgas y ya, descaradamente, me lengüeteó el ano. Un par de minutos después y ya que su lengua intentaba entrar en mi culito, me relaje y mis músculos se destensaron. Otra de sus manos subió mi rodilla derecha a la codera de un asiento, quedando, ahora si en pleno, mi ano expuesto. Bajé mis brazos a los respaldos de un par de asientos, me doblé un poquito más, agache la cabeza y pude ver entre mis piernas al Policía del cuello a los pies y estaba en cuclillas. Su cara no la alcanzaba a ver pero sentí como me soplaba en el ano. Volvió a lamerme el culo y a tratar de meter su lengua, pero ahora salivó tanto que su baba resbalaba por la parte interior de mis piernas, incluso la saliva llegó hasta mis testículos que colgaban y que me impedían ver como ahora me succionaba el hoyito.
Ví como se levantó e intentaba meterme un dedo, lo logró y mientras lo metía y sacaba con suavidad, con la otra mano tomó su radio, lo encendió y dijo:- Pareja, pareja, aquí 44-20, 44-20… si, afirmativo. Al interior del automotor sospechoso en una acción 29-74 extra. Correcto, entonces acato indicaciones. Fuera.
Yo seguía doblado, viendo por entre mis piernas, pero no alcanzaba a ver más que de la cintura para abajo y de cabeza. El Policía dejó su radió en otro asiento y ahora su dedo que me metía y sacaba lo comenzó a mover en círculo. Dobló un poco las piernas y con la otra mano me separó una nalga y pudo entonces introducirme un dedo más y en cuanto entró dejó de moverlos. Comenzó a soltarse el cinturón de la pistola, mismo que dejo sobre su radio y siguió ahora con su pantalón. Lo desabrocho, bajo el cierre, movió sus piernas y el pantalón cayó hasta sus tobillo. Ví el tamaño de la verga parada que se le marcaba en el calzón tipo bikini y apreté el culo. El policía sintió y con suavidad me pellizcó una nalga, se puso en cuclillas otra vez y por entre mis piernas me vio, me pellizcó otra vez, me sacó tranquilamente un dedo y sin dejar de verme se acarició la verga y se la sacó. Yo me aflojé una vez más, ya que su pene no se veía tan grande como pensé.Sin embargo, cuando se paró le ví la verga en su real esplendor y era más grande que la mía, seguro rebasaba los 20 centímetros y ya le colgaba un hilito de semen. Volvió a mover el dedo que tenía en mi culito en forma circular y acercó su palote hacía la parte baja de mis nalgas, entre mis piernas, y le descubrió la negra cabeza que tenía. Esa cabezota la chocó con mis testículos y los hizo a un lado marcándolos con el hilo de semen que tenía. Con esa vergota me toco una parte de mi pene, mismo que comenzaba a reaccionar. En verdad que no pude resistir y con una mano toqué sólo ese gran glande, de verdad que no agarré toda esa verga morena que tenía dos venas que la cruzaban caprichosamente, sólo esa cabezota casi negra, que ya tenía en la boquita otra gota de "leche". El Policía se pegó aún más a mi trasero y yo llevé la cabezota de su gran verga a mi glande, a mi falo y con ella golpeé mis testículos. En ese momento mi pene se erectó de inmediato, solté la verga del Policía y ésta permaneció casi en el mismo lugar, denotando que la tenía bien parada.
El se retiro un poquito, tomó su palo, dejando la cabezota libre y ya con un hilo de semen, se agacho un poco, escupió saliva en la otra mano y la esparció entre mi culo, metió y sacó un dedo y después lo movió en círculo. Lo retiro por completo y entonces llevó la cabezota de su verga a la línea de mis nalgas y la recorrió. Presionó un poco más y ahora su cabezota quedó en la entrada de mi ano, movió su glande en forma circular, tratando de abrirse paso en mi hoyito. Yo seguí en silencio y sin moverme, cerré los ojos y llegaron a mi cabeza los dibujos del baño del restaurante donde un pene entraba en el ano de unas mujeres. Me tomé la verga y me la empecé a sobar.
Sabía lo que seguía y entonces lo sentí, la gran cabeza de la reata del Policía traspasó mi ano y yo sólo apreté la quijada y no abrí los ojos. El soltó su verga, me tomo de la cintura y me acarició suavemente. Pasados un par de segundos, me jaló un poco y entró en mi hoyito otro pedazo de su verga, después él empujó y entonces creo que entró toda. El Policía se detuvo, frunció su ano para que su verga palpitara dentro de mi culo, recorrió con sus manos mi espalda hasta llegar a mi cintura, la cual tomo y entonces retrocedió y volvió a embestirme, una vez y otra vez y otra vez y una más.
Nunca abrí los ojos y sólo oía sus ligueros jadeos. El me seguía dando verga por el culo tomándome de la cintura y yo flexionado hacia delante. De pronto se paro un poco de puntitas, llevó sus manos a mi pecho, se hecho sobre mi espalda y comenzó a lamerme la nuca, después a morderme los hombros. Se paró, volvió a fruncir el culo y yo a sentir como su verga y sobre todo su cabezota, crecían un poco más dentro de mi culo. Respiró hondamente para evitar eyacular. Yo en silencio y con los ojos cerrados me acariciaba la verga.El retomó la embestida, siguió metiéndome y sacándome la verga, mordiéndome los hombros y lamiéndome la nuca. Repentinamente aceleró los movimientos, se separó de mi espalda, saco con velocidad y fuerza su verga de mi culo y comenzó a eyacular en mi culito, en mis nalgas. Entonces abrí los ojos y aún ví un último trayazo de semen que fue a dar a mis testículos. Tomé ese líquido con una mano, así como la que resbalaba por mis piernas y con ella como lúbricamente comencé a jalarme la verga. Eso me éxito mucho.
El Policía se agarró de nueva cuenta su verga aún en erección y la llevó por mis nalgas y mi hoyito aún abierto, con la otra mano me jaló de la cintura hacia arriba, me pegó su pecho y me acarició el mío. Yo me recargue en él mientras seguía jalándome el pene. El soltó su verga y me metió ahora un dedo en el culo y lo movió en forma circular, lo saco y llevó esa mano a mi otro pecho y apretó una tetilla. Se colocó exactamente detrás de mí y aún sentí su verga medio parada y su gran cabezota entre mis nalgas. Me mordió la nuca y entonces eyaculé en silencio y abundantemente, como hacía mucho tiempo que no lo hacía. El Policía me apretó a su pecho y me besó la parte trasera del cuello.Sin decir palabra, sólo a señas, me indicó que me pusiera la ropa. Yo tomé un par de pañuelos desechables y medio me limpié el trasero, me vestí al tiempo que él se subía el pantalón y fajaba su camisa. Salimos del autobús juntos y debajo sólo había una patrulla con un Policía más. La pareja de novios, el chofer y su acompañante me vieron un tanto extrañados, pero no dijeron nada.
El Policía 44-20 me llevó a un punto detrás de una cerca donde había agua en tambos y me pudiera enjuagar y limpiar mejor. Ninguno dijimos palabra alguna. Regresamos y me subí al camión. De inmediato lo hicieron el resto de los pasajeros y el conductor. Comenzó una vez más el trayecto y yo estaba en verdad desconcertado, muy desconcertado. Lo disfrute si, pero no era lo que hacía ni era lo mío.Pasamos Concordia y por fin llegamos a Mazatlán, ambas ciudades en Sinaloa, a las 19:40 horas. La Central Camionera estaba siendo remodelada, por lo que el camión nos dejó enfrente. Cuando bajé del autobús el conductor me dijo:-Parece que sus situación aún no se aclara joven -señalando hacia una patrulla en la esquina de la calle.
Yo solo moví la cabeza y caminé en sentido contrario. En la otra esquina salió la patrulla, bajó el Policía  del 44-20 y me dijo amablemente y con una gran sonrisa:- Seguro ´tás cansado, vamos pues a comer y permíteme llevarte al lugar donde te vas a quedar, sí ?. Por favor… por favor. Me llamo Fernando y la verda´ es que me gustaría pues, pues platicar contigo. Aceptas ?.
Fernando, el Policía del 44-20, prácticamente me arrebató la mochila, la hecho a la patrulla. Entré al vehículo y pues, pues si...

sábado, 15 de octubre de 2011

BONITO JUEGO

Esto me sucedio hace un par de meses. Me llamo Guillermo y tengo 19 años, practico deportes, pude decirse que tengo buen cuerpo, mido 1.82 metros. Estaba yo participando en una competencia de ciclismo de montaña, eran las rondas preliminares y habia entrado a competir junto con tres amigos mios; Ramon de 21 años, Alberto de 20 años y Miguel de 18 años, los cuatro formabamos un equipo y practicabamos duro casi todos los dias.
En las practicas utilizabamos el equipo completo, vestimenta de lycra, tipica de los ciclistas, muy ceñida al cuerpo y dejenme confesarles que se veian espectaculares. Todos teniamos buen cuerpo y me llamaba mucho la atencion los bultos que se formaban en sus pantaloncillos, era inevitable disimular que los observaba de reojo y esta situacion me ponia cada dia mas caliente.
Un dia durante la practica comenzo a llover, nuestras ropas se pegaban al cuerpo por efecto del agua y comenzamos a molestarnos los unos a los otros diciendo cosas, al principio eran para pasar el rato, luego las charlas y los comentarios se fueron haciendo mas y mas directos y con tono sexual explicitamente marcado. Les propuse terminar e ir a mi casa. Todos estuvieron de acuerdo. Montamos la bicicletas en los autos y nos dirigimos a la casa, una vez en casa, propuse tomar una sauna para eliminar toxinas, la verdadera intencion era tratar de ver si se atrevian a desnudarse para poder verlos completos, subi a mi habitacion y traje suficientes toallas y unos trajes de baño, habian dos de pantaloncitos y otros dos eran tipo bikini, les dije que escogieran cual se pondrian y comenzamos a reir, yo era mas delgado que Miguel, Alberto y Ramon asi que me imagine que mis trajes de baño les iban a quedar pequeños y muy ajustados y en efecto, eso fue lo que paso.
Cada uno iba entrando al vestidor y salia con el traje puesto, Ramon fue el primero y le toco un pantaloncito, le quedaba tan justo que se le marcaba hasta el apellido, salio del vestidor riendo a carcajadas y decia nos ven tus padres y van a pensar que nos volvimos maricones todos reimos pero yo podia notar como Miguel y Alberto le miraban fijamente el bulto. El siguiente en entrar fue Miguel y a él le toco un bikini, cuando salio estaba tan erecto que no disimulo y comenzo a hacer chistes, la cosa se estaba poniendo buena, el siguiente en entrar fui yo y cuando sali ya Alberto se habia cambiado, si, en frente de todos se habia desnudado y puesto su traje, a él tambien le toco bikini. Nos quedamos todos en silencio y el ambiente estaba tan denso que podias cortar el aire con cuchillo.
Les dije vamos al sauna a lo que Miguel y Alberto respondieron que preferian la piscina, Ramon entro conmigo al sauna. Una vez adentro comenzo a frotarse con la toalla y me pidio que le tirara agua en la espalda, las manos me temblaban, el cerro los ojos y se acosto boca abajo, podia ver su cuerpo, era precioso, tenia todos los musculos marcados y como eramos ciclistas nos depilabamos asi que no habia un solo pelo fuera de lugar. Comenzamos a hablar y entre una y otra cosa que deciamos llegamos al tema del sexo. El tema fue subiendo de nota poco a poco y comenzo a contarme experiencias pasadas.
Yo de solo verlo alli en esa forma y hablando esas cosas conmigo habia obtenido una ereccion y no habia manera de esconderla. Trate de colocarme la toalla encima para que no se viera y en eso se incorpora y me dice ¿te estas calentando? yo con una pena increible no me quedo otra que comentar que si mientras lo veia como me miraba el pene, mientras él tenia la cabeza abajo pude ver que su pene tambien estaba erecto y tenia unas dimensiones considerablemente mayores que la mia. En eso el sube la mirada y nota que le estoy mirando el paquete y me dice, siempre que estamos en las practicas observo como me miras la verga, ahora si lo puedes ver con calma, yo no sabia que decir y titubeando le conteste no, te equivocas, yo miraba otra cosa. Nos quedamos callados unos instantes y el me dice que yo tenia la pija muy grande, que como mi novia me aguantaba, a lo que yo le conteste que el mio no era tan grande como el de él y comienza a reir, me dice, entonces que te parece si salimos y comparamos el tamaño de todos a lo que yo no sabia que decir, enseguida me entro el morbo, era lo que mas queria en el mundo pero tenia miedo que fuera una trampa porque sospechaba que ellos sabian de mis intenciones. Ramon me dice entonces que me calme, que él conoce a los muchachos y sabe que les iba a gustar el juego, sus palabras me tranquilizaron y senti un cosquilleo por todo el cuerpo, la ereccion era imposible de calmar y Ramon salio del sauna y en segundos trajo a Miguel y a Alberto.
Ya todos dentro Ramon les explico lo que planeaba hacer a lo que los dos comenzaron a reir pero podia ver que sus penes habian adoptado posiciones de combate. Ramon me dijo entonces ve adentro y busca una regla yo ni corto ni perezoso entre a la casa, subi a mi habitacion y no encontre nada, pase al cuarto de mamá y alli habia una cinta de sastre, era perfecta, la tome y baje, entre a la sauna y alli estaban los tres con las toallas en la cintura. Pude ver los trajes de baño amontonados en una esquina y no me quedo otra que quitarme el mio, al hacerlo comenzaron a chiflar y eso me hizo sentir bien, aunque fuera relajo, sentia que los tres me miraban con lujuria. Miguel dijo entonces ¿como vamos a comparar? Alberto contesto entonces, bueno, cada uno se mide la verga y el mas pequeño pierde. Yo no sabia si alegrarme o asustarme, yo sabia que de todos la pija mas pequeña era la mia pero no sabia si el premio seria algo bueno o un castigo asi que accedi y tome la cinta, coloque la misma junto a mi verga lo mas pegado posible a los vellos pubicos y medi hasta mi orificio en el glande y dije 16 cm. Todos se quedaron callados mirandose unos a otros, Alberto dijo me toca, tomo la cinta e hizo la misma operacion y dijo 18 cm y enseguida dijo, ¡te gane Guillermo!, el siguiente turno fue para Miguel. Se repitio la accion mientras todos le mirabamos la verga, yo tragaba grueso y se me hacia agua la boca, nos miro a todos y dijo muchachos, lo siento pero gane, 19 cm, yo me estaba preocupando porque sabia que Ramon era un monstruo y dije, Ramon no te lo midas, ¡ganaste tu!. Miguel dijo ¿mas grande que el mio? a lo que Ramon se quito la toalla y mostrando una verga inmensa dijo, pasame la cinta. Mira Miguel lo que es una verdadera verga, hizo la misma operacion nuevamente y mis ojos no lo podian creer, marcaba en 26 cm. Era lo mas grande que hasta ese dia habia visto, todos quedamos callados y pude notar como la verga de Miguel salian gotas brillantes a lo que pregunte, bueno chicos, ¿cual es el castigo?
Todos se miraron y Alberto dijo sin consultar, ¡que nos hagas la paja a los tres! No lo podia creer, el mejor castigo al que habia sido objeto. Al principio me hice de rogar para que pensaran que no me gustaba la idea pero por dentro me moria de ganas de tener esas vergas en mis manos y por que no, en mi boca. Dije entonces ¿quien va primero?.
Alberto dijo, ¡yo! porque fue invento mio, me arme de valor y tome esa verga que para mi era grande, la empece a mover mientras veia como su cara se transformaba por el placer que le proporcionaba, yo me moria, sentia corrientazos en todo el cuerpo, acelere el ritmo y en cuestion de un minuto sentia el primer trallazo de leche en mi cuello y pecho, no aguanto tanto y se corrio casi de inmediato, me llamo la atencion que pudiera sacarle la leche tan rapido a lo que Miguel dijo chico, pareces un gallo por lo rapido.
Alberto mantuvo silencio y se le veia la cara de cansado, a pesar de haber eyaculado, su pene aun estaba erecto y el comenzo a masturbarse de nuevo y me dijo dale ahora a Miguel y yo solo observo. Miguel se puso frente a mi con su verga a la altura de mi cara y me dijo con esa mano tocaste la verga de Alberto asi que tendras que darle con otra cosa yo entendi de inmediato y asenti con la cabeza, el comprendio y con su mano llevo su verga a mi boca, no sabia si soplar o chupar, era la primera vez que tenia este tipo de experiencias, me parecio despues que lo hice bien porque él se movia como si me estuviera follando la boca, sentir esa tranca dentro de mi boca me llenaba de placer y queria que se corriera para poder probar su leche, tenia curiosidad por su sabor.
Al lado estaba Alberto masturbandose de lo mas lindo, tenia los ojos entrecerrados y sabia que me miraba, yo estaba ocupado con la verga de Miguel en la boca chupando de lo mas rico cuando siento entonces una lengua por detras, era Ramon que no pudo esperar su turno, estaba metiendome la lengua en el culo y cada lengüetazo que me daba me hacia querer meter la verga de Miguel mas profundo en mi garganta, entre ratos me sacaba la verga de Miguel para poder tomar aire y disfrutar esa lengua y sin mediar palabra Ramon me dijo, yo se como me vas a sacar la leche a mi.
Miguel volvio a meter su verga en mi boca mientras que Ramon se incorporaba y quedaba justo detras de mi, tomo un poco de crema bronceadora que habia por ahi y me unto el ano con la crema, lo vi como untaba tambien su verga y la de Alberto y le dijo a Alberto hazme un favor, abrele tú el culo que la tienes mas chica. Alberto con cara de niño goloso se unto crema en el pene y Miguel me agarraba por la nuca para que no dejara de mamarle la pija.
Alberto se puso en cuclillas tras de mi y coloco la punta de su pija en mi culo y dijo, ¡preparate!
Yo no sabia si seguir con esto, tenia miedo, era virgen y sabia que iba a ser penetrado pero me calmaba la idea de saber que todo quedaba entre amigos.
Alberto comenzo a hacer circulos y de un solo golpe me metio el glande, que dolor mas inhumano, senti ganas de sacarmelo pero me dijo que era normal que me doliera, no supe por que lo decia, no sabia si él ya habia tenido este tipo de experiencias pero no me importo.
Se quedo inmovil por un rato mientras me acostumbraba al tamaño de su pija, Miguel estaba de lo mas rico en mi boca y yo segui chupandosela. Alberto comenzo lentamente a meter sus 18 cm, podia sentirlos todos hasta que de repente y sin aviso empujo y pude sentir sus huevos golpear los mios, sabia que habia llegado al final, el dolor era insoportable pero se iba convirtiendo en placer, sentia que de mi verga salian gotas, era el placer, el dolor se fue calmando y comenzo entonces el mete saca, lo hacia lento mientras que la verga de Miguel en mi boca se ponia dura y mas dura.
Era inminente que se iba a venir, en eso siento el primer chorro que pega justo en mi garganta y por ser tan atras no le pude sentir sabor por lo que retire un poco, las siguientes gotas de leche me cayeron justo en la lengua, pude probar y trague, sabia algo dulce algo salado, era un sabor nuevo para mi.
Miguel cayo sentado en el suelo y tomo una toalla, se limpio y se puso detras de mi. Alberto seguia con su bombeadera mientras que Ramon se masturbaba suavemente. En eso Alberto acelero el ritmo, senti que me partia en dos y fue delicioso sentir cuando se corria dentro de mi, era una sensacion nueva, completamente diferente a todas las demas, retiro su verga de mi culo y me quedo el ano completamente dilatado y enseguida Ramon ocupo ese espacio.
Primero me metio el glande y como él tenia la verga mas ancha senti como si me cortaran con tijera, se me salio un grito de dolor, me flaquearon las piernas y casi me caigo pero él me agarro por las axilas, me sentia raro, en eso Ramon me saco la verga y me dijo, vamos a hacer algo, yo me acuesto boca arriba y tu te sientas encima y controlas el nivel de penetracion, dije que si, que era mejor y eso fue lo que hicimos.
Ramon se acosto en el suelo de madera con la verga tiesa apuntando al techo, yo me coloque en cuclillas encima de su miembro y fui bajando hasta sentir que su verga me tocaba el culo, el me agarro por las nalgas y abrio y en seguida metio su vergota. Yo volvi a gritar y baje un poco, en eso comence a bajar lentamente pero era increible, mientras bajaba sentia que las piernas se me dormian y en eso sucedio, no sostuve mi peso y cai sentado, de golpe me entraron 26 cm de pura verga, tome aire para gritar y Miguel me puso la toalla en la boca, me dijo calma no grites que nos pueden oir. Ramon tambien le dolio y se le aguaron los ojos, mi culo no estaba tan bien lubricado que al entrar de golpe le ardio tanto como si lo hubieran cortado con navaja.
Asi como estabamos lo que hice fue que sin retirar su pene de mi agujero le propuse recostarnos de costado, lo hicimos y él tomo una pierna mia y la alzo, comenzo a bombearme de costado y mientras, yo me masturbaba al mismo ritmo. En esa posicion podia ver como Alberto y Miguel seguian masturbandose y vi como se masturbaban mutuamente, era algo nuevo para mi, pense que era el unico que le gustaba todo esto pero me equivoque, eramos un verdadero equipo.
Ramon siguio bombeando y senti como aceleraba el ritmo, aviso tipico que se va a correr y comenzaron sus espasmos, estaba teniendo un orgasmo larguisimo, sentia un calor en mis entrañas y no comprendia, él se contorsionaba de una forma que quedaba vulnerable y ese dia comprendi por que las chicas dicen que cuando un hombre se corre se convierte en todo menos en hombre, a uno se le desfigura el rostro, se le salen gemidos, se mueve descontroladamente. Ramon acabo y en seguida retiro su verga de mi culo y salio a lavarse, Alberto y Miguel tuvieron alli mismo frente a mi un orgasmo a la vez los dos que me dejaron boquiabierto, aun despues de que yo les saque la leche les quedaba gran cantidad.
Terminaron y salieron la bañarse. Yo me quede pensando en lo que habia pasado, tenia miedo, vergüenza, no comprendia aun cuando fue que todo habia comenzado a lo que se abre la puerta, era Alberto y me dice ¿vamos a comer pizza? yo comprendi en sus palabras que eso significaba no-se-habla-del-asunto, me gusto la actitud de los tres, fuimos a comer y todo volvio a ser exactamente como antes de esta "sesion".
A los dias reanudamos nuestras practicas y en la competencia final nuestro equipo quedo de tercer lugar, fuimos a una discoteca a celebrar.
Estabamos todos mirandonos a la hora de la partida y Alberto dijo ¿no pensaran hacer lo mismo de la otra vez? y los demas en coro contestamos ¡¡¡te volviste loco!!!
Desde ese dia hemos seguido practicando, nos reunimos de vez en cuando pero lo que paso esa vez en mi casa jamas lo hemos traido como tema de conversacion, no se ellos que piensen, esa fue mi primera y hasta ahora mi unica experiencia con otros hombres y verdaderamente espero que no sea la ultima.

miércoles, 12 de octubre de 2011

NO ME PONETRES MAS

Esta historia aconteció hace mas de 20 años. Mi prima Estefania estaba próxima a aliviarse, ella era muy querida por mis padres y estuvo viviendo mucho tiempo en mi casa ya que perdió a su madre desde muy pequeña, ha sido siempre como una hermana más, Estefania y su esposo vivían en Maracaibo y se vino a pasar unos días a la casa, yo estaba por cumplir los 20 años, y su esposo, Severando, siempre me había llamado la atención. Cuando Servando fue por primera vez a casa, mis padres y yo lo vimos con mucha desconfianza, pero pronto nos ganó a todos. Tenía atenciones con mi mamá, se sentaba a mirar los aburridos partidos de tenis con papá, y a mí me ganó rápidamente por la forma en que me trataba.
Mi prima estaba loca por él y todos nos dábamos cuenta. Hasta ese momento yo no sentía sino una gran simpatía por él, pero una noche ella se quedaría a dormir en mi casa y pude notar a Servando tratando de acomodar su tremenda erección sin lograrlo, yo lo veía desde la ventana. Cuando Estefania entró en la casa, vi a Servando abrirse la bragueta y sacar su hinchada verga de su prisión de tela. Su largo y grueso miembro me dejó sin habla, ese largo apéndice de carne erecta desató una desconocida y fuerte atracción que nunca había sentido. Necesitaba verlo con detalle, mirarlo de cerca. Vi que Servando se sobaba su verga hinchada y yo hice lo mismo con la mía. Separados, y sin que él lo supiera, alcanzamos juntos el orgasmo. Vi que Servando sacudía su mano fuera del coche y que arrancaba el auto sin guardarse el miembro.
Después de aquella noche, Servando no significó lo mismo para mí. El continuaba siendo el de siempre, pero yo lo miraba con otros ojos. Miraba su rostro atractivo, y adoraba la sombra que lo oscurecía cuando no se afeitaba. Veía sus antebrazos cubiertos de vello oscuro y estaba pendiente de atisbar entre los botones abiertos de su camisa un poquito de su pecho poblado de vello. Si alguna ocasión venía en shorts, yo no me alejaba para nada, disfrutando de sus piernas largas y peludas, delgadas, pero definidas, como las de un corredor.
Si por casualidad abría lo muslos al sentarse, yo me excitaba solo de imaginar lo que había entre esas piernas y cualquier atisbo entre su ropa que me permitiera adivinar la silueta de sus huevos o su pene casi me hacían venirme de emoción.
En una ocasión organizaron un paseo en la universidad donde ambos estudiaban y yo hice todo lo posible por ser invitado. El paseo era a un balneario, y por primera vez vi a Servando en traje de baño. Alto y velludo, fuerte como un cable, sentí que mi atracción crecía más que nunca. No me aparté de él en todo el día. Como buen amigo, se preocupó de integrarme a todas las diversiones y jugamos en la alberca y fútbol juntos. Mi prima Estefania se entretenía con sus amigas, lo que me permitió pasar mucho tiempo con él. Al final del día, hombres y mujeres se separaron para bañarse y cambiarse antes de regresar.
No había suficientes duchas para todos, y el grupo se dividió compartiendo duchas. Por supuesto yo no me despegué de Servando y cuando empezó a desnudarse para bañarse me sentí más excitado que nunca. Me dijo que me apurara a bañarme o me ganarían el sitio, pero yo no podía desnudarme sin que se notara la dolorosa erección que había bajo mi traje de baño. Le dije que esperaría hasta llegar a casa para bañarme y no pareció extrañarle. Se dio la media vuelta y se bajó el traje de baño. Sus lindas y velludas nalgas me dejaron mudo. El oscuro rincón de su ano estaba oculto a mi vista, pero sus huevos asomaron entre sus piernas al inclinarse, pesados y grandes.
Como en un sueño, lo miré enjabonarse el cuerpo, su piel morena y velluda resaltaba con la espuma del baño y cuando finalmente se dio vuelta frente a mí, pude mirar su pija dormida. Colgaba bajo una oscura maraña de pelos, y aunque no estaba erecto, era más hermoso de lo que recordaba. La cabeza estaba medio cubierta por el prepucio, asomando su punta rosada y clara. Cuando se la enjabonó, vi sus huevos, gordos y suaves debajo, y el agua caliente los hizo colgar aún más bajo su cuerpo. Terminó de bañarse y mientras se vestía traté de ocultar mi profunda excitación. El regreso a casa fue rápido y mi enamoramiento más rápido todavía.
Mi madre no dejaba pasar un día sin estar al tanto del embarazo de Estefania, y decidió que se viniera a la casa para que mi madre pudiera atenderla y se llegó a la conclusión de que le daría mi recámara y me fuera a la casa de ellos hasta que naciera el bebé. Un mes entero en casa de Servando, él y yo solos. Servando me recibió tan amable como siempre y como su departamento era pequeño, dijo que si no me molestaba podía dormir en su cama. Sobra decir que aquello no me molestaba para nada. Mi mamá nos cocinaba la cena y yo la calentaba más tarde en casa de Servando para que cuando llegara por la noche la encontrara lista y esperándole. Espiaba su baño por una rendija de la puerta y me masturbaba mientras lo veía desnudo y ajeno a mi excitada observación.
Por las noches, yo fingía dormir y cuando lo escuchaba respirar pausado y profundo, me deleitaba mirándolo. Bajaba las sábanas y me acercaba lo más posible a su entrepierna sin atreverme a tocarlo, aspirando el aroma de su sexo bajo la tela, tratando de adivinar la silueta de su pene. En un par de ocasiones encontré una erección bajo la tela, y hubiera dado cualquier cosa por tocarla, pero nunca me atreví. Después de una semana, las erecciones nocturnas de Servando eran constantes, y supe que el macho estaba caliente por la falta de sexo.
A la mañana siguiente, al espiarlo mientras se bañaba, vi que se masturbaba. No pude resistirme y entré al baño con el pretexto de acercarle una toalla. Me miró sorprendido aún con la mano moviéndose sobre su pija dura y tensa, y aunque noté su mirada avergonzada, su inminente placer no le permitió detenerse. Yo me acerqué a la ducha y sin pensarlo más me arrodillé frente a él, acercándole mi boca. Entre sorprendido y excitado, Servando me dejó acercarme a la punta lustrosa y húmeda de su verga y suspiró resignado cuando la acogí entre mis labios.
- Esto no está bien - dijo con labios apretados sosteniendo su pene hinchado con una mano y deteniendo mi cabeza alejada con la otra.
Yo insistí en silencio tomándolo por sus afiladas caderas y atrayéndolo hacia mí sin dejar salir su glande rosado dentro de mi boca.
Terminó cediendo lentamente, dejando que un poco más del tronco hinchado entrara en mi garganta. El resto fue más fácil, y pronto tenía la totalidad de su erección entrando y saliendo con un ritmo rápido y exigente. Lo sentí tensarse, sus piernas se pusieron rígidas y se paró sobre las puntas de sus pies. Sus manos tomaron mi cabeza mientras su cadera se empujaba con más fuerza sobre mi rostro. Los pelos negros e hirsutos de su pubis me arañaron la nariz y la dureza de su verga me indicó que estaba por venirse. Intensifiqué los movimientos de succión y mi lengua recorrió con prisa su húmeda piel.
Mis manos se aferraron a sus nalgas mojadas y resbaladizas, impulsándolo a venirse y el chorro caliente y abundante de su semen me llenó la boca. El sabor ácido y penetrante de su leche me excitaba mucho, yo estaba muy caliente, pero feliz por tener esa mandarria que tanto había añorado y eso me animó a succionarlo hasta su último estremecimiento, lo chupé con beneplácito, y lo gocé tanto que hasta me los tragué, estando seguro de haberle sacado la última gota de la misma sustancia con que mi futuro sobrino se había formado. Lo ordeñé hasta dejarlo seco. Servando salió del baño sin decirme nada. Estaba por marcharse cuando se dio vuelta y me abrazó. Solo me apretó fuerte y muy, muy despacio, susurró en mi oído: gracias, primo.
A la mañana siguiente Servando estaba en la cama como siempre. Cuando se levantó para bañarse, empecé a preparar el desayuno. Cuando salió a desayunar aún no se había vestido. Traía enrollada la toalla a la cintura y eso era algo que nunca hacía. Se sentó en una silla frente a la mesa y me miró.
-Me quedé esperándote en el baño, me dijo simplemente.
Yo lo miré con una fuerte mezcla de excitación y cariño. Caminé hacia él sin dejar de mirarlo. La toalla se corrió dejando ver sus muslos velludos todavía húmedos. Me acerqué aún más y la toalla dejó asomar sus huevos redondos y suaves colgando entre sus piernas y el tronco de su pija estaba a la vista. Cuando me arrodillé entre sus piernas separadas para apartar la toalla, pero que cosa más hermosa y excitante, la verga entera estaba a mi disposición.
La verga de Servando era mía, y me dediqué a adorarla. La olí con detenimiento, con esa mezcla de jabón y masculinidad llenando mi deseo. La lamí desde la deliciosa punta hasta el vaivén continuo de sus testículos, esas hermosas y suculentas bolas, grandotas las cabronas, boludas, hinchadas y cargadas de leche, parecían las bolas de un toro, muy apetecibles y con un rico olor, que me envolvía y que me invitaba a mamarlas. Me las metí en la boca una por una, para terminar haciendo sitio a las dos a la vez en mi golosa boca, jugué con ellas un rato en mi boca, con que delicia las chupé, las ensalivé, para mi era una gran excitación poder disfrutarlas.
Enrollé mis dedos entre los rizos negros de su pubis, y mojé con mi saliva los vellos suaves que bajaban de sus huevos hasta su culo. Servando permaneció con los ojos cerrados. Abstraído de todo, me dediqué a darle placer mientras con una mano me masturbaba suavemente, tratando de no romper aquel mágico momento. Como la primera vez, el sabor de su semen me sumió en un absoluto placer que me hizo venirme al mismo tiempo que él, me llenaba la boca con su exquisita leche, se retorcía, aprisionando mi cara con sus manos, en señal de que no fuera a soltar su verga, yo veía sus facciones, que reflejaban el goce recibido, dando fuertes quejidos y ayes de placer, tenía la verga que llegaba hasta mi garganta, pude sentir los torrentes de leche caliente que inundaban mi boca.
Se vació totalmente, pero no me soltaba, se había acostumbrado, a que le succionaba hasta la última gota y que después me los tragaba y...me los tragué, eso lo excitaba mucho, me la sacó de la boca y la exprimía, pero ya no salía nada, sus huevotes quedaron extasiados, aguados y colgando, el tomó mi cara, se agachó y me dio un suave beso en mis labios.
En la comida en casa de mis padres, se comportaba como si nada hubiera pasado entre nosotros, y pronto nos marchamos. Al salir de la casa, ya en el coche y rumbo a su apartamento donde me dejaría antes de irse a trabajar, Servando hablaba nerviosamente y se tocaba la entrepierna casi sin darse cuenta. El gordo bulto de su sexo era bastante notorio y no pude evitar tocarlo.
Servando me dejó acariciarlo durante el corto trayecto hasta la casa y me costó bajarme del coche y verlo partir. Esa noche lo esperé más ansioso que nunca, pero no llegaba Desilusionado me acosté a dormir. Desperté en la madrugada al sentir unas manos recorriendo mi cuerpo. Era Servando, por supuesto, y venía algo borracho. Sin mayores caricias ni preámbulos trataba de bajarme los calzones de forma torpe y algo desesperado. Alcé la cadera para que pudiera quitármelos sin problemas, y él casi me los arrancó de un tirón. Me quedé totalmente desnudo y a la expectativa. El deseo me sofocó y con angustiosa espera miré como Servando se desnudaba. Su verga estaba totalmente erecta, y más bella que nunca.
Quise mamársela como lo había hecho esa mañana, pero Servando me apartó de un manotazo.
Sorprendido dejé que él me indicara lo que quería. Servando me volteó boca abajo sin mayores explicaciones, me metió dos almohadas en el estómago, quedando con mi culito bien empinado. Sus manos me acariciaron las nalgas, me las empezó a besar, metiéndome hasta tres dedos, le dio unos ricos chupetes a mi agujerito para terminar mordiéndome las nalgas y tratar de abrirlas, inmediatamente, me las separó como si abriera las patas de un pollo, quedando con mi culo listo para lo que fuera. Me sentí totalmente expuesto y vulnerable. Era una sensación nueva para mí, yo solo había tenido relaciones con mujeres, y es otra cosa, pero yo ahora quería con Servando y quería que siempre me penetrara, pero con cariño y que me hiciera sentir bien.
Servando me untó crema en el ano y me montó con la misma fuerza y firmeza que lo haría con una mujer. Yo no estaba preparado para él, y la penetración fue sorpresivamente dolorosa, me ensartó salvajemente, en forma brusca, en un galope fuerte y profundo, que me hizo sentir un fuerte escalofrío en todo el cuerpo, lo que también me hizo brincar por la dura penetración. Le rogué que se detuviera, que fuera tierno conmigo. Eso pareció disgustarle, porque en vez de detenerse me metió la verga con fuertes impulsos, esa verga que tanto admiraba, hacía que se me salieran los ojos, estaba empalado por él, sin poder moverme, aquella filosa verga me lastimaba y mi esfínter me ardía, él se movía sin compasión, la sacaba y la metía de golpe queriendo llegar siempre hasta el fondo y sin piedad.
Y lo lograba, se aferraba de mis caderas, empujaba con fuerzas y me jalaba, sintiendo el rebote ya que las almohadas servían de amortiguador y para tener mejor empinadas las nalgas. Me aferré a las sábanas, conteniendo el grito que quería escapar de mi garganta, pensando que él era lo más importante de mi vida y que lo que yo aguantara era poco comparado con el placer que podría brindarle, porque estaba enamorado y lo adoraba. Me encantaba su olor, mezclado a perfume con vino. Su aliento cálido, pujando y resoplando sobre mi nuca me indicaba lo mucho que estaba disfrutando y traté de pasar por alto la sensación desgarradora que me partía el culo.
Me ponchó rápido y fuerte, descargando dentro de mí esa leche que ya había probado en mi boca, y sin siquiera darme las gracias me desmontó y se tiró a dormir despatarrado a mi lado. Muchos sentimientos y sensaciones me rondaron en esos momentos. Me sentía herido por su falta de interés, por no haber ni siquiera hecho el intento para que yo también disfrutara, pero por otra parte sentía que lo amaba más que nunca, que ahora yo era suyo y que le pertenecía. Me limpié en el baño y me recosté a mirarlo. Era bello y sentí adorarlo.
Recorrí con mis manos su cuerpo desnudo y dormido, acunando suavemente su sexo ahora suave y pequeño, lo lamí y descubrí la mezcla de su olor y el mío, y aunque él no se diera cuenta, me masturbé mientras lo olía y lamía su pene adormilado. Finalmente me acurruqué a su lado y me dormí también. Me desperté antes que él y le preparé el baño y el desayuno. Servando se levantó con una fuerte resaca y un mal humor que yo no le conocía. Mientras se bañaba me llamó y fui corriendo al baño a ver qué quería. Lo encontré bajo la ducha, desnudo y bello. No dijo nada, solo me señaló su verga erecta y gorda.
Me metí en la ducha a mamarle el pito mientras él se recostaba en la pared y disfrutaba de mi mamada. Me sentí feliz de que me necesitara y cuando se fue a trabajar me quedé pensando en él y lo mucho que lo quería. Esa noche volvió a poncharme. No estaba borracho, por lo que fue un poco mejor que la noche anterior. De todas formas, fue un sexo enérgico, sin caricias ni contemplaciones. Se limitó a acariciarme las nalgas un poco, morderlas y después que yo le chupara la verga y los testículos hasta casi hacerlo venirse en mi boca. Esta vez quiso poncharme diferente y me pidió que me sentara sobre su verga, dándole la espalda. Yo lo complací, a pesar de que todavía me sentía un poco adolorido.
Me unté un poco de crema y me monté. Su verga rígida me penetró casi hasta la mitad, después me iba dejando caer poco a poco resbalando en esa gruesa y dura verga y el resto tuve que metérmelo a pesar del dolor. Servando me agarró por la cadera y me empaló sobre su pito duro y exigente, haciendo que brincara y rebotara sobre él, eran unos atracones brutales los que me daba, que me quedaba sin aliento, por los fuertes fuetazos que me daba con sus huevos en mis nalgas, me ponchaba con saña, con desesperación, era muy primitivo para hacerlo, estrujaba mis tetillas hasta hacerme daño.
Además de darme fuertes nalgadas que hacía que me ardiera todo el trasero, me tenía bien ensartado y se estiraba hacia arriba para que la verga se fuera hasta fondo, manteniéndose estirado por unos segundos, lo que me hacía perder el equilibrio, con su verga llegando a las partes más recónditas de mis entrañas y después de golpe se dejaba caer para que yo rebotara sentándome bruscamente sobre aquella vara de carne y así lo hizo una y otra vez, hasta hacerlo suspirar de placer. Dijo que era una de las mejores ponchadas de su vida. En la madrugada volvió a montarme. Entre sueños sentí sus dedos hurgando entre mis nalgas, y cuando me introdujo un par de dedos me desperté bruscamente.
Servando me untó un poco de saliva y de nueva cuenta, a poncharme hasta que se vino y me dejó dormir. Por la mañana nos despertamos tarde y ya no hubo tiempo de hacer nada más, pero para la hora de la comida, Servando ya estaba ansioso por metérmela de nueva cuenta. Me lo dijo en un susurro mientras mi madre servía la sopa y mi padre hablaba sobre algo que había escuchado en las noticias. Servando me hizo una seña mientras se disculpaba para pasar al baño, y no tuve más remedio que seguirlo. En el baño se desabrochó los pantalones que resbalaron por sus largas piernas velludas. Su pija erecta y ansiosa me esperaba. Me hinqué para chupárselo, pero mi primo me levantó y me recargó sobre el lavabo, abriéndome bien las nalgas para untarme el culo con saliva. Me la metió sin más demora, allí, en casa de mis padres, a escasos metros de su mujer y mi familia. Me sentí tan excitado como él, y juntos alcanzamos el orgasmo rápidamente, él en mi culo y yo masturbándome sobre el blanco lavabo de mi madre. Salimos como si nada y comimos con mi familia igual que siempre.
Por la noche volvió a poncharme, esta vez sobre la mesa del comedor con todas las luces encendidas y con la misma urgencia de siempre. Empecé a sospechar que Servando era un adicto al sexo y me imaginé que tarde o temprano la novedad de hacerlo conmigo se le pasaría, y que tal vez entonces tendría la oportunidad de hacerlo con él de una forma más cariñosa. Pero me equivocaba. Después de una semana, donde me ponchó de todas las formas imaginables y en las posturas más raras que pudo imaginar, pensé que Servando se tranquilizaría, pero no fue así.
Una noche llegó a casa del trabajo en compañía de dos hombres. Me presentó con ellos y me pidió que les preparara algo de beber. Se sentaron los tres en la sala y yo les llevé las bebidas. Después de una hora estaban bastante achispados. Servando puso una película erótica en la video casetera. Una rubia con tetas descomunales chupaba la enorme verga de un negro mientras otro le metía la suya por detrás. Servando y sus amigos se pusieron cachondos. Noté los bultos bajo los pantalones y los comentarios que se hacían entre ellos sólo lograban ponerlos más y más calientes.
- ¿Sabían que mi primito sabe mamar una verga tan bien como lo hace la chica esta? les dijo de pronto a sus dos compañeros.
Ellos me miraron entre divertidos y sorprendidos, mientras yo enmudecía de pena y trataba de callar a Servando con el peso de mi mirada.
- No juegues, Servando, dijo uno de ellos, ¿cómo va a ser eso posible?
- Te lo juro, contestó Servando, este joven hace unas mamadas espectaculares, si lo sabré yo.
- Ah, cabrón, comentó el otro, o sea que ya lo probaste, Servando.
- Ya me conoces, dijo, cuando se me para la reata soy capaz de cualquier cosa. Y mi primo es muy complaciente conmigo.
- Pues préstanoslo, ¿no? pidió el primero.
- Claro, él estará encantado de mamarles la verga a los dos, ¿verdad? dijo mirándome.
Yo traté de negarme, pero Servando se puso de pie y casi me empujó sobre las piernas de uno de sus amigos, que sin necesidad de más explicaciones se abrió la bragueta y se sacó el miembro.Yo no quería mamarle la verga, pero Servando quería que lo hiciera, y yo quería complacerlo a él. Tomé la verga del tipo con una mano y me la metí en la boca. El otro amigo aplaudió de gusto cuando vio esto, y también se sacó la verga, acariciándosela mientras esperaba su turno. Servando me miraba extasiado, y supe que estaba tan excitado como sus dos amigos. Pronto se vino el primero de ellos en mi boca y ya el otro me esperaba. Le mamé la verga también y cuando terminé seguí con la de Servando. Satisfechos, los amigos de Servando se despidieron y prometieron llamarle para volver a reunirse.
En cuanto se marcharon, Servando me desnudó de forma apresurada allí mismo en la sala donde apenas había mamado las vergas de sus amigos y me abrió las piernas. Su pija estaba dura de nuevo, y esta vez quería mi culo, no solo mi boca. Me ponchó con fuerza, mientras no cesaba de repetirme que yo era tan puto que no me había importado comerme los rabos de sus amigos, y que ahora me daba por el culo porque ese era el premio que merecía por ser tan puto. Yo me perdí en la sensación de su verga horadando mi culo y no le recordé que había sido él mismo quien me había ordenado que lo hiciera. Esa noche me ponchó violentamente, y repetidas veces. Yo no me explicaba de dónde sacaba tanta energía.
Su verga necesitaba poco tiempo para recuperarse y mi adolorido culo apenas se reponía de una ponchada cuando ya me lo estaba abriendo de nuevo con renovadas energías. A pesar de todo, siempre terminaba excitándome, y su verga seguía siendo fuente de inagotable placer para mí. Acomodaba mis piernas sobre sus hombros, abriéndome totalmente las nalgas para él y lo dejaba penetrarme. Me apoyaba de la pared, de la cama, de la mesa del comedor, de la ducha, o de donde él quisiera, ofreciéndole mi culo y mi absoluta obediencia a sus necesidades. Le mamaba la polla, se la chupaba, se la acariciaba, se la paraba y le mamaba sus pelototas, preciosas, aguadas, muy suaves y cargadas de leche, se la exprimía siempre que me lo pedía, y me comía y bebía lo que esa verga producía.
Dos días después Servando me llamó a media mañana, indicándome que no podía pasar a recogerme para ir a comer a casa de mi madre, y que lo esperara en la esquina de su trabajo, porque de allí nos iríamos. Se me hizo extraño, pues su trabajo estaba más lejos de la casa de mi madre, pero obedecí. Cuando llegó por mí no venía solo, lo acompañaba uno de los dos amigos que habían estado en casa. Servando me dijo que su amigo necesitaba con urgencia una mamada y me ordenó que se la diera en el asiento trasero mientras él manejaba.
Obedientemente me subí atrás y abrí la bragueta del amigo, le saqué su vergota y también sus bolas, aunque eran pequeñas, las empecé a mamar, las chupé largo rato mientras él se retorcía, después me preparé para mamarle el pito erecto y listo. Me lo metí en la boca, mientras el coche circulaba por la ciudad, con miedo a ser observado por algún transeúnte. Su amigo empujaba mi cabeza sobre su verga dura y sentía el glande tocando el fondo de mi garganta. Cuando conseguí que se viniera, el amigo de Servando se apeó en una esquina y yo me pasé al frente y escupí la leche.
Bájate los pantalones, me ordenó.
- ¿Aquí? , ¿y si alguien me ve?
- ¡Obedece, carajo!
Hice lo que me ordenaba. Me bajé los pantalones y los calzones, sentándome con el culo desnudo sobre el tapizado de su auto. Servando metió la mano derecha entre mis piernas mientras conducía con la izquierda.
- Tienes el culo húmedo, como cualquier puta callejera. Te calentaste con la mamada que le hiciste a mi amigo, ¿verdad? Yo asentí, sin explicarle que él era el únisco que me excitaba y que sus palabras y su trato eran los que me habían parado la verga.
- Ya lo sabía, eres una zorra, pequeña putita. Sus dedos me entraron en el culo junto con sus palabras.
Abrí las piernas permitiéndole un mejor acceso mientras nos deteníamos con el semáforo en rojo. Al lado del coche, el chofer de un enorme camión de mudanza se nos quedó mirando, dándose cuenta de lo que estaba pasando. Me hizo una seña obscena que me llenó de vergüenza. Servando notó que yo trataba de cerrar las piernas porque el chofer nos estaba observando, y en vez de dejarme hacerlo, me las abrió aún más, permitiendo que el tipo mirara mi pequeño culo abierto.
- ¿Te gusta? - le gritó a través de la ventanilla abierta.
El tipo le mostró el dedo medio mientras lo metía entre los dedos de la otra mano, imitando el movimiento de una cogida y asentía con la cabeza. El semáforo se puso en verde y arrancamos. Me alegré de alejarme, pero Servando se estacionó una cuadra después en cuanto encontró lugar. El camión de mudanzas hizo lo mismo y Servando se apeó a hablar con el tipo. Regresó un minuto después y me dijo que lo siguiera mientras cerraba el coche. El tipo de la mudanza se había bajado también y vi que era grande y bastante fuerte. Tendría unos 40 años y los brazos llenos de tatuajes. Abrió la puerta trasera del camión y los tres subimos. Cerró la puerta y quedamos sumidos en la oscuridad. Encendió una pequeña luz y nos miramos los tres.
Servando buscó donde sentarse y se acomodó, indicándole al tipo que empezara. El hombre se acercó a mí y comenzó a acariciarme mientras me besaba el cuello, apretaba mis tetillas, me dio un fuerte agasajo, metiéndome su lengua casi hasta la garganta, olía mucho a cigarro mientras desabrochaba mi ropa. Yo trataba de no mirarlo y fijé la vista en Servando, que sentado nos miraba con mucho detenimiento, disfrutando de tenerme en esa situación. Después de desnudarme completamente, el tipo se quitó toda la ropa. Desnudo era todavía más impresionante, sea lo que sea el trailero estaba muy bien, una buena verga dura y maciza y unos huevotes enormes. Su enorme pene brillaba rojo bajo la luz de la bombilla y me dijo que se lo chupara.
Me apetecieron más sus pelotas, las cuales acaricié delicadamente, me agaché y me las metí en la boca, era difícil tener las dos, pero lo intenté hasta que entraron, les di unas ricas chupadas, que el hombre se retorcía por la fuerte emoción y las sensaciones recibidas, eso era lo que me gustaba mamar bolas, las dejé todas ensalivadas, Servando me observaba y me metí la gruesa reata del chofer en la boca, bajo la atenta mirada de mi primo, que empezó a acariciarse el bulto bajo los pantalones sin dejar de mirarnos. Después de un rato de mamada, el tipo me sacó la verga de la boca y se acomodó a mis espaldas. Me empujó hasta hacerme quedar en cuatro patas, como un animal.
Estaba frente a Servando, casi entre sus piernas, y me concentré en su hinchada bragueta para no sentir como el tipo de atrás comenzaba a poncharme, sin el menor escrúpulo, lo hacía en forma salvaje. Su verga entró en mi cuerpo y gemí involuntariamente. Servando se abrió la bragueta, liberando su verga erecta casi en mi rostro, se lo levantó para dejar a mi vista sus hermosas pelotas, grandotas y antojables, me empujó para que las mamara, las besé y las acaricié con ternura, para terminar dándole unas fuertes chupadas a ese rico par de huevos, después me prendí de su reata. Me atrajo hacia ella y yo abrí la boca complaciente en recibirlo.
Mi culo estaba lleno de verga, pero la única que me importaba era la que tenía en la boca. Servando se inclinó un poco para acariciar mis pezones, y sus caricias, aunque rudas, me hicieron olvidar todo lo demás. Sus dedos en mis tetillas me llenaron de placer, y mi culo debió de contraerse con mi deseo, porque el chofer de la mudanza comenzó a bombear con más intensidad, en mis nalgas sentía el temblor de sus piernas, lo que me hacía entender que estaba por venirse o descargarse, y pronto me dejó su carga de semen dentro de mi culo, mientras Servando se venía en mi boca.
Regresamos al coche nuevamente y Servando manejó en silencio hasta llegar a casa de mis padres. Estefania había empezado a tener contracciones y todo se olvidó mientras nos preparábamos para irnos al hospital. Esa misma noche comprendí todo y cambié de actitud, Servando era un enfermo, un maniático, se había caído de mi gracia, que fea manera de utilizarme, era un degenerado, yo podría terminar mal, me quitaba el sueño, casi no estudiaba mis lecciones escolares, me la llevaba pensando siempre en tener sexo con él sin importar más, deseaba que pronto mi prima Estefania se aliviara y afortunadamente sucedió esa noche, regresé a mi casa, no quise saber más de él, hasta el día de hoy, jamás volví a ponchar con él, me decidí a no continuar con aquello como idea obsesiva y me sentí muy bien.
No podía vivir humillado y sodomisado a voluntad de él, afortunadamente abrí los ojos y sentí asco y desprecio por él y también por mí, por ser tan estúpido, y eso que no llegué ni a un mes de relaciones con él, que fue más que suficiente, mi actitud fue muy notoria, él me buscó y quiso que siguiéramos ponchando, se metió a mi cuarto y quiso agarrarme a la fuerza, diciendo que lo estaba deseando, nos agarramos a golpes y no me dejé, él estaba más corpulento que yo, casi tenía treinta años, pero me negué, me amenazó con decirlo a la familia, le dije que hiciera lo que quisiera y lo que le diera la gana.
Pero nunca lo hizo, desde ahí formé mi carácter, siendo independiente y decidido en todas mis cosas, mi padre quería que fuera ingeniero náutico y dije que no, yo quería ser médico y así fue, me especialicé en Cirugía Reconstructiva porque así lo quise. Dejamos de hablarnos mucho tiempo, eso fue hace aproximadamente hace 16 años, hace cinco años él tuvo un accidente y se rompió un brazo, me tocó como médico estar en la operación reconstructiva, su brazo pudo recuperarse, me mandó llamar y me pidió perdón queriendo recordar lo que años atrás hubo entre nosotros, pero le dije que yo lo había olvidado hace muchos años y que no tenía la menor importancia.
Yo adoro a mi prima Estefania, es como mi hermana, no se como pude ser tan débil y hacer lo que hice, pero bueno tuve que vivirlo, ella nunca supo nada, tienen tres hijos, dos de ellos ya son unos adolescentes y el más pequeño tiene tres años, la relación entre Servando y yo mejoró, no somos grandes amigos, pero cuando menos nos tratamos, y puede haber confianza y respeto, él es un hombre como de 45 años, luce muy atractivo y presentable, pero mi visión hacia él es totalmente diferente, las cosas cambiaron y solo quedó eso, el recuerdo.