lunes, 19 de septiembre de 2011

EN LA CARCEL

Por andar con unos amigos que conducían sin licencia y bebiendo, y sin tener nada que ver en el asunto, me vi llevado a la cárcel de un departamento del interior, gran temor se apoderó de mi por todo lo que cuentan que sucede en estos lugares, pero al llegar no tuvimos problemas, mis amigos lo eran de otros chicos que ya estaban allí, así que no tuvimos que pasar problemas…
Por la noche cuando nos encerraron en una barraca, escuché que varios de los que allí estaban, le decían a un chavito: “véndenos algo de caquita" y le insistían, algunos de ellos lo comenzaron a acariciar y a meterle mano, él se hacía de rogar, pero al fin convencido les dijo que si, pero que le arreglaran un lecho, solícitos le pusieron incluso almohadas para el vientre y él como si nada se bajó los pantalones, se acostó boca abajo, encumbró el culo y se abrió de nalgas, uno de ellos sacó una cajita de crema, se untó la verga y comenzó a darle por el ano. Un pequeño quejido fue toda su protesta y comenzó a mover las nalgas, al parecer ya tenía el agujero acostumbrado a esos placeres, los demás esperaban, pija en mano su turno para darle por el posadero y además disfrutaban del espectáculo.
Habíamos como 13 en esa sección del presidio, de estos 9 le fueron pasando y él como si nada, yo temeroso pues nunca había visto algo así, me abstuve, sin embargo estuve observando con curiosidad y deseo la cogida que le daban al chico y las vergas que este se tragaba, habían unas grandes y moradas, otras chatas y gordas, pero una que me impresionó era la de un moreno que le decían el negro, no la tenía tan grande, pero era como aplanada, cabezona y algo torcida hacia un lado, al final de la orgía vi y escuché como al chico le chapoteaba el ano con el ruidito característico del sexo y se le escurría el semen entre las nalgas, los que pasaron le dejaron varias monedas por el placer que les había dado, todo pasó sin más que las burlas a los que no quisimos pasar.
Al llegar la hora en que apagaban la luz todos nos dormíamos en el suelo, unos a la par de los otros y en cartones, después de algunos chistes y pláticas calientes todos nos fuimos durmiendo, a eso de las dos de la madrugada despierto un poco preocupado por el problema en que estaba metido, ya que nunca había estado en la cárcel, pero con una erección tremenda y recordando las escenas que había visto cuando le daban por hoyo al chavito, yo estaba durmiendo en medio del chofo y del negro, miré en la penumbra a mi alrededor y todos dormían, comencé a masturbarme lentamente mientras pensaba que sentiría en el culo el chico al que se cogían, seguí acariciándome la pinga y casi inconscientemente llevé mi otra mano hacia mi culo y comencé a sobarme las nalgas y la raya, sentí una comezoncita rica en el ano así que ensalivé mi dedo y empecé a introducírmelo. Sentí deliciosas cosquillas por lo que me lo fui metiendo más y más hasta que atravesé mi esfínter y sentí como apretaba mi dedo cuando yo lo contraía y después me metí otro y sentía rico, en un momento tenía el culito mojado y con ganas de meterme algo más grande, imaginé que así se siente en la verga cuando se coge un culo, recordé que él que estaba a mis espaldas a solo unos 40 centímetros de mis nalgas era el negro y estaba volteado hacia mí, ya caliente, descubrí mis nalgas y me ensalivé la raja, me arrastré hacia el negro, le levanté la cobija y en la penumbra vi que tenía los pantalones en las rodillas, y su verga colgaba flácida, pero aún así se veía enorme. Esto me calentó, comencé a acercarle mis nalgas, pero todavía pensé en arrepentirme, y lo hice un par de veces, pero una hora después ese deseo salvaje que se había apoderado de mí y la comezón que sentía en el ano me empujó, le pegué mis nalgas y al sentir lo suave de su pija aguada y lo caliente de sus huevos en mi raja, la tomé con mi mano y comencé a frotarme el glande entre mi raya y a moverme lentamente, fui sintiendo como su vergota se iba endureciendo sin que él despertara. Cuando ya la tenía bien erecta la ensalivé y me la coloqué en el centro de la cuevita y empecé a culear para que me entrara, él despertó sorprendido y dijo en voz alta, ¿que pasa?, yo le dije shhhh… y le roté las caderas ansiosamente, él entendió y me agarró por la cintura y comenzó a presionar en mi ano, era mi primera vez, y cuando sentí que iba entrando, casi me arrepiento pues sentí extraño y doloroso, pero ya era tarde, él me pegó un jalón y me la metió toda hasta romperme el culo. Quise gritar pues me dolió bastante, pero me aguanté, él tampoco quiso hacer mucha bulla por lo que me la dejó ensartada sin moverse mientras me pasaba el dolor, luego me cogió suave y despacio hasta que mi canal se ensanchó y entonces sentí el placer de su glande entrando y saliendo abriendo mi esfínter, y masajeando mi próstata, por fin quedamente los dos nos vinimos deliciosamente y quedamos dormidos.
Al amanecer cuando despertamos aún los demás dormían y el negro me jaló hacia él y me penetró de nuevo, me dolió bastante pues lo tenía irritado por la rotura, pero sentí rico estaba acelerando la cogida cuando oímos voces de que estaban despertando los demás por lo que la sacó de golpe y nos hicimos los dormidos, el resto del día pasamos con una calentura queriendo terminar lo empezado, platicamos y me dijo que era la sorpresa más rica que había tenido y que era la primera vez que desvirgaba un trasero y que quería que fuera solo de él, por eso no lo contaríamos a los demás, sería nuestro secreto. Le dije que desde que había visto su verga me había gustado y que era la primera vez que me taqueaban por el chiquito, por lo que le pedía también que no lo contara, a la hora del baño me invitó a bañarme, allí nos toqueteamos un poco, pero tampoco se podía, sin embargo en un momento que quedamos solos y cuando estaba bien enjabonado aprovechó para darme un par de puyones los que nos acrecentaron las calenturas. Esa noche tuvimos que esperar a que todos durmieran, entonces de nuevo le presenté mis nalgas al ansioso negro que de inmediato comenzó a trabarme, sin hacer mucho ruido me colocó boca abajo y me dio una deliciosa cogida, al amanecer desperté sorprendido y con un dolor en el ano, era la verga del negro que me había ensartado casi de golpe, me zafé pues me sentí incómodo y mientras me pasaba el dolor comencé a acariciársela y a darle una chupada que casi acaba en mi boca, a eso ya mi culo estaba listo y me le senté encima y en unas cuantas culeadas sentí su leche correrme por la raya, y así siempre en silencio y escondidas estuvimos cogiendo varios días, otra de esas noches de nuevo los muchachos le comenzaron a pedir caquita al chavo y se armó la cogedera esta vez me dije si a mí ya me dieron voy a probar y también hice fila para pasar, el chico tenía un culo bien rico y me di una gran acabada, el negro no pasó, pues sabía que tenía mis nalgas para el solito.
Esa noche me cogió de lado y cuando estábamos en lo mejor siento que el Chofo se me acerca a la cara y me dice quedamente: “cuando ya tengas bien mojado el hoyito me lo pasas para acá”, el negro creo que no se dio cuenta o se hizo el loco y se dio una acabada de caballo que me dejó todas mojadas y chorreando las nalgas y acto seguido se durmió, yo vacilé pues solo un hombre me había penetrado hasta ese día, así que esperé un momento, pero recordando la hermosa vergota que le había visto al Chofo, me voltee y comencé a retorcerme hacia donde él, poniéndole las cachas bien abiertas y mojaditas de semen como él las quería, él me esperaba con la verga bien parada y me la clavó de una estocada, que me sacó un pujido pues era más grande que la del negro, al principio casi no podía moverme pues sentía taponado el culo, pero él se encargó de ir aflojándome y en pocos minutos terminó y luego se dedicó a acariciarme y a meterme los dedos y untarme de semen las nalgas. Se me acercó e hizo lo que me faltaba, me comenzó a besar y besaba rico, se excitó de nuevo, yo me puse de nalgas para que me gozara y él me dio otra tremenda cogida. A partir de ese día recibí de dos a cuatro cogidas diarias pues habían días que se iban de a dos polvos cada uno, después de un mes de estar en la cárcel y de que me estaban dando pinga por el trasero este se me había abierto y mi esfínter adaptado a tragar esos deliciosos y gruesos troncos y ya casi no me dolía cuando me la metían, lo que yo disfrutaba.
Una tarde llegó la noticia que otro amigo y yo saldríamos libres al día siguiente, esa noche hubo cogedera con el chavo y cuando yo me lo estaba sembrando, se me acerca el negro por atrás y acariciándome las nalgas le dice a todos si a este culito también le gusta la verga y comenzó a dedearme y yo sentí riquísimo por lo que con desesperación le pedí que me penetrara, sin decir más me abrió las nalgas y me metió su morada tranca. Tuve una sensación nueva y los tres comenzamos a movernos, el Chofo que esperaba con la pija parada no aguantó y comenzó a darme por la boca, la sensación de estar sembrando al chavo y tener una verga en la cueva estimulando mi próstata hizo que tuviera un orgasmo fenomenal agotado por el mismo me quedé tendido boca abajo junto al chavo, situación que los demás aprovecharon emocionados ya que había culo nuevo donde meterla, me levantaron las nalgas me colocaron almohadas en la panza y en esa posición comenzaron a metérmela y a darme verga por el ano.
Había como tres pijas que me costó pasarme pues eran las más grandes y gruesas, pero al final terminé gozando, siete deliciosas pijas de varios tamaños, tuve que aguantarme esa noche, y con la cuarta tuve mi primer orgasmo anal, una cosa deliciosa y fue tal la sensación que acabé varias veces, eso no importó a los demás y siguieron dándome, después me dijeron que era la despedida. Fue una cantidad de sensaciones nuevas y emociones encontradas que me dejaron algo turbado, pero satisfecho, por la mañana el negro y el Chofo y otros tres me echaron mis polvos matutinos.
Resultó que el anuncio de libertad fue falso y todavía nos pasamos 20 días más, había pasado tres noches tranquilas salvo las cogidas del negro y el Chofo, y algún otro, yo seguía pensando en esos orgasmos que había tenido por el recto y recordarlos me sobre calentaba, me erizaba los pelos y una comezón incontenible me comía por dentro, a la siguiente noche cuando todos dormían comencé a pasar con cada uno de lo doce dándoles gusto con la pose que quisieran y de nuevo disfruté de varios orgasmos, al chavito lo dejé de último, también le di en las nalgas una mamada y después me lo cogí, fue delicioso. Tanto les gustaron mis grandes nalgas y mi apretado culo, que durante el día me buscaban para cogerme, entonces decidí complacerlos, si alguien tenía deseos bastaba que me lo dijera y en algún lugar medio oculto me bajaba el pantalón y los calzoncitos sexy que los chicos me regalaron, me agachaba con mis manos me abría las nalgas para dejárselas bien expuestas y me tragaba sus hermosos penes por el orificio anal, viendo que pronto saldría de ese lugar, y que en otro sería difícil encontrar tanto placer y tantos machos dispuestos a darme por el hoyo, me descoqué y por las noches cuando nomás nos encerraban, yo me desnudaba, los chicos me pedían que hiciera show pues les gustaban mis grandes y blancas nalgas, entonces bailaba, lubricaba bien mi hoyito y se las ofrecía a los que quisieran para que me las llenaran de espeso semen, esa noches se volvieron orgías pues terminábamos cogiendo en tríos, cuartetos y en posees raras, algunos ya emocionados también resultaron dando las nalgas. La última noche que estuve allí me pasaron los doce de la cuadra incluyendo el chavito y muchos se repitieron dejándome el culo hecho un charco de semen, al amanecer nueve de ellos me echaron el mañanero de despedida.
Esto sucedió hace muchos años, y fue allí donde conocí el sexo entre hombres, donde me desfloraron, es decir, me rompieron el ano, y sentí placer por el culo como nunca, a pesar que me gustó, después he llevado una vida casi heterosexual y lo he hecho por el ano muy ocasional y moderadamente, claro que me sigue gustando, pero nunca he vuelto a tener tanto placer y tantas vergas ansiosas de penetrarme y tanta leche saliéndome por la abertura anal, escurriéndome deliciosamente entre las nalgas y la piernas.

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