viernes, 17 de diciembre de 2010

EL CHICO DEL GIMNASIO

Tengo treinta años, bien parecido, blanco, cabello castaño oscuro, 1.78 m, delgado, pero con definición muscular.
Al salir del trabajo es mi rutina ir al gimnasio, el cual queda muy cerca de mi trabajo y caminando llego en cinco minutos. Allí libero estrés, me pongo en forma, me deleito con cuerpos esculturales, y por supuesto ver variedad de vergas en los vestidores y el sauna, claro disimuladamente, ya que soy un tipo serio y no demuestro mi condición, pero me encanta verlas, las hay gordas, cortas, blancas, morenas, largas, en fin me encanta ver a los tipos como le brincan las vergas cuando caminan y salen mojaditos de las duchas, a mi mente se vienen variedad de fantasías y deseos. Desde ya hace unos días he cruzado algunas miradas con un chico del gimnasio y ustedes saben como son esas miradas, yo entreno solo y en muchas ocasiones lo he pillado mirándome y él también a mí, no sé ni cuál es su nombre únicamente hemos cruzado palabras cuando yo le he preguntado si algún equipo está ocupado o cuanto le falta para empezar yo a utilizar la máquina.
Él es un tipo un poco más alto que yo, algo tímido, blanco, totalmente masculino, de buen cuerpo y una cara linda que eso me mata. Yo siempre llego antes que él al gimnasio y me impacienta cuando veo que no llega, me encanta ver tan lindo ejemplar y ese jueguito de miradas que es tan excitante, pero un día el decidió ir mas allá de esas miradas, lo cual me pareció excelente. Un día por casualidad él entrenaría los mismos músculos que yo y me pidió si podía hacerlo conmigo, yo sin replicar gustoso le dije que si, que ya había realizado una serie y que comenzara de una vez, mientras entrenábamos aproveché y entablamos una conversación, muy normal, hablamos de cosas genéricas, fue muy amena, Daniel porque supe su nombre, aparte de lindo era muy simpático, terminamos la rutina de ejercicios y ya nos disponíamos a irnos, al instante me preguntó que donde vivía, yo le respondí e inmediatamente me dijo que el tenía carro y esa era su vía y con gusto me daba la cola a mi casa, cosa que igualmente acepté con gusto respondiéndole que si.
Subimos al estacionamiento al lado del gimnasio, su carro estaba como en el cuarto piso, llegamos y entramos al auto, estando ambos sentados inclusive antes de encender el vehículo nos quedamos mirando fijamente, no hubo palabra alguna y parecía que se detenía el tiempo justo ahí, como un impulso mutuo nos besamos, besos que fueron entrando en calor y fueron más apasionados y calientes, chupábamos nuestras lenguas y labios, estaba completamente erecto, nos tocábamos como locos y él tenía su verga dura como una piedra,  me dijo que estaba en su apartamento solo y que allá estaríamos más cómodos, mientras conducía a su apartamento yo me pegaría de su verga hasta llegar a su apartamento, me encanta mamar, él llevaba unos shorts, el cual yo deslicé junto a su bóxer para saltar de un brinco una verga erecta como de unos 18 centímetros, sin circuncidar, la tomé y pelé su prepucio para mostrarme una cabeza brillante mojada y chorreando gran cantidad de líquido preseminal y desprendiendo un olor a macho que me vuelve loco y me excita demasiado, lengüeteé su cabeza probando ese rico liquido saladito, él suspiró de placer, y la introduje en mi boca, mamando como un becerro, de arriba abajo, lengüeteaba su frenillo y todo el borde de la cabeza del pene, emitía un quejido de placer, bajé más su short y alcancé a chupar sus huevos velludos, introduje uno a uno en mi boca, masajeándolos con mi lengua.
Él seguía conduciendo emitiendo pequeños quejidos, mientras yo metido allí abajo mamando esa gloriosa verga que olía a macho y una combinación de olores que me hacia tragar esa verga con más gusto y placer, me sentía extasiado. Así estuve mamando bajando la intensidad porque él me dijo que estaba a mil y si seguía así se vendría en mi boca. Llegamos a su apartamento y todo a penas comenzaba, entramos y junto con cerrar nos comimos a besos de lengua mientras nos quitábamos la ropa, todavía recuerdo su olor a macho al pasar la lengua por su cuerpo, no nos habíamos duchado después de entrenar, chupé sus pezones, su cuello mientras mis manos tocaban ese cuerpo musculoso. Estábamos por fin completamente desnudos, tenía completito para mí este macho escultural, él fue bajando de chupar mis pezones, por mi abdomen hasta que se encontró con mi verga erecta, empezó a mamarla como un loco, se la metía hasta la garganta y yo con mi mano dirigía su cabeza para darle una culeada por la boca, le dije que quería que me culeara, quería tener esa verga completita, hasta el fondo en mi culo, pasamos a su dormitorio y me acostó en su cama boca arriba y empezó de nuevo a mamarme mi verga como un loco, sentía que si seguía iba a explotar, hasta que bajó hasta mi culo y empezó a lengüetearlo sutilmente para luego forzar su lengua en mi culo, yo gemía de placer, su lengua estaba apoderada de mi culo intentando entrar en él.
Mi culo se dilataba y palpitaba pidiendo verga, luego pasamos a un 69, él encima de mí ofreciéndome su verga para mamar y él chupando la mía mientras metía sus dedos en mi culo, yo chupaba su verga desesperado, me sentía en la gloria, se volteó y me dijo que me iba a culear, que me iba abrir el culo con su verga, que ahora iba a tener la verga de un macho, buscó un condón y lubricante, untó mi culo y su verga de lubricante, tomó mis piernas (yo boca arriba en la cama) y las abrió colocándolas en sus hombros, alcanzó una almohada y la puso bajo mis nalgas, y ahora sí, mi culo quedó completamente a merced de su verga (lo que yo deseaba), acomodó su cabezota en mi dilatado culo, y solo al sentir lo caliente de su verga en mi culo gemí de placer, le dije culéame, entiérrame tu verga, pero hazlo hasta el fondo, quiero hasta tus huevos en mi culo, empezó a empujar y, el dolor fue mínimo en comparación al placer que me daba la verga de Daniel, me clavó completo, su verga entró completa en mi culo me sentía lleno, completamente clavado, le dije déjamela adentro un rato.
En minutos empezó a meter y sacar, la sacaba completamente y la metía de golpe en una sola embestida. Él tomó mis brazos presionando mis muñecas sobre la cama, estaba inmóvil, solo recibía verga por mi culo, en cada arremetida yo gemía y podía ver la expresión en su cara, lo cual me excitaba aún más, él gemía como un toro, yo solo decía que quería verga, ¡dame más verga! y él arremetía con más fuerza, yo empecé a pajearme, ya sentía que iba a explotar le dije que venía leche, ¡viene leche Daniel. Él empujó su verga hasta el fondo levantando mi culo con el empujón, expulsé chorros y chorros de leche, ¡fue una venida del coño!sentía que botaba litros de leche.
El inmediatamente sacó su verga de mi culo, se quitó el condón y empezó a pajearse y en cuestión de segundos descargaba su leche, yo apresuré y coloqué mi cara, saqué mi lengua y llegué a probar unos cuantos chorros de esa leche exquisita. El cayó encima de mí y nos besamos, me dijo que día a día soñaba con tenerme y hacerme suyo, nos levantamos a ducharnos sin parar de darnos besos. Estábamos exhaustos y caímos rendidos en la cama. Era fin de semana y amanecí con él hasta el otro día. Y esto fue el comienzo de una caliente relación.

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