martes, 7 de febrero de 2012

LA PRIMERA NOCHE DE MIS VACACIONES

Hace dos semanas llegaron mis vacaciones y como la urgencia es romper con la rutina y descansar, mi pareja y yo empacamos y nos fuimos una
semana a Puerto Vallarta, México, que tiene su encanto y además es muy visitado por turistas extranjeros.
Llegamos, nos instalamos y comenzamos a disfrutar del sol, el mar, las bebidas y los ejemplares masculinos que nos regalaban sus imágenes de cuerpos bien formados para recrear nuestros ojos.
A pesar de que suelo ser muy entregado a mi pareja, ya más de siete años juntos, también suelo ser muy cabrón y caliente, tanto así que ese
primer día en la noche, baje al bar de la playa por un trago, solo, y ahí conocí a un chavo de 18 años, blanco, con un cuerpo muy atractivo, delgado pero fibroso, vestía un short azul y una camiseta sin mangas blanca, dejando ver sus axilas peludas, brazos algo fuertes y un poco de vello en el pecho.
Me senté junto a él en la barra y comenzamos a platicar, era su última noche, al día siguiente partirían a Chihuahua él y sus tres amigos, que estaban festejando haber terminado la preparatoria, pero esa noche sus
amigos salieron a algún antro y él quiso quedarse pues se había sentido un poco mal, con síntomas propios de insolación y mucho alcohol (y lo noté por su bronceado).
Yo le platiqué de donde venía, que acabábamos de llegar mi pareja y yo, y que estaríamos una semana. Polo, que así se llama este chico, me preguntó dónde estaba ella (refiriéndose a mi pareja) – es él, y está dormido ya, estaba muy cansado!- conteste yo simplemente (en vacaciones todo se vale, no?).
El súbitamente se acomodó en su banco y con la voz muy baja me dijo:
Eres gay?
Si, porque?
Es que yo también, bueno, nunca lo he hecho, pero si soy gay- me dijo con su voz aún más baja.
Yo lo tomé como si nada, cambiamos de tema, le conté de mi trabajo, Polo me platicó que estaba por entrar a estudiar arquitectura, cuando sentí su mano rozar mi rodilla, y como yo también traía pantalones cortos, pues de inmediato despertó mi pinche calentura.
Yo sin muchos miramientos le pregunté si podíamos subir a su habitación unos minutos, Polo aceptó, eran pasadas las 12 de la noche y sus amigos de seguro llegarían en 3 ó 4 horas más.
Ya andábamos medio pedos por los tequilas que estabamos tomando, yo caliente y el chavo decidido, rápido nos fuimos a su habitación que estaba a dos pisos arriba de la mía. En cuanto entramos Polo se abalanzó sobre mi metiendo sus manos bajo mi playera y besándome, no se veía muy inexperto como decía. Yo solo me recargué en una pared y el güey me bajó mi short y mi trusa y de inmediato acaricio mi verga apenas despertaba y que además lucía fenomenal el contraste de mi piel toda roja y quemada por el sol contra mis nalgas y pubis blancos como la leche.
Polo ansiosamente besó mis tetillas y se bajo rápidamente a mi verga, lamiéndola y mamándola muy rico. Yo no tenía otra cosa que hacer, así que lo dejé hasta que, por la pericia de su boca y lo caliente de la situación, pronto sentí que me iba a venir, sin decirle nada, solo gimiendo, apreté su cara contra mis huevos y le arrojé mis mecos en su boca, presionando un poco hasta que terminé. Polo tosió un poco y fue al lavabo a enjuagarse la boca.
Cuando regresó yo seguía con mi pinga como un garrote, le quité su camiseta, puta madre! que rico sabía su pecho, sus tetillas rosadas, su piel bronceada, sabían a sudor limpio y a crema; de un tirón baje su pantaloncillo dejando frente a mi una trusa blanca, ajustada, y con una verga dentro con la cabeza húmeda asomando por el elástico de la cintura.
Casi se la arranco y su verga saltó a mi cara, algo delgada, oscura y con el prepucio retraído, curva para la derecha (procuro fijarme siempre en esos detalle), y rodeada por un mar de pelos oscuros y suaves. Besé la cabecita probando lo salado de su lubricante natural, asando mi lengua por su
tronco hasta recorrer y mojar sus huevos con mi saliva. Me la tragué toda y el muy "inexperto" me tomo de mis cabellos y con mis manos en sus nalgas, unas nalgas blancas, redondas, preciosas, levantaditas y duritas, comenzó el vaivén propio de la cogida que me estaba dando en mi boca.
Polo no aguantó mucho, a los pocos minutos me jaló de mis cabellos y bufando como un toro descargó su semen, sus calientes mecos en mi boca, hasta que ya no salía nada, pero yo seguía dándole lengua para hacerlo gritar al cabrón.
Me levanté y frente a él agarre su cara y lo besé en la boca, metiéndole mi lengua, que sintiera en sus labios mi barba de candado, y por supuesto, el rico sabor de su propia leche, que era mucha y de un sabor dulzón muy agradable, como suele ser la leche de los jovencitos.
Solo me acomode mi ropa y salí de su habitación, llegué a mi cuarto, mi pareja dormía, solo me desnudé y me tire sobre la cama quedándome dormido de inmediato, antes de que mi verga quedara también dormida.
Todavía me faltaban seis días de descanso en el mar, había sido un muy buen inicio.

2 comentarios:

  1. Hola, me gusta mucho esta página, y estoy a punto de acabarme todas las historias. ¿Por qué no se suben más?

    ResponderEliminar