miércoles, 22 de diciembre de 2010

EL PERFUME DEL DESEO

Todas las mañanas, mientras estaba sentado en el escritorio de recepción del edificio de departamentos del que era guardia de seguridad, olía en el aire un perfume que lo enloquecía; cuando se asomaba por la ventanilla solo podía ver por detrás a ese hombre que pasaba, con su cabellera castaña claro y ensortijada que le llegaba a los hombros. Como hacia calor muchas veces lo veía en pantalón corto, dejándole ver sus piernas bien torneadas de deportista nato. Su espalda era ancha y las remeras ajustadas que usaba marcaban unos hombros y unos bíceps bien definidos y de quien solo conocía el numero de departamento que habitaba y su apellido.
Muchas veces escuchaba los pasos y trataba de verlo con el rabillo del ojo, podría haberse puesto de pie y saludarlo pero no quería ponerse en evidencia ante nadie, sobre todo con sus compañeros de trabajo. Lamentaba no poder verlo volver al edificio ya que siempre lo hacia después del cambio de turno, asi que todas las tardes volvía a su pequeño departamento en donde lo esperaba su gato. Se ponía a leer el diario desde los titulares hasta los obituarios y fue asi que leyendo los clasificados en busca de taxi boys para saciar su sed cuando una luz ilumino su mente. Paseo sus ojos hasta que llego al rubro que con ansiedad andaba buscando, tomo el teléfono y llamó. Del otro lado de la línea la voz de una señorita le contestó y él, lleno de nerviosismo le consulto sobre la tarifa y como era el servicio de detectives privados. Una vez informado, confirmo una cita y en media hora estaba sentado en un escritorio frente a un perfecto desconocido pidiéndole que con total y absoluta discreción averiguara todo lo concerniente a ese hombre que vivía en el edificio donde trabajaba.
Luego de una semana y previo pago, un sobre de papel Manila caía en sus manos con fotografías y un pormenorizado horario. Con el corazón en la garganta abrió, mas bien destrozo el sobre desparramando el contenido sobre el piso, se puso en cuatro patas para agarrar las fotos y por primera vez pudo ver a su ídolo con detenimiento, quedo embelesado, un hilo de baba fluía de su boca abierta y es que jamás había visto a un ser tan lindo. Vio cada una de las veinte placas en las que usualmente se lo veía de espalda o perfil en ropa deportiva, con traje, elegante sport y una que habían tomado con teleobjetivo tomando una ducha en la que solo se podían observar los pectorales y el cabello mojado sobre su cara, una melena larga que sobrepasaban los hombros que caían sobre una piel rosada y húmeda.
Tomo la ultima instantánea y cuando se dio cuenta se estaba masturbando y salpicando todos los papeles; se apresuro a limpiarlos pero quedaron un tanto pegoteados, diligentemente los separo y desnudándose se fue a su cama a leer el dichoso informe. Recostado sobre la almohada, su gato de un salto subió sobre él y por primera vez le molestó, asi que lo revoleo lejos hacia la puerta del dormitorio logrando ofender al animal que erizó el lomo y dando media vuelta se fue.
El informe decía mas o menos asi: Nombre Lucas L empresario de una organización dedicada a la construcción de viviendas, de las calles tal y cual, en sus ratos libres jugaba tenis, hacia pesas, y los sábados a la noche frecuentaba un club exclusivo para hombres de nombre Mokolo en el que entraba puntualmente a las veintidós horas y salía cerca de mediodía del domingo. Luego de allí se iba a su departamento hasta el otro día y blablabla y que no se le conocía pareja alguna, dejando sospechar según criterio del investigador una tendencia homosexual.
Paf!, Su corazón se detuvo unos treinta segundos. Homosexual, Mokolo, ambas palabras surgieron en su cabeza y se quedaron grabadas. Al club lo conocía de referencia y sabia que era uno de esos lugares al cual nunca accedería ya que la membresía era bastante alta. ¿Cómo haría pues para ligar con semejante ángel?.
Su mente era un revoltijos de ideas sin ton ni son, desde aprender a jugar tenis cosa que descarto ya que sabia que carecía de habilidad hasta para jugar a las canicas, y las únicas bolas que tenia en su casa y que no eran las suyas eran unas bolas chinas que se había comprado en un momento de "locura" en la única visita a un sex shop que hizo en su vida. Así que optó por tomar el tubo y llamar a Mokolo.
Minutos después se encontraba sentado en la cama con la cabeza entre sus manos llorando amargamente; cuando preguntó los requisitos su corazón se alegró de dar con todas las condiciones menos una, sabia que la tarifa era alta y que si hacia un sacrificio por un tiempo, podría remotamente pagarla, pero cuando le dijeron cuanto era se dio cuenta que debía dejar de comer y pagar cuentas y viajar a pie por lo menos por dos años para reunir el dinero.
¿A quien recurrir? Como pudo fue a todos los bancos, de donde lo sacaban a patadas o se le reían en la cara, llamó a cuanto prestamista figuraban en los clasificados y páginas amarillas, buscó en su árbol genealógico algún pariente rico que le hubiera dejado una herencia pero todo fue infructuoso. Hasta pensó en vender el departamento con gato inclusive si fuera necesario pero tenía dos hipotecas pendientes. No tenia solución a su problema. No tenía ninguna excusa para acercársele ni hablar, lo más cerca que lo tendría era en las fotos de la pared donde se apoyaba la cama y donde religiosamente antes de acostarse se ponía de rodillas y se masturbaba manchando sobre lo manchado para luego dormirse y más de una vez había tenido que echar al gato que se pasaba lameteando sus pinturas surrealistas.
Así fueron pasando los días, todas las mañana lo veía a Lucas pasar dejando su estela perfumada, sin saber como entrar en contacto y si lo hiciera, de que podían hablar, o como lograría que lo invitara aunque sea a tomar un helado. Era un pelagatos y lo sabía, estaba resignado hasta que ocurrió algo que lo tomó por sorpresa y fue casi un milagro personal. Fue mas o menos así una vez luego de que paso su amor imposible, inmediatamente escuchó un ruido, esperó un minuto y se asomó, observando en el piso del hall de entrada una billetera tirada. Salió disparado hacia ella y al recogerla, la abrió y vio en su interior una cantidad enorme de dinero y los documentos de Lucas. Sus manos temblaban, fue hasta la puerta pero notó que ya no estaba. Asi que la apretó entre sus dedos y se la llevo con él; dentro de la oficina, miraba una y otra vez su contenido como tratando de descifrar algún misterio, por un breve instante pensó en que el dinero le alcanzaría para la membresía y que podría poner el resto en el buzón del correo, pero venció la tentación y decidió dárselo en persona. Lo espero hasta bien entrada la noche y al verlo llegar se acerco hacia su persona y estirando la mano le devolvió la billetera intacta.
Las palabras no salían de su garganta y continuamente bajaba los ojos para que Lucas no notara lo mucho que le gustaba, este, en tanto, mostró una amplia sonrisa dejando ver unos dientes blancos y parejos que parecían de comercial de pasta dentífrica. Agradecido por el gesto tomo un par de billetes y se los quiso dar pero fueron rechazados asi que cogió su mano y tras un fuerte apretón se fue sin dejar de darle las gracias y prometiendo que de cualquier forma lo compensaría.
Esa noche no se lavo la mano y continuamente se tocaba las pompas imaginando que aun tenían el calor y la suavidad de esos dedos maravillosos. Casi no pudo dormir y agrego varios dibujos mas en el mural.
A partir de ese día cada vez que Lucas pasaba lo saludaba, dejando la ventanilla de la oficina impregnada de ese perfume que tanto lo excitaba, y mas lo hacia al verlo en ropa deportiva cuando podía ver sus culo redondo y firme. Un sábado a la mañana su ángel le pregunto si no le molestaba que le diera una invitación a su club de hombres, obviamente solo le pudo responder con la cabeza que no, entonces le extendió un ticket valido por esa noche con una consumición a las veintidós horas en punto, lo único que le recomendó es que fuera pulcro y aseado por que los miembros era toda gente escogida y recomendada y que si las cosas salían bien y quedaban conformes el propondría su membresía, a lo que el comento que el no tenia dinero para las cuotas de ese ...de cualquier club. Lucas sonrió y le reveló un secreto, lo de la cuota altísima era para alejar a cualquier indeseable a ir a las instalaciones. Una vez finalizada la conversación se despidieron no sin antes recordarle las pautas de puntualidad y pulcritud.
En su cabeza solo se escuchaba el BING BANG DIGA DIGA BANG de su corazón, no tardo en salir del trabajo cuando fue a su departamento y revolvió todo su armario en el que habían tres uniformes del servicio de seguridad, un blue jean, un par de zapatillas gastadas, dos pares de zapatos mocasines, tres camisas hawaianas y un traje del bisabuelo con pantalones de botamangas estilo Oxford. El BING BANG DIGA DIGA BANG se detuvo y se transformo en el Lacrymosa del Réquiem de Mozart. Corrió hasta su billetera y contó cuantos centavos le quedaban, comenzó a buscar cuanto objeto de valor tenia para ir al monte pío y solo encontró una cadenita con una medallita de San Antonio enchapada ¿A cuanto estaría su gato? Nooo ¿A quien le podría vender un gato capón que se la pasaba lamiendo la pared de su cama? ¿Y si vendiera su cuerpo? Tampoco encontraría comprador y si lo hubiera o hubiese ¿Cuanto le podrían dar?. Llamó a cuanto amigo, conocido, vecino, acreedor y familiar, aunque fuera difunto, conocía hasta que un alma llena de piedad convino en prestarle uno a condición que se lo devolviera en perfectas condiciones.
Fue a buscarlo, se lo probó, le quedaba un tanto estrecho pero le sentaba bien, solo le faltaba un gorrito y se pondría a vender helados. Pero que remedio, con una buena plancha quedaría bastante pulcro y lo mas cercano a la moda que encontraría a esa hora. Se baño tres veces, intentó hacerse una lavativa y casi lo logró, plancho la ropa hasta que quedo de postal y una vez listo se puso frente al espejo y se vio a si mismo como el rey del mambo chachachan. Solo faltaba el perfume, pero vio que todo lo que tenía eran aguas de colonias compradas por catálogos asi que desecho la idea y salió a la calle.
Caminaba como Travolta en Fiebre de Sábado por la noche, solo faltaba la música de los Bee Gees, fue hasta la parada del bus, subió y a pesar de que estaba casi vacío viajo parado para no arrugar su vestimenta, bajo diez calles antes para que no pensaran que era lo que realmente era y se acerco a un edificio de lujo, al entrar el conserje le pidió las credenciales y el le mostró su ticket, de muy mala gana lo acompaño hasta el ascensor y le indico el camino esperando una propina que jamás llego. Subía y subía, consultaba el reloj cada tres segundos, las veintidós casi llegaban bajo del elevador y se dirigió a una puerta en el fondo del pasillo, golpeo y un gorila asomo sus ojos por una mirilla, mostró su invitación y luego de un exhaustivo escaneo visual le abrieron.
El interior estaba alfombrado de punta a punta, estaba al tope de concurrentes, Lucas lo vio y se acerco estaba radiante y el halo de su perfume completaba esa imagen de ángel del Renacimiento que portaba. Le invitaron una bebida que sorbió lentamente casi a las veintitrés los concurrentes comenzaron a desaparecer por una puerta lateral. Gentilmente le asignaron un guardarropa y le pidieron que se desnudara, alcanzándole una capucha negra que debía ponerse. Una vez hecho esto, no veía absolutamente nada, pensó que seria un rito de iniciación, lo tomaron de la mano y cuando lo llevaron a otro cuarto pidiéndole que se sacara la capucha una vez que se cerrara la puerta y no antes, en cuanto oyó el clic del picaporte, descubrió su cabeza, dándose se cuenta que toda la sala estaba a oscuras, corrió unas cortinas y sentía el murmullo de voces masculinas que llenaba el ambiente. ¿Ahora como iba a encontrar a Lucas para consumar su amor? Confió en su sentido del olfato y lentamente se movía entre los cuerpos que se hallaban quietos siguiendo el rastro odorífero.
Se enfilo hacia donde el aroma era mas fuerte cuando sonó un timbre y todos empezaron a moverse, los aromas de los distintos perfumes se comenzaron a mezclar, manos de distintos tamaños lo acariciaban y se acariciaban entre si, toco torsos desnudos de las texturas mas variadas, comenzó a escuchar gemidos, sonidos de succión, todo era un continuo movimiento como un cardumen de pulpos que se entrelazaban. El seguía intentando llegar hasta Lucas rechazando los abrazos y lengüetazos que le daban. Deseaba a toda costa que fuera su ángel el que lo poseyera y no otro, hasta que el halo se hizo mas fuerte, estiro una mano y toco una espalda ancha con hombros y bíceps bien formados, un frondoso cabello ensortijado cubría la cabeza de esa persona que tanto buscaba, comenzó a besarlo por la espalda hasta llegar a esos glúteos redondos y duros como rocas, sin dejar de acariciar las piernas bien torneadas. El único detalle era que su ángel ya estaba enfiestando a uno, sin pausa pero sin prisa fue hacia el frente en donde el aroma era mas intenso y como pudo echo al sujeto que estaba siendo sodomizado.
Inmediatamente para que su amado no protestara tomo su falo con la mano y abrió su boca lo mas que pudo, no podía creer que aparte de ser tan hermoso tuviera un mástil tan extraordinariamente grande y delicioso, como un naufrago se aferró a esa tabla que lamía y succionaba, sintiendo cada pliegue, cada vena hasta que las manos suaves que tanto quería lo hicieron poner de rodillas boca abajo, para abrirle bien las pompas y pasarle la lengua lubricando su agujero que después de tanto tiempo sin sexo ya casi era virgen otra vez. Sus pensamientos eran tan confusos que cuando se dio cuenta, una anaconda oradaba su cuerpo curvando su espalda, la piel se le puso de gallina y sentía que su esfínter se partía en dos.
Dejo escapar un gemido pero se mordió los labios, pronto comenzó e vaivén sintiendo todo el tronco dentro suyo, en tanto su cabeza chocaba con otra que tenia enfrente. Sus testículos se negaron a seguir guardando su semen y salpico el suelo. Alrededor todo era gemidos de placer, insultos, se escuchaban chirlos y grititos de dolor, todo conformaba un coro masculino de los mas variados tonos. Su macho sin dejar de ensartarlo lo dio vuelta como un tornillo y lo puso de espalda sobre su semen derramado. Él imaginaba la sonrisa de Lucas, la cara de placer que tendría, podía sentir los huevos de ese hombre chocando con sus nalgas una y otra vez. Sus piernas se empezaron a dormir de tanto tenerlas erguidas en los hombros y apenas notaba los mordisquitos que le propinaba.
Sí, se sentía la mas puta de todas, ese era el momento para el cual había nacido, que importaba lo demás, si se lo pidiera seria esclavo de ese ser por siempre y para siempre. Comenzaron a cambiar posiciones, su ano era literalmente un girasol, le ardía, pero lo disfrutaba hasta que sintió como se llenaba del néctar que tanto esperaba.
Contrariamente a lo que suponía, su amor no se la saco, era tan larga que aun fláccida se mantenía dentro; como podía movía sus caderas para lograr otra erección y lo logro. Se masturbaba mientras le pellizcaban los pezones y gemía para que el resto lo escuchara gozar como nunca.
Se habían puesto en posición de cucharita y se hallaba tan agotado que se durmió con un sueño pesado y entrecortado por los embates de esa boa que lo taladraba hasta darle la sensación de que le salía por la garganta y tan lleno de semen que juraba que en cualquier momento le brotaría por la boca. De todos lados saltaban trallazos que lo bombardeaban, cada tanto sentía la otra cabeza que lo chocaba y trataba de evitarlo pero pensaba que eran los gajes del oficio y que ya no tendría otra oportunidad como esa como para quejarse. Asi fue pasando la noche hasta que todo el ambiente olía a machos en celo, su amante ahora si se había dormido y el tomó su brazo para que lo abrazara mejor. Una tenue luz se encendió las puertas se abrieron y unos mozos con unos carritos traían el desayuno, poco a poco los concurrentes dejaban sus lugares para comer. Abrió los ojos y quiso saber de quien era esa cabeza que colisionó toda la noche con la suya, se miraron cara a cara y vio que era Lucas, que con cara de odio le susurró "Me lo robaste", se le helo el corazón, ¿Qué había hecho? Comprendió entonces porque el perfume se sentía tan fuerte cuando luchaba por el lugar, había sacado al hombre equivocado y entonces ¿Con quien había cojido toda la noche? Giro lentamente la cabeza, sacando lentamente el culo hasta que con un plop el lagarto salió de la cueva pero su dueño todavía seguía dormido con el cabello ensortijado cubriéndole el rostro, se lo corrió y vio un rostro como el de Freddy Krugger, ahogo su grito de horror llevándose la mano a la boca. Su macho se despertó y le dijo hola, sonriendo mostrando unos dientes amarillos que se espaciaban uno cada media hora.
Miro a Lucas de pie y paseando sus ojos por todo ese cuerpo blanco y bien formado al llegar a la entrepierna noto que la diferencia era bastante notable, demasiado, era como si eso que tenia enfrente fuera un liliputiense al lado de Gulliver. Escucho una voz que le decía cargada de ira, que se olvidara de la membresía. Volvió a mirar a su amante nocturno y ya no dudo, se puso a hablar con él e intercambiaron teléfonos mientras desayunaron.
Al salir lo llevo hasta su departamento en donde siguieron con la sesión nocturna hasta el lunes, "No hay mal que por bien no venga", pensó, se levanto como pudo, arranco las fotos y las arrojo al bote de basura, le regalo el gato a la vecina anciana, y ni siquiera armo su maleta. Llamo a su trabajo para avisar que no iría en toda la semana ya que se encontraba muy enfermo y se fue a pasar una semana de terror en la casa de Freddy.

No hay comentarios:

Publicar un comentario