viernes, 11 de marzo de 2011

MI HERMANO

Esto ocurrió hace como dos años, y cambió mi forma de ver todo, ahora soy más feliz, más abierto a las cosas y me conozco mejor, y a pesar de la naturaleza de lo que pasó y las circunstancias no cambió para nada mis preferencias sexuales, solo me hizo apreciar más lo que soy, lo que tengo y lo que me gusta, que son las mujeres. En aquel entonces tenía 23 años y llevaba ya una semana de regreso en casa, estaba pasando mis vacaciones ahí en el receso veraniego de la universidad. Hacía un calor infernal y mi hermana Susana y yo nos la pasábamos tirados junto a la alberca o nadando en ella. Mi hermano Joaquín, de 18, era un poco malhumorado y se la pasaba mejor encerrado en su recámara haciendo quien sabe que. Nuestros padres me habían dejado encargado de ellos pues habían salido por fin en el crucero que tanto soñaron tomar por el Caribe.
Pero de improviso a Susana le salió un viaje con sus amigas a una casa en la playa que una de ellas tenía, normalmente no la hubiera dejado ir, pero como tenía meses sin relacionarme con una mujer, el verla en bikini con su delgado y precioso cuerpo me estaban dando malas ideas por lo que sin mucho trabajo la dejé ir. Además estaría prácticamente solo para descansar pues Joaquín rara vez salía de su habitación, con la música a todo volumen, o viendo la televisión, o ejercitándose con el pequeño equipo de pesas para él que había ahorrado tanto.
La misma tarde que se fue Susana con sus amigas me arrepentí de haberla dejado ir, sabía lo caliente que éramos de familia y de seguro aprovecharía cualquier oportunidad para manosearse con cualquier adolescente más o menos bien parecido que se le pusiera enfrente. Pero este pensamiento, más bien aunado a mi hambruna sexual, me hizo calentarme más al imaginármela exquisitamente adolescente como era con un chavo como ella, de su misma edad, me imaginé sus cuerpos con poco vello frotándose el uno con el otro, mi hermana tomando su fina, suave y lampiña verga y llevándose a la boca, luego esa verga adolescente metiéndose en la también adolescente conchita de Susana…
La fantasía me duró un par de horas, tirado junto a la alberca. Caliente e insatisfecho me levanté para ir a mi recámara, cambiarme y luego buscar que cenar, pero en el pasillo vi la puerta de la recámara de mi hermano entreabierta, como iba descalzo no hacía mucho ruido al caminar, de todas maneras no habia misterio, pero no esperaba la imagen que iba a ver al asomarme.
Joaquín estaba con un codo sobre la cama, prácticamente de espaldas a mí, sobre el colchón había dispersas un montón de revistas, algunas abiertas y a distancia, por la disposición de las fotos pude ver que eran pornográficas. Con su mano libre, no podía ver bien, pero él se frotaba entre las piernas. Me imagino que se masturbaba. El corazón parecía que se me saldría del pecho, la sorpresa de la imagen, de lo que no esperaba ver me sobresaltó mucho y no pude moverme de ahí no sé si por curiosidad o por el mismo shock.
Joaquín, con los ojos cerrados se recostó sobre la cama y entonces pude ver su pene y como lo maniobraba hábilmente con su mano. Me sorprendió mucho ver que era exactamente al del adolescente que me habia imaginado follándose a mi hermanita. Me pareció divertido, pero a la vez me calentó el ver en la realidad lo que mi hermana podría estarse llevando a la boca o a su conchita. Me excité mucho viendo a mi hermano masturbarse, imaginándome a mi hermana follando, y quizá también por lo prohibido de estar viéndolo, un asunto tan privado y de carácter sexual sin su consentimiento.
Me alejé de ahí sumamente excitado y en mi habitación terminé masturbándome, sin llegar a venirme pues tenía la teoría de que eso te cansaba innecesariamente y que era mejor guardar fuerzas para mejores ocasiones. Todo ese tiempo me imaginé a mi hermano masturbándose y en el frenesí lo imaginé follándose a nuestra hermana, pero más de una vez me sorprendí a mi mismo imaginándome más su polla que el cuerpo de mi hermana y cada vez me detenía y volvía a empezar la fantasía.
Más caliente que satisfecho me puse mi ropa y salí, pude oír como mi hermano movía trastos en la cocina, escaleras abajo, por lo que al pasar por su recámara y sabiendo que no estaba entré a ver las revistas que tanto lo calentaron. Mi sorpresa fue mayor al ver en todas las revistas fotos de encuentros bisexuales, incluso algunas de carácter totalmente homosexual, donde jóvenes adolescentes se follaban entre sí con frenesí, sin darme cuenta la mezcla de ver bellas y delgadas mujeres con jovencitos lampiños hizo que mi verga se pusiera más dura que antes. Así sin notarlo bajé a la cocina a tratar de cenar algo y olvidar lo que había visto.
Pero Joaquín de inmediato notó lo que hinchaba mis pantalones y difícilmente podía ocultar su interés pues sus ojos bailaban y se movían del sándwich que tenía entre las manos a mi entrepierna, ni siquiera el notar esto hizo que mi erección bajara, durante la cena siguió tan o más dura y así continuó hasta que me fui a acostar. Como a las doce seguía masturbándome en mi recámara y sin poder dormir, pero me dieron ganas de orinar y esto hizo que mi erección se bajara, me levanté para ir al baño pero en el pasillo me quedé congelado al ver a mi hermano, Joaquín, chorreando agua pues se acaba de dar una ducha, completamente desnudo frente a mí y con su pene en completo estado de erección.
No pude evitar quedarme viéndole, su cuerpo ya bastante ejercitado, su abdomen marcado, casi nada de vello en su cuerpo y el que tenía era dorado, de no ser por su pene podía ser una mujer, pero lo que más atraía mis ojos era su pene, algo que nunca antes había visto así, con tanta atención, tan de cerca y en persona, el escaso vello dorado que tenía a su alrededor era apenas visible, casi como si no estuviera ahí, su bolsa testicular era rosa, lisa y sin pelos, su pene era delgado y de unas 6 pulgadas de largo, blanco y se veía de piel muy suave y lisa, estaba en completo estado de erección pues parecía palpitar.
El levantar la vista vi el rostro sonriente de mi hermano y entonces noté que lo que él veía era mi propia erección, que había vuelto a despertar y se asomaba orgullosa y desinhibida por entre la abertura de mis bóxers. Avergonzado lo esquivé y entré al baño. “Tengo que mear” le espeté.
Solo muy dolorosamente pude orinar pues mi erección no cedió por más que esperé, al salir del baño me sorprendí aun más al ver a mi hermano recargado junto a su puerta esperando aun desnudo y sonriendo.
“¿Sabes Manuel?” me dijo sin dejar de sonreír nerviosamente “yo tampoco podía dormir, por eso me tuve que duchar, no podía dejar de pensar en lo que vi en la cocina. Te parecerá extraño, a mí nunca me había pasado por la cabeza que tu… bueno el caso es que me he masturbado por horas pensando en tu erección” Yo estaba avergonzado, no sabía que decir, sobre todo porque mi verga era obvio para mí y para el que estaba excitado y necesitaba sexo y que lo que él me decía me estaba excitando aun más.
Sorpresivamente, Joaquín, como impulsado por lo que sentía cayó de rodillas frente a mí y haciendo a un lado los bordes de la abertura del bóxer sacó mi erección y sin perder tiempo, ni dejarme detenerlo se la metió en la boca y comenzó a lamerla y llenarla de saliva. Las sensaciones, sin importar de quien venían, eran deliciosas, estaba tan necesitado de desahogarme que quizá eso hizo que mis inhibiciones bajaran un poco.
Solo cerré los ojos y sentía como su lengua se movía y masajeaba mi glande como una experta putita. Pronto con su habilidad había aflojado mis piernas y totalmente a su merced me tomó de la mano y me guió a su recámara. Cerró la puerta tras de nosotros y acostándome delicadamente sobre su cama procedo a remover mis bóxers que eran lo único que cubría mi cuerpo. Luego, acostándose sobre mi procedió a restregar su cuerpo sobre el mío, su piel delicada y sin vello se sentía tan deliciosa como la de una mujer, pero cuando intentó acercar sus labios a los míos lo contuve, él entendió el mensaje de que era un límite que le ponía y del que nunca pasaría por lo que bajó besando mi cuerpo hasta llegar a mi verga que besó un minuto antes de empezar a mamar de nuevo. Pasaron incontables minutos mientras Joaquín lamía y chupaba mi verga, lamía y masajeaba mis testículos y luego volvía a succionar mi erección.
Como para buscar un nuevo ángulo, Joaquín se puso de nalgas a mí para poder chupar mi glande desde ese punto, sobre la cama puesto a gatas. Desde ese punto, mientras él me daba y obtenía placer pude ver sus genitales. Sin poder contenerme puse mi mano sobre su bolsa testicular para ver si era tan suave como parecía. Joaquín dio un pequeño salto y se estremeció y volteó a verme con una sonrisa, me imagino que sintió placer del contacto, por lo que acomodándose se puso sobre mí como si fuéramos a hacer el 69, pero entre lamida y lamida de mi pene me dijo que no temiera que solo lo hacía para que pudiera yo ver mejor su “arma”.
Y si, por largo rato la miré, analicé y aprecié, llegué a la conclusión de que, sin dejar de ser hombre heterosexual, me parecía atractiva y era una linda verga, volví a imaginarme a una chica en posición de tener esa verga y lo que disfrutaría con ella dentro de su boca o vagina, pero en lo que más me entretuve es que sería ideal, por su tamaño para iniciar a una chica en el sexo anal, incluso me entretuve pensando en lo que ella sentiría
En eso las mamadas de mi hermano se hicieron más salvajes, me imagino que porque sentía mi respiración agitada sobre sus genitales, pero eso me llevó al borde del orgasmo y comencé a bombear como si lo hiciera en la vagina de una de mis novias. Me aferré de la cintura de Joaquín y comencé a meterla verga con fuerza por la boca y él se dejaba hacer, levanté la cabeza para tener más movimiento en las caderas y al hacerlo estaba golpeando la verga de mi hermano en cada envión, eso me calentó aun más y al eyacular me aferré a él pegando mis labios sobre la base de su verga, pero fugazmente para luego separarme y dejarme caer en la cama.
Joaquín no se detuvo hasta que se bebió cada chorro de esperma que salió de mi verga, exprimiéndome como pudo cada gota y bebiéndosela. Al levantarse casi se sentó sobre mi rostro, restregando sobre el sus testículos y parte de su verga, esto fue solo un segundo mientras se levantaba y se ponía junto a mi, pero me enardeció, por lo forzado y prohibido y tabú. El se sentó junto a mi sonriendo, su adolescente rostro radiante y sus mejillas enrojecidas. “¿Te gustó?” me preguntó.
No sé lo que se apoderó de mi, pero al ver su preciosa y joven verga aun erecta mi mente se nubló, sin contestarle me volteé y me puse a gatas, ofreciéndole mi trasero. Solo pude oír como él daba un gritito de alegría, unos instantes después pude sentir como ponía una sustancia fría sobre mi culo y un poco dentro con su dedo. Me estremecí al sentir su dedo, me excité como no lo había hecho en mucho tiempo.
Pero lo mejor vino cuando sentí por primera vez la cabeza de su verga en la entrada de mi culo. Era suave como seda, podía sentir su ligero grosor lo que me calmaba y excitaba a la vez y lo mejor, lo sentía palpitar contra mi ya palpitante ano. Suavemente, como con experiencia en culos vírgenes, Joaquín metió la cabeza en mí, yo me agité y temblé un poco, luego él, tomándome por las caderas comenzó lentamente a meter y sacar solo la cabeza, no era muy gruesa y era tan suave, la sensación era sencillamente deliciosa, ya alguna vez alguna de mis novias, al hacer el amor, había metido uno de sus dedos ahí, pero esto era aun más delicioso.
Con habilidad, poco a poco, empezó a metérmela aun más dentro, más profundamente, hasta que llegó el momento en que pude sentirla toda dentro de mi culo, me sentía lleno y entonces, él empezó a moverse, a meterla y sacarla con fuerza y rapidez, su tamaño y el lubricante que me puso lo permitían, la fricción, la fuerza y la rapidez hacían todo delicioso. Podía sentir su abdomen golpeando mi baja espalda y nalgas y sus testículos balanceándose y golpeando mis muslos con fuerza. Sus manos sujetándome fuertemente por las caderas, todo era fricción y movimiento, lujuria adolescente, y yo era el objetivo de toda esa fuerza y lujuria juvenil.
De pronto, después de lo que pareció una eternidad o unos segundos de frenesí sexual, sentí esa joven y delgada verga explotar en mi culo, en segundos me llenó de semen, sus chorros eran potentes e interminables y cada uno de ellos lo disfruté sin medida, me sentí bien, sin prejuicios, no consideraba a mi hermano un hombre aun, y esa verga delgada y casi sin vello, me parecía tan deliciosa y tan poco masculina como una vagina de mujer, no sentía estar perdiendo mi masculinidad pero disfrutaba enormemente las sensaciones que esa mediana verga le estaba dando a mi culo. Su cuerpo menudo pero musculoso agitándose y frotándose contra el mío, y el hecho de que fuera un adolescente que aparentaba menos años aun, y que aun peor fuera mi hermano hacia el morbo deliciosamente insoportable.
Cuando se separó de mi, besé ligeramente sus sonrientes labios que adornaban una sonrojada y agitada cara y me fui a mi habitación.
Hoy soy feliz con mi novia, pero mi culito le pertenece a Joaquín y se lo entrego cuando él quiere y lo desea, creo que está enamorado de mí, no me importa, lo amo como hermano y lo disfruto como amante, tiene una verga de ocho pulgadas, pero con la experiencia lo puedo acomodar con facilidad y me hace gozar como él solo sabe hacerlo.

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