jueves, 28 de abril de 2011

EL HIJO DE MI JEFA

Son las 7 de la mañana y acabo de llegar a mi trabajo, todos los empleados estaban esperándome para que abriera las puertas ya que soy el encargado.
Mi nombre es José y tengo 28 años. Como en todo un día normal, comenzó temprano así que todos entramos y tomamos cada quien su lugar de trabajo, cuando de pronto sonó el timbre de la puerta y me dirigí a abrir y de pronto él estaba ahí.
Era un chamo como de 27 años, blanco, de ojos verdes, de un cuerpo muy cuidado y de una sonrisa hermosa; la cual me parecía conocida, pero no recordaba de donde.
-¡Hola José! ¿No me recuerdas? me dijo él.
Yo idiotizado solo moví mi cabeza diciendo que no, a lo cual él respondió con una sonrisa muy rica diciendo:
-Soy Gerardo, el hijo de tu jefa.
Y ahí recordé a aquel chamito que cuando lo vi por última vez tenía 19 años y su cara estaba cubierta de espinillas y sus dientes forrados de metal; esa persona que estaba frente a mí en ese momento era todo lo contrario a esa última imagen de él. Así que después de como 5 minutos, idiotizado le dije:
-Entra, no tienes por qué estar aquí afuera, y él sonriente pasó.
De pronto mi teléfono sonó, era mi jefa que me llamaba para decirme que recibiera a su hijo y que llegaría a trabajar en la empresa ya que estaba de vacaciones.
Él estudia en España y vive con sus abuelos. Sin más rodeos lo instalé en la empresa y lo invité a conocer a los empleados, después nos fuimos a mi oficina, que si él quería desde ese momento también sería de él, porque si algo no te voy a negar amigo ese chamo si antes me llamaba la atención ahora me ilusiona más, así ya en la oficina los dos solos él se sentó y me pregunto:
-¿Qué es de tu vida, los romances, las novias, y todo eso?
-Soy soltero y sin compromiso, esperando a esa persona especial, a lo que él respondió sin temor.
-¿Acaso yo podría ser esa persona?
-y yo asustado por lo que dijo solo le dije.-¡Estás loco!
-Él sonriendo me dijo.No es ninguna loquera, siempre me has gustado pero por temor a que me rechazaras o que mamá se enterara nunca te había dicho nada.
Yo no sabía que decir en ese momento y sólo me senté a su lado sin saber que hacer o que decir. Él colocó su mano en mi pierna acercándose más y más a mí, y sin detenerse y yo sin querer detenerlo llegó lo que nunca pensé que pasaría; eso era un beso, un rico, jugoso y tierno beso que nos llevo a un cálido abrazo, y sin pensar que alguien podría entrar a mi oficina, me fui a la puerta y le pasé seguro y regresé a su lado y nos besamos más rico y apasionado que antes.
De pronto se detuvo y tomó mi cierre ente sus dedos y lo bajó sin ningún problema, y de pronto ahí estaba mi enorme verga a punto de estallar, roja y caliente, deseosa de ser devorada por esos labios ricos de Gerardo.
Así que sin detenernos por nada él se arrodilló y se metió la cabeza de mi verga en su boca, chupándola deliciosamente una y otra vez; y la chupaba y la chupaba metiéndolo cada vez más y más mi pene en su boca hasta colocarlo por completo dentro de ella. Y yo sin pensarlo lo tomé de su cabello y lo envestí con fuerza y profundidad en su boca, de repente lo sacaba porque se sentía ahogado con mi tolete dentro de su garganta.
Era divino, yo me estaba cogiendo la boca de ese niño lindo, así que lo coloque de pies sosteniéndose en mi escritorio, lo coloqué de espalda a mí y bajé su cierre y eché abajo su pantalón; y ahí estaban unas nalgas blancas, redonditas y peladitas sólo para mí. Sin detenerme coloqué mi lengua en ese huequito, metiendo mi lengua adentro. Gerardo se movía rico, como si su culo deseara ser envestido con algo duro.
Sin hacerlo esperar, me coloqué detrás de él y tomando un condón que estaba en la gaveta de mi escritorio, me lo puse y colocando mi pija dura y gruesa en su huequito, lo metí de un solo golpe en ese rico agujero. Él soltó un grito el cual detuve metiendo mi lengua en su boca, todo fue excitante y rico.
Gerardo meneaba ese culo al vaivén de mi tolete, y después de lado parecía que me arrancaría mi huevo de raíz. Así que lo doblé sobre mi escritorio, me afinqué sobre él y comencé a envestir con fuerza dentro de su culo el cual soltaba un sonido rico al meter mi gran mazo de carne dentro de él.
Todo era rico, bello, divino; no sabría describir lo que sentía en ese momento. Él sólo me pedía que no lo sacara, que lo cogiera duro, y yo lo complacía como él quería. El condón parecía querer romperse de tanto rose que le daba en ese culo, pero no me detenía; yo metía y sacaba mi verga de ese rico culo, así que de pronto saqué mi pija y puse a Gerardo boca arriba en mi escritorio colocando sus piernas en mi pecho y abriendo su culo con mis manos, enterré mi gran mazo dentro de él.
Los gemidos de ambos eran enloquecedores y sus movimientos aún más ricos, su pene estaba bien erecto, parado; así que lo tomé en mis manos y comencé a pajearlo rico y duro, al mismo paso que mi pene entraba y salía de su culito. Como locos, nuestros movimientos fueron más fuertes tanto yo en su culo como mi mano en su pija.
Y así llegó el momento, él iba a acabar y yo también; asique saqué mi pene de su culo y quitando el preservativo nos pajeamos los dos y el flujo de leche en ambos no se hizo esperar, todo fue rico y especial; los besos, las caricias, las palabras lindas y nuestro sentimiento.
Hoy ya han pasado 25 días desde que nos encontramos otra vez, y sólo nos quedan 15 días más antes de que él regrese a España con sus abuelos a estudiar de nuevo. Cada día al salir de nuestro trabajo, mi habitación se ilumina en un encuentro más de nuestros cuerpos...

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