jueves, 5 de enero de 2012

CHEQUEO DE RUTINA

Hola, este es un relato basado en una experiencia que viví y quiero compartir con todos ustedes, tengo 19 años, estudio en la universidad y esto me ocurrió hace casi un año.
Bueno, yo nunca ha practicado deportes, aunque no parece, ya que será por buena genética, siempre he tenido un buen físico, aunque no soy un adonis, no me pudo quejar.
Cuando entre en la Uni, decidí que cuando tuviese algún tiempo practicaría algún deporte, y entre tantas opciones, elegí la natación, averigüé y busque los requisitos, entre los cuales necesitaba un certificado médico, bueno ni corto ni perezoso me dirigí a servicio médico y pedí mi cita, la cual me fue asignada para un Viernes en la tarde.
Llegué a la hora indicada 3 de la tarde y hable con la recepcionista, la cual me dijo que era por orden de llegada y que esperara, tenía como a 6 personas delante de mi, bueno uno a uno fueron pasando hasta que llegó mi turno, por cierto me fije que después de mi no llegó más nadie. La recepcionista me llamó por mi apellido y me indicó la puerta del consultorio del doctor. Toque la puerta y escuche una voz muy varonil que desde adentro me invitaba a pasar, una ves dentro me indico que me sentara, pero en lo que me siento y veo al doctor, Waoo, sorpresa era un hombre rubio de aprox. 1,80 de
estatura, fornido de brazos velludos, ojos verdes, barba tipo candado, lentes con montura al aire, de voz muy varonil y un perfume que te derretía, supongo yo tendría como 33 a 35 años.
Lo detalle en un momento, ya que para eso estoy mandado a hacer, pero se dio cuenta de que le veía de arriba a bajo, ya que me habló diciendo no se que cosa y yo salí de el pequeño letargo y sólo alcance a decir perdón!, a lo que contestó: estas algo distraído, dime por qué viniste a mi consultorio? – me regaló una sonrisa con la que pude terminar de convencerme que el doctor era todo un adonis, nada más con ver esos dientes blancos y sus labios carnosos.
Yo también sonreí, algo apenado y le dije las razones de mi visita, a lo que me dijo, OK entiendo, por favor desnúdate. Con algo de vergüenza lo hice, y me quede con los calcetines y los slip blancos que llevaba, él se paró y me llevó a pesar y luego me hizo sentar sobre una camilla y comenzó con la oscultación y a hacerme preguntas, entre las cuales me pregunto si practicaba algún deporte y esas cosas, pero también pregunto sobre cosas banales, como sacando conversación.
Luego de un rato en eso, me dijo necesito que te quites la ropa, o bueno lo que queda de ella y volvió a reír, pero esta ves algo pícaro. Yo le dije que me daba un poco de vergüenza y él me dijo, no tienes porque tenerla, ya que aquí estamos solos dos hombres y ya, yo le dije que si entraba la recepcionista o alguien más me moriría de pena de que me viese desnudo, a lo que respondió con otra sonrisa y dijo, eres muy tímido, para que te sientas seguro, voy a cerrar la puerta con seguro. Yo aún con un poco de duda me quite el slip y los calcetines y me quede hay parado, entre el frío, el sentirme desnudo y el apuesto doctor, ya me estaba sintiendo algo excitado, pero era algo que se podía disimular, cuando él regreso se me quedo viendo de arriba a bajo y
me dijo eres un chico bien parecido, yo le dije que gracias y que el también era apuesto.
Nada, después de los halagos, se cerco nuevamente y me hizo recostar en la camilla, esta ves examinó mi abdomen y fue bajando, al acercarse a mi pubis mi pene reaccionó y comenzó a crecer, mi reacción fue como de querer taparme, pero el lo que dijo fue tranquilo eso es normal, a todos los hombres nos pasa. Esto lo dijo con picardía y disimuladamente se toco la entrepierna. Enseguida tomo mi pene y corrió el prepucio para seguir el examen, esta de más decir que a estas alturas mis 18 cm. de mástil estaban al pelo, el sólo siguió tocando (más de lo que es normal para el examen) y luego palpó mis testículos, mientras hacía esto se paro de una forma que su entrepierna estaba muy cerca de mi mano, pero como yo no la quite, él recostó su bulto con confianza. Yo por mi parte no me resistí y acaricié aquello, que se sentía muy caliente, duro y largo, debajo de la tela muy fina de su pantalón.
Después de esto siguió tocándome con una mano pero esta ves ya eran caricias y no un toqueteo examinador; y con la otra mano saco una verga fabulosa de cómo 20 cm. gruesísima, ya raudo y veloz la agarre y le comencé a masturbar lentamente, y comenzó a lubricar. Duramos un corto tiempo así hasta que se separó de mi y se desnudó, doble waoo, el tipo tenía un cuerpo que parecía las estatuas talladas en mármol de la antigua Grecia, todo un papacito, yo a estas horas ya estaba lubricando también y comencé a masturbarme, con la vista de aquel cuerpo tan perfecto y con el vello castaño y muy fino sobre toda su piel, él se acercó nuevamente pero esta vez ofreciéndome su pene con una mano, yo lo que hice fue acercar mi cara a ese instrumento aspirar ese aroma a macho y comenzar a besarlo y chuparlo, mientras que con mis manos acariciaba sus piernas, nalgas y bolas, sus pelotas eran grandes y rosadas cubiertas por el mismo vello fino y castaño, colgaban como dos campanas, él me acariciaba el cabello y poco a poco fue guiando mis movimientos como si me cogiera por la boca, así pasamos otro rato, yo me masturbaba y le mamaba.
Hasta que tocaron la puerta, era la recepcionista que avisaba al doctor que se retiraba, nos quedamos inmóviles y él aclaró la garganta y dijo esta bien señorita nos vemos el lunes. Esperamos un rato y el me hizo parar tomándome por los brazos y levantándome, me dio un abrazo fuerte y un beso de lengua uffff buenísimo, mientras que nuestros pitos se estrujaban, comenzó a acariciar mi espalda y bajó hasta las nalgas las cuales sobó muy fuerte, poco a poco nos fuimos dejando caer y cuando percaté nos encontrábamos en el piso besándonos, sobre una alfombra, yo no lo podía creer, ni en mis mejores pajas imagine algo así, un macho tan bello sobre mí besándome y acariciándome, ufff.
Poco a poco me abrió las piernas y fue bajando por mi torso besando y acariciando con su lengua cada parte, así bajó hasta mi pene, el cual mamó por un corto tiempo, y siguió bajando chupando mis bolas y luego pasó al ano, en el que se dedicó a darme placer por lago rato, ya yo no aguantaba el placer, y estaba tan extasiado que ni me di cuenta de que tenía 3 dedos dentro, entrando y saliendo, cuando me di cuenta era porque los retiraba de allí y me llevaba las piernas a sus hombros, ya ansiaba lo que seguiría, apuntó directo a mi entrada con su pene más duro que la roca, caliente como volcán y chorreante jugos como manantial. Empujo y metió la mitad y luego la otra mitad, yo en ningún momento sentí dolor, sólo placer, me dedique a disfrutar, él comenzó con el bombeo y yo con el disfrute, contraía mi esfínter para apretar a aquel intruso que invadía mi interior, después cambiamos de posición, yo en 4 y él detrás de mi, luego yo lo cabalgué, sentados en su silla, y hasta parados lo hicimos, yo apoyando mis manos en el escritorio y él detrás taladrando mi esfínter.
No cabe duda de que el hombre era todo un semental. Llegó un momento en el que sus embestidas se hicieron más fuertes y violentas, enseguida supe lo que se avecinaba, comencé a decirle cosas como cojeme duro mi macho y esas vainas y contraía mi esfínter con más fuerza, hasta que se aferro a mi y me lo enterró lo más profundo que pudo y soltó toda la carga de semen que tenía (una gran cantidad) acompañada de un gran aullido, así como estábamos, me toco la verga y sin mucho esfuerzo me vine. Quedamos exhaustos como desconectados, sólo se escuchaba nuestra respiración agitada que se fue calmando poco a poco, después de eso nos separamos, nos limpiamos y vestimos. Me dio un beso y me dijo al oído, estas perfectamente en todos los sentidos, pero debes de venir seguido para tenerte en control.
Luego abrió la puerta y nos despedimos de mano, no si antes intercambiar teléfonos y guiñarnos un ojo. Salí del consultorio y ya eran como las 8 pm, me fui a mi casa exhausto pero saciado de sexo.

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