jueves, 30 de diciembre de 2010

MI AMIGO FLAVIO

Flavio y yo habíamos cumplido recién 20 años, éramos amigos aunque no había mucha intimidad. Ambos conocíamos circunstancialmente la orientación sexual del otro. Éramos homosexuales. Nunca hubo relación sexual entre nosotros.
Flavio es de 1.80, delgado, de buen cuerpo y carilindo. Yo tengo 1.72 delgado, de hermoso culo y piernas de futbolista. Flavio es rubio de ojos marrones y yo tengo el cabello negro, el cutis blanco y ojos celestes.
Desde hacía un 2 años que él tenía un novio mucho mayor que él. Un tipo educado, lindo, fuerte, muy hombre, se llamaba Norberto y tenía 38 de edad. Había estado casado, ahora estaba separado y su ex mujer vivía en otra provincia. Flavio y su pareja, se querían y se gustaban mucho. Pero celos infundados crecían vertiginosamente en Flavio. Sin que Norberto le diera ningún fundamento, le recriminaba miradas jamás realizadas, pensamientos que no existían, es decir lo celaba por nada. Lo mortificaba.
Sus celos crecieron cuando una vez de tanto insistir sobre el pasado, Norberto para que lo deje de molestar le comentó que solamente una vez, en su juventud había pellizcado a un compañero en el culo, pero no por lascivia sino para agredirlo. Eso fue suficiente para que se desatara la tormenta y todo el día le hiciera la vida imposible. Norberto lo amaba, pero era infeliz por los celos de su joven novio.
Un día Flavio me pidió que le hiciera un gran favor: me pidió que provocase a su novio. Me dijo que había una forma para que me presentase desnudo ante su amante para ver que hacía éste. Le dije rotundamente que no. Que no lo haría. Flavio me imploró, me dijo que me lo pedía como amigo. Le respondí que Norberto podía enojarse y hasta agredirme. Flavio dijo que si preparábamos la escena no iba a enojarse. A lo sumo podía rechazarme sexualmente. Yo no sabía que hacer, no quería enfrentar al grandote de su novio. Tenía miedo y vergüenza. Norberto me gustaba, pero había distancia entre él y yo.
Flavio comenzó a convencerme: “esta noche te invito a cenar a nuestro departamento. Después que los tres cenemos, vos vas a simular irte y yo no lo voy a permitir. Voy a exigir que te quedes. Entonces pregunté: ¿si Norberto no quiere? Flavio respondió: “me encargaré de eso. Te advierto que él no se resistirá a que te quedes a dormir en casa. Mientras vos lavas los platos, buscaré el pretexto de ir a al domicilio de mi hermana a buscar un documento. Eso me llevará una hora y media. Esperaré que vaya a ducharse para saludarlo e irme. Cuando él esté en el baño, vas al dormitorio y te quedas en ropa interior recuéstate sobre la cama y finge ver televisión. Nuestra habitación tiene una cama de dos plaza y al lado otra de una plaza. Se supone que en esa dormirás vos, pero con la excusa de charlar, acuéstate solo con slip a su lado. Trata de motivarlo para que reaccione. Quiero saber si te acepta o te rechaza”.
Le pregunté: “¿si me rechaza?”. El me respondió: “comenzaré a vivir en paz con Norberto”.
Otra vez pregunté: “¿y si me acepta?”. El me respondió: “En ese caso, no habría pasado la prueba de amor que le preparo. No seguiré con él, porque seguir de esa manera sería un infierno para los dos”.
Le dije que no aceptaba: “no me animo hacer eso. El plan es muy audaz”. El se largó a llorar y me dijo que era su esperada oportunidad. Que yo era físicamente hermoso. Que era el personaje ideal para la prueba. Llorando me suplicó y acepte.
Durante la tarde, mientras Norberto estaba ausente porque se encontraba en su trabajo, Flavio y yo limpiamos el departamento, fuimos de compra. Al regresar nos pusimos a cocinar. Luego nos fuimos a duchar. Flavio me prestó una trusa con la que se bañaba en la piscina. Como soy más culón y gambudo que él, su trusa me quedaba insinuante. Me puse el pantalón sobre ella. Me peiné, me perfume. Estábamos muy bonitos.
Al poco tiempo, un ruido de llaves del departamento anunciaba la llegada de Norberto.
Venía feliz, precioso, con una barba de un día, era todo un machote. Percibió que ya estaba preparada la cena, se fue a lavar las manos y regresó diciendo que tenía hambre.
Nos sentamos los tres y Flavio vigilaba atentamente las actitudes de Norberto para conmigo. Yo lo miraba con unos deseos increíbles. Y sin embargo tenía miedo de lo que podría pasar. A lo sumo me sacaría a empujones de allí.
Cenamos una comida hecha propósito, porque era la preferida de Norberto y bebimos un vino que era el predilecto de él. El postre fue helado con whisky. La cena fue tranquila, amable, muy amistosa.
Flavio dijo que esa noche yo me quedaría a dormir allí porque ya era tarde. Norberto no puso obstáculo. Después de conversar un tiempo, Norberto fue a ducharse. Cuando estaba en el baño, Flavio le dijo: “voy a la casa de mi hermana para traer el documento que necesito para mañana ya que ella viaja temprano. Tardaré una hora y media.” Norberto sacó la cabeza del baño y gritó: ¿te vas? Flavio respondió: “ya vuelvo”. Norberto quiso salir del baño para decirle que no se vaya, pero Flavio ya había salido golpeando la puerta.
En toda la casa se hizo un silencio total. A mi no me quedaba sino seguir el plan. Me saqué la ropa y me quedé en la trusa de Flavio, la diminuta ropa me pronunciaba todo el culo y me ceñía la cintura. Prendí el televisor y me recosté boca abajo en la cama de dos plazas pero con la cabeza a los pies y los pies hacia la almohada, fingiendo ver televisión. Mi culo estaba paradito.
Norberto salió del baño y se sorprendió. Iba a recostarse en la cama simple, pero yo le dije que allí dormiría yo, que ya me cruzaría después de ver el video que veía, la película elegida era algo pornográfica. Norberto, se recostó en su cama, a mi lado. Puso la almohada en la espalda para quedar como sentado, y así ver mejor la televisión.
El veía supuestamente la televisión, yo de espalda frente a él, a cada rato me rascaba el pito, o os testículos con el motivo de elevar y mover la cola.
Norberto había tomado mucho vino, pero estaba sobrio. A mi el vino me había despertado la audacia, y le pregunté que si quería le hiciera masajes en los pies ya que los tendría cansados del trabajo. Norberto al principio dijo: ¡No. Gracias! Yo le pregunté cuantas cuadras caminaba, a lo que me respondió unas 20. Entonces le dije: con razón te están saliendo cayos, y le toqué suavemente los cayos…eso él lo permitió. Entonces aproveché y mientras acariciaba los cayos comencé a masajear sus pies, y también parte de sus muslos. El se hacía el distraído pero estaba como obediente, sumiso.
Lo que no sabíamos ninguno de los dos es que Flavio solo había dado un golpe de puerta y después engañándonos se había apostado en el altillo del que se miraba de manera directa, la cama. Escondido en la sombra pero vigilante, Flavio observaba.
Yo seguí masajeando los muslos y no demoré en llegar a la entre piernas. Norberto me dijo que allí no. Le dije entonces que me masajeara las pantorrillas. No tuvo problemas. Yo me eché panza abajo, y él comenzó a fregarme las pantorrillas. Le dije que la trusa de Flavio me ajustaba y me estaba lastimando y entonces sin pedirle permiso me la saqué. Quedé con el culo enorme y parado ante los masajes de Norberto…quién tímidamente primero y mas tranquilo después me masajeó el culo…yo dejé escapar dos gemidos, y le dije ahora te sigo masajeando yo.
Ponte boca arriba, cuando se puso boca arriba, él quería cubrir con sus manos el pene erecto. Le toqué el pene, los testículos y se los lamí…ahora él gemía, y me dice…”basta, por favor”….yo seguía, lamía sus huevos y ya había comenzado a darle una flor de mamada.
Entonces me dice: “está bien…pero puede llegar Flavio”. Le respondí con sinceridad: “va a demorar una hora”. Yo no sabía que Flavio estaba llorando en el cobertizo mientras nos miraba en silencio.
Muy caliente Norberto, me dijo: “hagamos un trato. No digamos nada a nadie menos a Flavio”. Respondí: “acepto”.
Norberto dijo: “entonces hagámoslo bien”. Se sentó, abrió sus piernas, y llevó mi cabeza a su pene para que le diera una alevosa mamada. Lo ordeñé mientras escuchaba todos sus gemidos. Después de un rato. Me dijo: “voy a hacerte feliz como nunca”. Se untó crema en los dedos, pasó su mano hacia mi trasero y comenzó a penetrarme con los dedos. Yo le mordía las tetillas, y se las chupaba y el tipo pegaba grandes gemidos, después me puso como perrito. Me golpeó con chirlito en las nalgas y me decía: “tienes un culito mejor que Flavio” Cuando Flavio escuchó eso se le clavó una espina en el corazón.
Norberto me chupó el culo, me mordisqueó los glúteos haciéndome gemir y clamar de placer, luego posó su glande en mi esfínter, hizo fuerza y me la metió toda adentro. Toda la cabeza, el glande que yo había mamado haciéndoles miles de cosquillas. Ahora el pene estaba enterrado en mi culo, y él me decía. “Ábrete, quiero partirte como un queso. Quiero atravesar todo ese culazo que tenes”.
Yo le gritaba: “ponemela toda adentro papito”. El hizo fuerzas de caderas y la verga fue abriéndose camino, hasta que no pudo más. Sus huevos golpeaban mis blancas nalgas. Como ya no podía entrar mas, porque la tenia adentro, comencé con mi hoyito a jugar que le estrangulaba el pene. El mugía de placer. Comenzó a meter y a sacar, lo hacia con habilidad….yo le pregunté: “¿gozas?”, y él dijo “claro y mucho”…..le pregunté “¿gozas mas conmigo que con Flavio?”...entonces él dijo que no lo nombrara, me dijo que con él gozaba pero conmigo también, y que jamás había taladrado un culo tan redondo como el mío.
Comencé a moverme y eso le trajo un mete y saca que concluyó en un formidable orgasmo, terminó adentro mío todo su semen, y yo masturbándome largaba leche sobre la cama.
En eso se oye un ruido en el cobertizo, y se desprende de allí Flavio, estaba con los ojos húmedos. Nos miraba fijamente, lleno de dolor.
Norberto quiso dar una explicación, y Flavio lo cortó secamente: “no pasaste la prueba”.
Norberto dijo: “vos me obligaste”.
Flavio le gritó: “¿a penetrarle el culo?”.
Flavio dio media vuelta para irse.
Norberto le dijo: “no te vayas, yo te amo a vos”. Y se largó a llorar
Flavio, le señaló un poco de semen que había salpicado sobre mi glúteo y le dijo: “límpialo. A mi no me vas a tocar nunca mas en la vida. No quiero verte de nuevo. Esto se acabó”.
Norberto dijo: “esto no terminará aquí.” Pero Flavio ya había tomado su maleta que tenía preparada como presintiendo esa posibilidad. Cerró la puerta y se fue de verdad.
Quedamos los dos en silencio, nos bañamos por separado. Me dijo que cerrara la puerta cuando saliera, que tratara de no volver mas, él se iba a recuperar a Flavio. Norberto salió corriendo desesperado. Me consolaba que Flavio me lo hubiera pedido, no lo traicionaba. Me excitaba todo lo que había hecho con Norberto, y mientras me iba para siempre de ese departamento, pronosticaba un difícil reencuentro de los novios...

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