jueves, 19 de mayo de 2011

VENDEDOR DE CARAMELOS

Estaba caminando un día por el centro de Lima, estaba algo cansado y decidí sentarme en un parque de tal manera que podía descansar y observar a los muchos chicos que por ahí transitaban. En eso se me acerco un joven, era un vendedor de caramelos, me ofreció lo que vendía a lo que... respondí que no, pero el insistía, fue ahí cuando lo observe: era un chico, que por el calor imperante estaba en short muy pegado a su cuerpo, tenía sus piernas algo gruesas, su rostro era sonriente, tenía una mirada picara.
Entonces me pregunto:
-¿que, no te gusta el caramelo? ¿No te gusta chupar?
-no pude evitar sonreírle y le pregunte: -¿en que sentido me hablas?
-a lo que me respondió: ¿en el sentido que quieras?
-me parecía muy atrevido, pero parece que se había dado cuenta de quien era yo y me insistía: -¿porque no conversamos en otro sitio?
Algo nervioso le dije que si deseaba lo llevaba a mi casa donde no había nadie ya que mi familia estaba de viaje a lo acepto en el acto. Cuando llegamos a mi casa se sentó en el mueble, prendí el televisor y comenzó a mirarme fijamente, fue ahí cuando pude observar que tenia un buen bulto entre las piernas y comenzó a frotárselo como diciéndome que le ayude.
No pude evitarlo y me acerque, lo toque por encima de su short que ya hacia esfuerzo para que lo libere, comencé a suavizar con mis dedos aquella pieza que por la edad del chico, 16 años, pensaba, que era pequeña pero me equivoque.
Cuando la liberé de la truza pude observar la grandeza de aquella cosa, el gemía y sonreía, me pidió que se la chupara, a lo que no me hice de rogar, comencé a pasar mi lengua por aquella bien formada pinga, primero lentamente la cabeza de su pene y luego me la metí toda a mi boca, comencé a chuparla, me di cuenta que le encantaba al muchacho y con su mano me ayudaba a que la chupe mas, me insistía que lo haga mas rápido, mientras el acariciaba mis nalgas que ya deseaba que me le meta.
En un momento me dijo que fuéramos a mi habitación, ahí se desnudo, mi sorpresa fue ver ese hermoso cuerpo de niño grande, era algo lampiño quizás por la edad, pero estaba sabroso, se acerco me beso los labios cosa que yo respondí con frenecí, estuvimos así varios minutos, hasta que me volteo, era un joven que sabia lo que hacia a pesar de su edad, pero lo mas sorprendente era el tamaño de esa hermosa pieza de carne.
Él comenzó a besar mi cuello, luego toda mi espalda hasta llegar a mi huequito que estaba hambriento de su verga, aquí ocurrió algo que nunca me habían hecho, comenzó a pasar su lengua por la entrada de mi ano hasta que se posesiono de el y metió la lengua saboreando mi rojiza entrada, ya no pude mas y grite como nuca lo hice pero de excitación, era increíble que un muchachito así me haga tan feliz, me movía como fiera y le pedía que me la metiera mas y que me penetre con su verga que ya reventaba, a lo que el respondió inmediatamente.
Fue cuando subió un poco y me echo algo de saliva a la entrada de mi orificio y la metió lentamente lo que me causaba un dolor que se convertía poco a poco en placer, me hizo de él, me cachaba bien rico, luego me pidió hacer la pose del perrito y piernas al hombro, yo como nunca goce, era un miembro grueso, carnoso, pero muy delicioso, este chiquillo me hizo ver estrellas, me hizo feliz y no lo puedo olvidar, me comió como dos horas.
Al final nos dimos un gran beso, me dijo que lo aloco mi estrecho culo y que quería que nos volvamos a ver. Cosa que acepte, pero la verdad he ido varias veces al lugar de nuestro encuentro y nunca mas lo vi, quizás porque su familia se lo llevo a provincia o algo así.
Ahí me di cuenta que los adolescentes son mi debilidad, porque empiezan con fogosidad y algunos te dan sorpresas.

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