martes, 22 de noviembre de 2011

FUI CON RICARDO Y TERMINO COJIENDOME UN GUARDIA

Me encontraba en la universidad con mi amigo Jorge, el chico de la fotocopiadora no dejaba de mirarme, me ponía nervioso pero a la vez me excitaba, de hecho aun me excita esa mirada profunda clavada sobre mi cuerpo. Me llamo Renzo y lo que les cuento es verídico y me sucedió cuando tenia 19 años, soy un chico moreno como de uno setenta y dicen que de muy buen ver, ese chico que ahora se, se llama José Luis. L
lamo a mi amigo sin ningún disimulo para preguntarle por mi, le dijo que se me notaba un bulto tremendo y que quería chuparlo que era lo que más deseaba cuando mi amigo me cuenta el resultado de la conversación ya dejo de ser llamativo para mí ya que para ese entonces no sabía lo delicioso que es un culo o que te den una buena mamada, sólo me gustaba chuparme un buena verga, era cien por ciento pasivo, sin embargo mi amigo me convenció de que saliéramos los tres a tomarnos una cervezas por cuenta de José Luis, sin más nada que hacer y ya que teníamos ganas de rumbear acepte la idea y nos fuimos a un bar gay muy conocido en la ciudad.
La noche se tornó aburrida y no había nada interesante entre los asistentes del antro cuando de pronto el hombre, más interesante que haya visto entro por la puerta del bar, era un amigo de José Luis y me lo presento lo cual cambio mi perspectiva de la noche, definitivamente quería ser follado por ese hombre, se llama Ricardo era moreno, alto con unos hermosos ojos café y un bulto a punto de estallar, entre los dos hubo una química tremenda, bailamos hasta más no poder y cuando menos percate nos estábamos besando sentía sus manos pasearse por todo mi cuerpo, cada segundo sentía que mi ojete se habría mas y mas, como si cobrara vida propia pedía a gritos una pija, al darse cuenta de la situación José Luis y Jorge decidieron dejarnos solos, entre canción y canción la tensión sexual aumentaba aunque tuvimos tiempo de contarnos un poco sobre nuestras vidas me dijo que vivía solo y para mi sorpresa muy cerca de mi casa.
Le dije que esperamos vamos a tu casa y descarguemos todo este deseo quiero tragar tu leche caliente, le dije a lo cual sonrió, partimos rumbo a su casa llenos de deseo y pasión lo que no contábamos era que nuestro deseo iba ser interrumpido por la visita sorpresa de la madre de mi amado, bueno de mi objeto de deseo, lo cual corto nuestros planes y tuvo que quedar para otro día, nos despedimos.
Me dirigía a mi casa cuando lo menos pensado ocurrió, un guardia de seguridad de un edificio cercano se me acerco a pedirme un cigarrillo, me disponía a decirle que no fumaba cuando algo impactante se llevo mi atención, el tipo tenía la pija parada y se lo sobaba con mucha insistencia, otra vez me puse a millón y me abalance sobre su paquete sino es porque me detiene se lo mamo allí mismo, estaba muy cachondo y ya no podía mas, lo mire fijamente, creyendo que me había detenido porque no lo deseara pero con una sonrisa me dirigió a un lugar más privado, me pregunto mi nombre y le dije que quería acción que se lo sacara que lo iba a hacer delirar de placer siguió sonriendo y al fin se lo saco. Comencé a chupar con tanta fuerza que no tardo en venirse y toda esa leche guardada, inundo mi garganta que pedía más, con un beso en la boca trato de calmar mi ansiedad, comenzó a chupar mis tetillas y lentamente me fue quitando los pantalones y me pregunto si quería que me la metiera, por supuesto que mi respuesta fue sí.
Una sensación extraordinaria inundo mi ser cuando sentí su lengua pasearse por mi ojete al principio muy suave y luego con tal intensidad que ni la verga mas grande me había hecho gemir de esa manera, saco su lengua y me metió un dedo, luego dos y cuando percate tenía cuatro dedos follandome. La sensación era indescriptible, le dije que quería que me la metiera y saco sus dedos se puso detrás de mí y me la metió de un solo golpe, no sentí ni un poco de dolor, era puro placer, no me cambiaba por nadie.
La impresión que Ricardo dejo en mi había sido borrada en menos que canta un gallo por mi hermoso guardia, con un gran gemido inundo mi ser con toda su leche, nos quedamos así un rato hasta que me la saco me miro fijamente y sin mediar palabra se lanzo sobre mi polla que nunca había sido tocada por otro hombre cuando se lo dije se excito mas y me la chupaba muy fuerte, la sensación era deliciosa como ninguna. Otra vez me corrí con un gesto de alegría en mi rostro que tardaría mucho tiempo en quitarse. Con un gran beso nos despedimos e intercambiamos nuestros teléfonos.
Me acompaño a esperar un taxi y quedamos en que me llamaría para encontrarnos y tener otro momento de gran pasión.

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