miércoles, 11 de enero de 2012

MEDICO PARTICULAR

Hola soy Pedro. Os voy a contar lo que me pasó hace quince días. Estaba yo con un conocido tomando una cerveza cuando entró un hombre de unos 50 años alto, delgado, bien parecido, muy elegante. Saludó a mi acompañante y pidió un café. Se puso en la barra a nuestro lado y pude verle más de cerca. Vestía traje gris marengo, estaba moreno, su pelo encanecía y llevaba colonia Paco Rabanne. Se tomó el café, pagó y se fue despidiéndose de mi amigo y dirigiéndome una mirada mientras sonreía en forma de adiós.
Mi conocido me dijo. Ten cuidado con ese pájaro en cuanto pueda te intentará tocar el culo. Le pregunté quien era y me dijo que era médico, que tenía la consulta en el portal de enfrente de la cafetería y que era muy bueno en su trabajo y muy apreciado por sus pacientes y la gente del barrio.
Nos despedimos y nos fuimos cada uno por su lado pero yo me fui al portal a enterarme de quien era ese médico. Recavados los datos me fui a casa con una idea en la cabeza. Al día siguiente volví a la misma cafetería y a la misma hora. Al rato entró por la puerta y se quedó mirándome un instante pero no dijo nada. Cuando se fue yo fui detrás, se metió en el portal y se dirigió al ascensor, me metí con él le di las buenas tardes y di al botón del séptimo donde sabía tenía la consulta.
Yo también voy al séptimo. Dijo amablemente. Llevaba una carpeta con papeles bajo el brazo derecho que en el preciso instante dejó caer al suelo yo me incliné para recogerlos y sentí como me acariciaba el culo. Yo seguí recogiendo los papeles sin inmutarme y él seguía palpándome el trasero pero ahora con las dos manos y apretándomelo, he de decir que estoy muy orgulloso de mi culo y a los tíos les encanta.
Tenga creo que están desordenados. Le dije. No importa, ya los ordenaré. Me contestó. Entonces puse una mueca de dolor como si me hubiera dolido al agacharme.
¿Le duele la espalda? Si ultimamente me da algo la lata.
¿Por qué no pasa por mi consulta? Estaré encantado de atenderle terminaré sobre los ocho si quiere ya sabe donde me tiene. En esos momentos el ascensor paró y yo me dirigí a una consultoría que sabía que estaba en el mismo piso.
Muchas gracias. Le dije. Adiós.
A las ocho estaba llamando a la puerta. Salió a abrir la enfermera que me preguntó quien era le di mi nombre y le conté lo que me había dicho el doctor, del que no voy a dar el nombre porque es absolutamente real. Me senté en la sala de espera y la enfermera me dijo que esperara que estaba con el último paciente. La enfermera se fue y regresó sin la bata con el bolso y se despidió. Al rato se oyeron ruidos, se abrió la puerta y salió el último paciente; una señora y su marido, el doctor les acompañó a la puerta y les despidió.
Bien, veo que está usted aquí, pase por favor, pase...Siéntese. Dígame, ¿cuando le empezaron los dolores de espalda? No me acuerdo, no hace mucho. Ya, ¿y se producen cuando hace algún esfuerzo? No se, creo que si. Bueno quítese la ropa y túmbese en la camilla. ¿Me desnudo completamente? Si, por supuesto hay que hacer una exploración a conciencia. Me desnudé delante de él despacio y de forma un tanto insinuante y me tumbé. Me empezó a tocar la espalda y el culo a continuación.
Me separaba los muslos me tocaba el ano, estaba encantado con mi culo. Al rato me dijo que me diera la vuelta y cuando me la dí me vio la polla completamente tiesa. ¿Cuando dice que le molesta más a menudo? Me volvió a preguntar. -Cuando me penetran, es cuando me molesta un poco más, le dije sin cortarme, estaba en pelotas y con una erección de la leche.
Bien, de pie, apoyese en la camilla y abrase de piernas. Lo hice y al momento note como me llenaba el culo de lubricante. Le vi el pantalón y se le notaba la polla enorme, un bulto impresionante. Delante de mi se bajó los pantalones y los calzoncillos y me dijo. Hay que reproducir la situación exacta. Muy bien doctor. Se puso un condón en su polla que tenía no menos de veinte centímetros y se colocó tras de mi.
Te voy a penetrar y cuando te duela la espalda me lo dices. Empezó a  meterme los dedos y ya vio que aquello se dilataba enseguida, cogió su polla y me la acercó al ano, empezó a empujar poco a poco -¿Así es como le penetran? ¿Le duele? No, no, siga. Me la metió toda y empezó a bombear. Tiene usted un buen culo. Siga por favor, siga. ¡Qué gusto! Tenía el culo completamente abierto y un pollón follándome.
Al rato, paró y me dijo. Métase esto en la boca y veremos como responde la espalda a esto. Se quito el condón y me puso de rodillas. Le cogí la polla y me la metí en la boca. Se la empecé a mamar. Fue una mamada lenta y profunda entreteniéndome en el capullo, el frenillo y sin dejar de chuparle los huevos, sin dejarle un milímetro de su gran polla por comer.
Túmbese ahora boca arriba en la camilla... y así hice, se puso otra goma y me la volvió a meter. Al rato yo tenía la polla a reventar mientras notaba su rabo dentro ya no podía más y le dije. Me corro y me corrí con su pollón en el culo al momento noté como su cuerpo se tensaba y convulsionaba corriendose de manera espectacular, me sacó la polla y el condón estaba lleno de leche. Doctor ¿ya sabe lo que me pasa?
Lo único que le pasa es que es usted el maricón más grande que he conocido, no he visto a nadie tomar por culo como usted, ni mamar una polla de la manera que lo ha hecho. Venga cuando quiera, estaré encantado de hacerle otro tratamiento.

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